1 mes después*
Elizabeth
Me levanto desanimada, Eribeth ha crecido y se ha vuelto violenta, en las noches de luna llena me costaba trabajo esconderla porque empezaba a arañar las puertas del armario queriendo salir, me mordía las manos dejándome marcas, gracias a dios mis kimonos son con mangas largas, aunque los vestidos no me ayudan mucho, en las cenas que mi padre organizo con terratenientes de otras tierras, cubrir las marcas de mordidas eran todo un reto. Eric se dio cuenta de las marcas a pesar de llevar el traje de sacerdotisa, dijo que la mejor opción era dejar a Eribeth libre, ya no era una pequeña loba, hoy nos reuniríamos para dejarla ir.
Salí del castillo, pero esta vez con una capa negra con capucha ancha la cual cubre completamente mi rostro. Sacar a Eribeth del castillo no fue fácil debido a su peso y tamaño, pero lo logre, no se como, pero lo logre. Llegue a la casa de Eric y el me estaba esperando mientras hacía dibujos en la tierra con una pequeña rama.
—Bueno, creo que me tarde un poco más de lo normal—levanta su mirada y me ve, aparta la mirada de mi para dirigirla hacia la que alguna vez fue la cachorra más linda y tranquila, ahora era una loba salvaje y había que tener cuidado.
—No te preocupes, cargar con Eribeth con ese tamaño y carácter no es tarea fácil
—Vamos
Nos adentramos en el bosque y nos acercamos a una pequeña manada de lobos, mire a Eribeth quien esta inquieta, desesperada por soltarse de su cadena, con cuidado de que no me mordida le desbroche la cadena y se alejo de nosotros a toda velocidad y se mezclo entre los demás. Eric me agarró del brazo y empezamos a correr en dirección opuesta para que ninguno de los lobos captará nuestro olor. Paramos frente a la casa de Eric y me detuve unos segundos para recuperar el aire, ya estaba un poco más calmada así que decido hablar.
—Eric ¿me puedes acompañar a la aldea?
—¿Para que quieres ir?
—Es que unas amigas van a jugar Kagome Kagome y me invitaron
—¿Te gusta mucho ese juego e?
—Si, se que es para niños pero es divertido y entretenido
—Vale vamos
En la aldea*
Llegamos a la aldea junto con los mercaderes que viven en la misma, mis amigas estaban debajo del gran árbol de Sakura, todavía no tiene esas hermosas flores rosas que hacen que esta aldea se vea aún mejor, las personas que viven aquí se han ocupado de mantener este lugar muy bien cuidado, el árbol florece todos los años sana y hermosamente, los cultivos están excelentemente logrados, y las personas son las más amable de la región.
—¡Elizabeth!—Alicia se pone de pie, tiene el pelo negro muy muy largo, los ojos color miel. Las demás voltean a verme mientras Alicia me abraza.
—Hola amiga—Kaede, chica rubia de ojos igual de rojos que la misma sangre.
—Que bueno que viniste—en total hay 10 chicas, 4 son mis amigas y las demás son amigas o conocidas de ellas.
—Eric mira ellas son mis amigas—le señale una por una—ella es Alicia—ella lo saluda con la mano—ella es Kaede y ellas son Yuki—le señale la chica de pelo rojo corto con ojos azules—y Valentina—Valentina es de pelo negro puro y ojos verdes.
—Un gusto en conocerlas—hace una reverencia y vuelve a dirigir su mirada al cerezo.
—Vamos a jugar antes de que anochezca
—Vale
Hicimos un círculo entre nosotras y Yuki se puso en el medio, empezamos a dar vueltas y cantar la canción de Kagome Kagome, vueltas y vueltas al rededor de Yuki hasta que tenemos que detenernos para que ella intente adivinar quien esta detrás de ella.
—Mm.....Jazmín—Ups lo siento Yuki, pero era yo.
—No, fallaste—Yuki miró detrás de ella para ver quien estaba, vio que era yo y solo se limitó a volver a taparse los ojos
Eric
Ver a Elizabeth disfrutar el día con sus amigas me recuerda cuando se escapó del castillo para ir al lago por primera vez. No le preste mucha atención a sus amigas, la verdad, soy malo recordando cosas. Pasaron 5 rondas y cada vez que era el turno de Elizabeth, ella adivinaba a la primera quien estaba detrás suyo, este es un juego para niños pero para Elizabeth los juegos de niños son también para mayores. Veo que sale del círculo para acercarse a mi y extender la palma de su mano en mi dirección.
—Ven a jugar con nosotras Eric—me quedo como un bobo mirando su sonrisa, tengo que dejar de mirarla por tanto tiempo o me golpeara, como hizo aquel día que me quedé viéndola cuando acariciaba a Eribeth.
—No, yo no se bien como jugar—excusas y excusas, es verdad que no se bien como jugar pero estoy seguro que Elizabeth no me dejará en paz solo por eso.
—Ven nosotras te enseñamos—le di la mano y nos fuimos con las demás, me explicaron paso por paso e incluso la letra de la canción.
—¿Quien está detrás de ti?—pregunto una chica aunque no me se el nombre, estoy con los ojos tapados y me pongo a pensar.
—Kaede—oí aplausos así que debí acertar
—Felicidades has acertado
—Eres bueno en el juego
—Gracias—me puse al lado de Elizabeth y ella me susurro.
—¿No sabías jugar e?
—Es verdad, no sabía jugar bien pero—me acerque a su odio—aprendí de la mejor—ella se sonroja.
—Sigamos—dijo Alicia
—Vale
Jugamos hasta que cayó el atardecer, nos despedimos de las demás chicas y nos apresuramos para atravesar el bosque. Pase frente a unos arbustos, pero como iba entretenido mirando a Elizabeth, un lobo salió de los arbustos, para cuando me quise dar cuenta ya lo tenía mordiendome el hombro.
—¡Eric!—la vi darse vuelta y después dirigí mi mirada al animal, espera, pero si es.......Eribeth.
Elizabeth
Ahí está, mordiendo a Eric, me trago los sentimientos y saco una daga que tengo escondida en una de las mangas, sin pensarlo la apuñaló en el lomo haciéndola soltar a Eric. La veo retorcerce del dolor hasta que deja de moverse, quien una vez fue la cachorra de lobo más linda, ahora estaba muerta, no pensé en nada, si tenía crías o no, solo quería ayudar a Eric.
—Elizabeth—Sentí su mano en mi hombro pero no aparte la mirada—Hay que irnos o vendrán más—lo escucho pero no le miro a la cara, solo observo a mi Eribeth muerta en el suelo.
—¡Elizabeth!
—Esta bien vamos—mi voz a penas se escucha.
—Vamos—me coge de la mano y corre conmigo detrás, prácticamente arrastrándome.
Llegamos a la casa—¿Estas bien?—Eric me pregunta después de recuperar el aliento. Ya no aguanto más y me lanzó a sus brazos a llorar.
