Eric :
Sentí sus manos rodeando mi espalda y mi camisa lentamente mojandose por sus lágrimas, es la primera vez que la veo llorar y es la cosa que menos me gusta en este mundo, ver a una mujer llorar es un infierno.
-No llores, sabíamos que su instinto crecería con el tiempo, ya no era aquella cachorra que sacaste de aquel hueco.
-Lo se pero no puedo evitarlo, la apuñale sin pararme a pensar si tenía crías a las que alimentar o no.
-Eso no es tu culpa, los lobos son criaturas salvajes y si no lo hubieras echo tal vez los dos ahora estaríamos muertos-No dice nada, solo sigue llorando mientras yo le acarició la cabeza, Elizabeth había criado a esa loba con el amor de una madre.
-Será mejor que vallas para el castillo, ya es casi de noche y tienes que atravesar el bosque, yo te acompañaré
-Esta bien-se separa de mi y seca sus lágrimas.
Atravesamos el bosque y la deje en la puerta del castillo, ella me dio un beso en la mejilla lo cual me dejó en las nubes, la ayude a subir el muro y después me fui antes de que se me hiciera más tarde. Atravesar el bosque no es tarea fácil, hay que estar atento a todo tipo de ruidos, sino puedes acabar siendo comida para los lobos o abono para las plantas, los cuervos tampoco ayudan mucho, haciendo esos sonidos que hacen que se te erice la piel del miedo.
Llegue a la choza y el abuelo estaba durmiendo en su cama, me senté afuera recostado en la pared de madera, es mi turno de guardia así que me pongo a mirar el cielo como cada noche, este cielo pintado con estrellas no se ve en todos lados, por eso es tan especial. Siento como los párpados me pesan, tomo un pequeño jarrón con agua y me lavo la cara para que con cada gota se valla el sueño y la tristeza, poco a poco el sueño va desapareciendo pero la tristeza de ver a Elizabeth llorar no se va.
Aprovecho que mi abuelo ya se ha despertado y atravieso el bosque para ir a la aldea,¿para que? Bueno, quiero regalarle un gato a Elizabeth, quiero levantarle el ánimo. Llegue y vi a los mercaderes preparándose para salir así que me apresuré, tal vez puedan llevarme al castillo y me ahorro una caminata por el bosque, después de caminar frente a unas casas encontré lo que buscaba, un gato pequeño de color blanco y con una mancha negra en el ojo derecho, no lo voy a robar, ya hable con los aldeanos y ellos accedieron a regalárselo a Elizabeth, dijeron que es mejor que este con ella que es muy buena cuidando animales, que estar viéndolo en la calle muriéndose de hambre. Lo acomode en mis brazos y me subí a una de las carretas de los mercaderes, sin duda es más rápido en carreta que a pie. Me pasé el camino mirando los alrededores, cuando la carreta se detuvo supe que habíamos llegado. Me baje inmediatamente y entre al castillo, Elizabeth estaba sentada en el jardín mirando el cielo perdida en sus pensamientos, me acerque sigiloso y puse el gato en sus piernas, ella rápidamente lo mira y su adoración se hace notar en pocos segundos, ama los animales de una forma única.
-Pensaba que lo del gato era una broma-me miró a los ojos, tiene una mirada triste y sus ojos quieren echarse a llorar sin importar la gente que esté al rededor pero por alguna razón se contienen.
-Pues no, ese gato necesita alguien como tú, con un amor inmenso para regalarle
-Gracias, es hermoso-lo levanta y lo pone su cabeza en su frente, el gato ronronea.
-¿Quieres que le demos un baño?
-Vale, ven-nos pusimos de pie y empezamos a caminar por aquellos pasillos con piso de madera.
-¡Hija!-la voz del terrateniente nos hizo detenernos
-¿Que pasa papá?
-Oh Eric, que bueno que estás aquí
-A sus órdenes señor-incline la cabeza en forma de respeto, el terrateniente y yo nos llevamos muy bien desde que empecé a trabajar
-¿Ya está todo listo papá?-¿todo listo?¿listo para que?
-Si-su mirada cae sobre mi-Eric, tu y tu abuelo vivirán aquí a partir de ahora.
-¿Que?-estoy sorprendido-No, no puedo aceptar eso
-Por favor-habla Elizabeth y yo dirijo mi mirada hacia ella-acéptalo como agradecimiento por el gato y por todo lo demás-ese "demas" es por ayudarla a escapar varias veces.
-¿Y mi abuelo ya lo sabe?
-Si, y dijo que esta totalmente de acuerdo, siempre y cuando tú también lo estés.
-Bueno, siendo así
-Genial-Ella está más emocionada que yo mismo-Ven te enseñaré tu habitación-caminamos por los pasillos y llegamos a una enorme habitación.
-¿Esta es la mía y la de mi abuelo?
-No, solo la tuya, el abuelo dormirá en otra habitación.
-Oh vale
-Bueno, vamos a bañar al gato y luego te ayudo a traer tus cosas para que te instales inmediatamente.
-¿No crees que es una habitación muy grande solo para mi?
-Deja de decir eso, solo disfruta de ella, vamos
-Lo que usted diga su majestad
En el jardín hay un pequeño lago, llevamos un cubo y una manta para secarlo cuando ya esté bañado, Elizabeth lo baña cuidadosamente y procura que no tenga suciedad en ningún lado, por último le echa el agua y lo seca con la manta, es gracioso, el gato que estaba con los pelos mojados, ahora era una pequeña bolita de pelos.
Lo pusimos dentro de la habitación de Elizabeth y por primera vez, ella salió sin el traje de sacerdotisa o la capucha, ya que no era necesario que se escapara. No necesitábamos más personas para traer mis cosas, no había mucho que traer, solo mis flechas, el arco, un poco de ropa y unos adornos de piedra. Mientras caminaba le eche un último vistazo a aquella choza en la que viví con mi abuelo por 5 años, ahora le servirá de refugio a algún animal que lo necesite, me detuve frente a la puerta, Elizabeth noto que deje de caminar y cuando sigue mi vista ve lo mismo que yo, un carruaje del cual baja un chico.
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