Elizabeth
Sigo la mirada de Eric y veo un carruaje con hermosos diseños en la madera, las puertas se abren dando paso a Elías, el hijo del terrateniente de la zona este. Ese chico ha estado enamorado de mi desde hace 7 años atrás, obviamente yo no sentía lo mismo, pero al parecer eso no le ha quedado claro, veo a Eric mirarlo curioso, el no sabe lo que yo siento por el así que tal vez entienda mal esta situación.
—Oh, señorita Elizabeth sigue usted igual de hermosa—me tomo una mano y con la otra aguante como pude las cosas de Eric, beso mi mano pero la aparte
—Buenas tardes, ¿Que haces aquí?
—Vengo con mi padre, nos quedaremos unos días, tienen asuntos que arreglar y quise venir a verte.
—Elías, ya te dije que me dejaras en paz
—No puedo Eli, el amor no se ignora
—Deja de llamarme Eli y te informo que ya me gusta alguien más así que déjame en paz—Eric esta atento mirando como lo rechazo, pobre, pensara que lo e olvidado
—Vamos Eric—me lo llevo del brazo hasta que llegamos a su habitación y lo ayudo a acomodar sus cosas.
—Elizabeth
—Dime
—¿Quien era el?
—Es el hijo de un amigo de mi padre
—Oh, pensaba que era tu pretendiente o algo así
—Bueno, digamos que lo es, pero yo lo rechace y el no lo entiende que amo a alguien más.
—Ok y se puede saber ¿a quien amas?—Si Eric se entera de lo que siento por el tal vez deje me deje de hablar, no le respondo, solo me quedo callada, no quiero poner en riesgo nuestra amistad
Acabe de acomodar las cosas y salí de su habitación dejándolo ahí solo, escojo el kimono y me voy al baño para meterme en la bañera y quedarme ahí unos minutos con los ojos cerrados. No sé cuanto tiempo e estado así pero ha sido mucho, oigo la puerta abrirse y tras ella, entra Eric, solamente trae una toalla en la sintura, siento que mi cara va a explotar cuando sus ojos se encuentran con los míos.
Eric
Verla en la bañera hizo que mi corazón dejara de latir por unos minutos, su cara está más roja que el color de su pelo, rápidamente doy media vuelta.
—Pe....perdón, no sabía que estaba ocupado
—N...no soy yo la que tiene que pedir disculpas
—Lo siento de verdad, esperaré afuera
Cerré la puerta y me recoste en ella, si mi abuelo se entera de esto o el terrateniente creo que será mi último día de vida, la veo salir con un hermosos kimono color morado con detalles en color negro, su cara sigue roja y yo solo le doy una mirada de "perdón" esto me va a costar caro si mi abuelo se entera. Me adentre en la bañera y deje que la tranquilidad me invadiera. No me quede mucho tiempo después de lo que pasó con Elizabeth, no quiero más problemas. Iba saliendo y me encuentro con ese tal Elías, no lo mire solo seguí mi camino. Pase frente a la habitación de Elizabeth y la escuche murmurando una canción, supongo que para el gato que le regale, aún no le ha puesto nombre, me aparte de su habitación y camine hacia la mía, deje las puertas abiertas para que un poco de brisa entrar de esta al igual que de la ventana, veo al pequeño gato entrar, valla al parecer su dueña le ha pegado su magnífico don para escaparse.
—¿Que haces aquí pequeño?—lo tomo en brazos, es pequeño y cabe en la palma de mi mano, salgo de esas cuatro paredes para devolver al chiquitín que llevo en las manos, toco la puerta y escucho una voz desde dentro decir "pase".
—Elizabeth.
—Pasa Eric—entro y la veo sentada en la cama con un vestido ligero como pijama.
—Mira quien se escapó—le enseño al gato que está lamiendo mi mano y a la ves haciendo ronroneos.
—Oh, lo siento, ven aquí—lo toma en brazos con mucha delicadez como si se tratará de la joya más frágil de la región.
—¿No has decidido el nombre?
—Si, su nombre es Shiro.
—¿Blanco?
—Así es—Deja al gatito en el suelo y el feliz se esconde debajo de la cama donde tiene una manta para dormir.
—Gracias por traerlo
—No hay de que—suspiro—Bueno me voy
—Vale, nos vemos mañana
—Si, adiós
Cerré las enormes puertas y rápidamente volví a mi habitación, me tumbé en la cama como si fuera la rama caída de un árbol, me quede dormido en tan solo segundos, paz, tranquilidad, es lo único que puedo sentir ahora, vivo junto a la chica que me enamoró desde el primer momento y aunque no esté muy de acuerdo en vivir con el señor, es un honor poder vivir a su lado, las almohadas me absorben y las sábanas me brindaban el calor que no tuve desde hace años, el castillo está totalmente callado, los guardias están vigilando y tratando de no quedarse dormidos, de los 20 guardias que hay en el castillo solo 8 son mis amigos, los demás no los había visto lo suficiente para entablar una amistad, por ahora todo es paz y días felices, veremos cuanto nos dura. Extrañare a esa niña traviesa que se escapaba de su castillo y me miraba con la cara de una niña cuando había echo algo malo, extrañare ver su traje de sacerdotisa, oírla bromear sobre cualquier cosa, quedarme mirándola como un bobo por horas y horas hasta que ella se dé media vuelta y desaparezca de mi campo de visión, aquel abrazo que me dio cuando se sintió culpable de lo que le pasó a Eribeth, en fin, extrañare cada segundo que pasábamos, ahora pasaremos más, pero no serán lo mismo, me pregunto si ella extrañará todo eso como mismo lo hago yo, si piensa en mi como mismo yo pienso en ella, si tal vez.....ella me ame como yo a ella.
