—Venga hijo esto no se moverá solo—dijo mi abuelo tratando de cargar los sacos de arroz del almacén.
—Ya voy abuelo—no me di cuenta del trance en el que estaba, mientras mi abuelo buscaba la mercancía yo simplemente me quede mirando los alrededores cuando mi mirada cae en una chica joven más o menos de mi edad, con el pelo rojo fuego, los ojos azules y una sonrisa traviesa, me quedé mirándola como un tonto hasta que ella nota mi presencia, me dedica una sonrisa cálida y yo gustoso se la devuelvo.
Después de salir de mis pensamientos ayude a llevar los sacos de arroz a la cocina, la casa del terrateniente era sin duda el castillo más grande de la región, abundantes tierras de cultivo, una familia unida, lo tiene todo.
Los pasillos se hacen inmensos sobretodo porque llevo mucho peso en las manos—estos sacos pesan demasiado—al fin la cocina, puse los sacos en el suelo pegados a la pared, la cocinera lleva su uniforme que consiste en un kimono solo que un poco diferente en el diseño, las mangas son un poco más cortas. Ella se voltea y me ve, intercambiamos sonrisas y ella sale de la cocina dejándome solo, pierdo el tiempo, me doy media vuelta para salir pero me quedo paralizado.
La misma chica que me quedé viendo en los almacenes entró a la cocina riendo y dando pequeños saltos, al parecer viene cantando la canción de Kagome Kagome.
—Kagome Kagome, el pájaro se encuentra la jau—para de cantar en cuanto me ve y yo me quedo perdido en esos ojos azules—Ho..hola—sus mejillas se tornan rojas, tal ves le da algo de pena que la escuchen cantar, aunque lo hace excelente
—Hola, nunca te había visto por aquí ¿eres nueva trabajadora?—se echa a reír,¿es que dije algo gracioso?
—Perdón, no, no soy trabajadora ni empleada—suspira calmando la risa—soy la hija del terrateniente me llamo Elizabeth—No lo puedo creer, siendo sincero se merece ser la hija del terrateniente, es hermosa y muy amable
—Oh per...perdón no sabia que eras la hija del terrateniente—me inclino ante ella pero me detiene
—No, no por favor ponte de pie—al parecer no es muy formal
La mire a los ojos—Me llamó Eric Samúra
—¿Samúra? ¿Como el abuelo Hugo?
Valla así que ella también lo llama abuelo, es imposible no soltar una carcajada—Pues si es mi abuelo
—Valla no sabia que tenía un nieto
—Vivía hasta hace poco con mi madre
—Oh la señora Midori, ¿como esta ella?—oír hablar de mi madre hace que mi pecho duela.
—Ella falleció hace tiempo por una enfermedad—su sonrisa fue reemplazada por tristeza
—Lo siento no sabia, el abuelo no me dijo nada
Es normal, mi abuelo la pasó muy mal, perdió a su única hija y el pensamiento de que no pudo hacer nada lo ha estado destruyendo por dentro a lo largo de los años—El nunca hablaba de eso con nadie
—Entiendo—baja la mirada por unos segundos pero después suspira y me vuelve a mirar con esos ojos que hacen que me pierda—Bueno espero verte de nuevo
—S..si yo también—¿Por qué diablos tartamudeo?
—Nos vemos
—Hasta pronto
La acompañe hasta la puerta de la cocina y vi como se alejaba por los pasillos aguantandome las ganas de ir tras ella.
Me quede unos minutos mirando ese pasillo vacío y como siempre mi abuelo me saca de mi trance—Te estoy llamando—me pega con su bastón en la cabeza
—Au abuelo eso duele—me gire
—Deja de mirar a la hija del terrateniente, nos buscaremos un problema, anda vamos
—Esta bien
Es verdad, el terrateniente es muy amable pero si se trata de su hija su humor ya no es el tipo amable, es un padre protector que es capaz de matar por su hija.
Llegue a casa exhausto, esos sacos pesan demasiado, descanso unos minutos y luego salgo de mi pequeña choza, hora de ir de pesca.
El lago donde suelo pescar esta como siempre de tranquilo, me senté en una de las piedras a esperar a que alguno piqué, mientras esperaba me puse a pensar en Elizabeth,¿tendrá novio o pretendiente?, aunque se que ella nunca se fijará en alguien como yo. Salgo de mis pensamientos y me pongo en pie para revisar la caña, los arbustos se están moviendo.
Rápidamente cojo mi arco y las flechas y apunto a los arbustos—¿Quien anda ahí?
Sale de los arbustos, es ella, Elizabeth, ve que le estoy apuntando y pone una cara de terror—¡No...no dispares!
—Casi me matas del susto—vuelvo a poner el arco y las flechas en el suelo
—Se puede saber ¿que haces fuera del castillo? Por lo que se a tu padre no le gusta que salgas por los bandidos que habitan el bosque—pongo mis manos en la sintura y ella me mira con una cara de niña traviesa.
—Me escape, ese castillo me asfixia—me detengo a ver su ropa, lleva un traje de ¿Sacerdotisa?
—Anja ¿Por qué llevas un traje de sacerdotisa?—Ella mira de nuevo su ropa y levanta la mirada para empezar a hablar
—Es que así me mezclo con las sacerdotisas del pueblo y no me descubren—valla es más traviesa de lo que pensé, tiene agallas, me imagino como se pondrá el terrateniente si descubre que se escapó
Me puse la mano en la cara—Estas loca, aquí afuera es muy peligroso ¿Que hacías si te encontrabas con un bandido?
—Tengo esto—me enseño las bombas de humo que tiene escondidas en la manga del traje
—No sabía que eras una ninja—cruce los brazos divertido, ella es más interesante de lo que pensé
—No lo soy pero si se como distraer para escapar y estás bombas de humo ayudan mucho—guardo las bombas en su manga.
—Bueno y ¿que te trae a este lago?
—Bueno me dijeron que había un lago muy bonito así que vine a verlo
—¿Quien te lo dijo ?
—Uno de los mercaderes, le pregunte si había algún lago o río por aquí y me enseño este—Si fuera su padre ya la abría amarrado a una silla para que no se escapara.
—¿Me enseñas a pescar?—camina hacia mi, yo devuelvo la mirada a la caña de pescar debatiéndome entre enseñarle o no
—No se si debería
—Por favor—Hay no, me puso ojos de cachorro, ¿ahora que hago? Si me mira así no me puedo resistir, ayúdame kamisama (dios)