IV. Despierta

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⚠️⚠️ Advertencia ⚠️ ⚠️

Este capítulo contiene escenas y temas que pueden ser perturbadores para algunos lectores.

Entre ellos se incluyen:
-Contenido +18
-Autolesiones
-Consumo de alcohol
-Abuso sexual
-Maltrato
-Muerte

Se recomienda discreción. Si alguno de estos temas te resulta sensible, por favor, considera tu bienestar antes de continuar la lectura.

⚠️⚠️⚠️⚠️⚠️⚠️

Por la tarde, Minho regresó a casa después de comer en la casa de Chan y pasar tiempo con él

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Por la tarde, Minho regresó a casa después de comer en la casa de Chan y pasar tiempo con él. Se alegró de que su padre aún no había llegado, así que corrió a encerrarse en su habitación.

Guardó el número de Chan y le prometió avisarle cuando estuviera en casa, y eso fue lo que hizo.

Número desconocido
➡️Ya estoy en casa, gracias por la comida.✔️✔️

Chan✨
➡️Qué bueno que llegaste bien, no tienes que agradecer✔️✔️
➡️Mi mamá me llamó para que fuera a hacer las compras, así que nos vemos mañana, no huyas de mí.✔️✔️

Después de leer el mensaje, bloqueó su teléfono y se sentó en su escritorio. Tenía muchas tareas y actividades que poner al día.

Pasó horas escuchando música mientras completaba todo lo pendiente, sin darse cuenta de que el tiempo pasaba rápidamente. Cuando miró el reloj en la pared, se dio cuenta de que ya era tarde y empezó a ponerse nervioso.

 Cuando miró el reloj en la pared, se dio cuenta de que ya era tarde y empezó a ponerse nervioso

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Era cerca de las once de la noche y él ya estaba acostado en su cama, viendo videos en YouTube. De repente, se fijó en el sonido de la puerta principal, abriéndose seguido por los pasos que subían las escaleras.

Rápidamente, bloqueó su teléfono y cerró los ojos, haciéndose el dormido. La puerta de su habitación se abrió y, de inmediato, sintió un peso que se sentaba en su cama.

—Despierta... — Minho ignoró aquella voz familiar, rogando al cielo que se fuera. Sin embargo, sintió una áspera mano que se metía bajo su sábana y se acercaba peligrosamente al borde del pantalón de su pijama. —Me harás enojar...

El joven se movió entre las sábanas y abrió los ojos con miedo. —N-no... Estoy despierto.

La mano que se deslizaba bajo la sábana se detuvo por un momento y luego se aferró a su pierna. Minho contuvo el aliento, sintiendo su corazón martillar en su pecho mientras trataba de mantener la calma.

—¿Realmente crees que puedes engañarme? — La voz susurrante y amenazante lo envolvió, provocando escalofríos en su espalda. —Vine durante la tarde... ¿Dónde estabas? — Su voz se volvió más profunda y se levantó de la cama, mirando fijamente al chico.

—Me quedé en la escuela... Teníamos un trabajo en equipo.

— ¿Cuántas veces te he dicho que cada vez que vengo tienes que estar aquí? — El hombre comenzó a quitarse el cinturón sin apartar la mirada del menor.

Minho se alertó rápidamente y se levantó de la cama casi de un salto. —¡Lo siento! No volverá a ocurrir, por favor, no me pegues... —Pidió con lágrimas llenando sus ojos.

—¿Quieres llorar? Pues te daré una razón para que lo hagas. —El hombre agarró con fuerza del cabello al chico y lo arrojó al suelo sin cuidado alguno, ignorando por completo sus lágrimas y el temblor de su cuerpo por el miedo.

De repente, un fuerte golpe impactó en el costado de Minho, provocándole un fuerte grito de dolor. —¡Deja de llorar! Debes aprender a obedecerme... y tú solo entiendes así. —continuó golpeando una y otra vez el ya adolorido cuerpo del chico.

Y así continuó siendo golpeado hasta que perdió la cuenta de cuántos golpes había recibido.

Por un instante pensó que eso sería todo cuando sintió el peso del hombre alejándose de su frágil y delgado cuerpo, por lo que, con temor, abrió sus ojos y vio cómo el hombre solo se alejó para desabrochar su pantalón.

—¡Por favor, no!... ¡Ya no! —suplicó entre sollozos mientras intentaba escapar.

—¡Tengo derecho a hacerte lo que quiera! —exclamó mientras golpeaba una vez más su rostro.

Minho seguía resistiéndose, pero era inútil.

—Mira... con esa mirada me estás suplicando que lo haga. —le agarró con fuerza la barbilla y lo obligó a mirarlo para luego escupirle en la cara. —Sé que te gusta cuando tu papi te trata así... —Le tiró del pelo con más fuerza. El menor solo podía temblar y llorar en silencio.

—Papá... No quiero...

—¡Cállate! — Le tiró al suelo una vez más y se acercó solo para golpearlo con el cinturón. —No importa lo que quieras, eres mío y tengo todo el derecho de hacer contigo lo que yo quiera. —sonrió y puso al chico de rodillas. —No olvides que solo sirves para esto... Te estoy haciendo un favor, siquiera pensando en tocarte. — Le dio otro golpe y lo volteó, dejando su cara pegada en el suelo. —No me mires, me das asco.

Y cuando Minho sintió cómo su trasero era expuesto a su padre, solamente cerró los ojos con fuerza.

Dolor. Y más dolor. Otro golpe, otro insulto, otra embestida.

Y Minho se quedaba con menos fuerza que el día anterior. Sentía cómo se rompía aún más. Después de unos minutos, sintió que aquel líquido conocido y espeso fluía dentro de su cuerpo, lo que lo hizo sentirse horrible.

El hombre salió de su interior y sonrió al ver que Minho ya no se movía y solamente sollozaba en silencio. —Mírame —dijo el hombre, pero Minho no lo escuchaba, lo que lo molestó. —¡Te estoy hablando! —lo tomó del cabello y lo arrodilló frente a él. —Eres un chico bueno cuando me obedeces, ¿verdad? —Minho asintió con tristeza, sintiendo un nudo en la garganta. Tenía ganas de gritar, llorar, escapar de esa habitación y de esa casa que se había convertido en su cárcel. Pero estaba paralizado por el miedo. —Recuerda que eres mío y de nadie más. —Se paseó alrededor de él como un depredador observando a su presa indefensa. —Me das asco... —Y así, sin decir una palabra más, salió de la habitación, dejando a Minho destrozado.

Él se levantó del suelo, temblando de pies a cabeza, se acomodó el pijama y se acercó a la ventana, mirando hacia afuera.

La noche era oscura y fría.

Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas mientras se acurrucaba en su cama, abrazando sus rodillas. Se quedó allí, llorando en silencio, hasta que el sueño lo venció. 

inquebrantable; MinChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora