Armin siempre fue terco, no fue un niño fácil para sus padres adoptivos por lo mismo. Sus berrinches podían llegar a niveles catastróficos cuando así lo quería. Aunque claro, no se atrevía a compararse con Alexy que estaba a otro nivel de manipulación, pero todavía podía dar guerra.
— ¡Vamos Lys! Es una gran oportunidad, no puedes negarte— intentó de nuevo convencer al albino pero este simplemente lo ignoró para dedicar su atención al ganado, sobre todo a la vaca que lo había perseguido que parecía ser su favorita.
— Ya, ya, mi pobre Margarita. El citadino no te va a hacer nada— le consoló el más alto mientras la vaca restregaba su cabeza contra la mano de este en busca de mimos.
— ¿Citadino? Si tú también vienes de la ciudad— se quejó ofendido al sentir que aquella denominación tenía tintes burlezcos.
— Solo viví allá por algún tiempo, realmente crecí aquí— explicó el otro acariciando a la vaca que emitía sonidos de complacencia— estoy acostumbrado a vivir en este sitio.
Armin miró con recelo a la vaca quien estaba seguro le estaba lanzando una mirada de superioridad ¿Cómo diablos puede una vaca hacerlo sentir inferior?
— Pero la ciudad es genial— insistió en su argumento el de ojos azules sin dejando finalmente su lucha de miradas con el animal— ¿No extrañas acaso las comodidades? ¿El bullicio de la ciudad? ¿A tu hermano?
Lysandro suspiró dejando de acariciar a Margarita, quien no se vió muy contenta por el hecho lo que demostró con un bufido. Mas el albino ignoró la queja para dirigir su mirada al otro.
Armin podía verlo en sus ojos, tanto el ámbar como el verde se notaban afligidos. La boca del hombre podía decir lo que quisiese pero aquellos ojos gritaban verdades de resignación.
— Eso no importa, tengo un trabajo aquí y no lo puedo abandonar— concluyó Lysandro alejándose del corral donde se encontraban los animales para acercarse al área de herramientas. Había que darle mantenimiento a estas para la labor de la mañana siguiente y ningún citadino soñador iba a retrasar esa labor— además ya te dije que deje de hacerlo.
— ¡Ay por favor! Granjeros hay muchos. Este trabajo lo puede hacer cualquiera pero escritores y compositores como tú solo aparecen una vez al siglo— argumentó el más bajo con frustración.
Lysandro bajó la pala que estaba guardando y miró al más bajo, alzando una sus blancas cejas y cruzando los brazos en una evidente actitud incrédula. Lo que el pelinegro, tuvo que admitir, lo hacía ver aún más atractivo incluso desde su punto de vista completamente heterosexual.
— ¿Ah sí? ¿Entonces por qué no lo haces tú?— retó con molestia el más alto haciendo erizar un poco al de ojos azules, esto debido a lo malditamente erótica que podía llegar a ser su voz susurrando de aquella manera.
— Cla-claro que podría— respondió recomponiendose de aquel ataque de masculinidad ranchera.
— ¡Bien! hagamos esto. Sí demuestras que puedes hacer este trabajo "tan sencillo" por un mes, yo aceptó escribir tu juego ese pero si no lo logras te irás de aquí y no volverás a insistir en el tema— propuso el albino con aire retador.
— ¡De acuerdo! ¿Qué tan difícil puede ser? Acepto el reto, pero si logró trabajar aquí por un mes sin rendirme tendrás que venir conmigo y trabajar en el proyecto sin poner peros— aceptó dejándose llevar por la emoción del momento. Olvidando por completo que él no tenía experiencia alguna de trabajo en una granja o de cualquier labor pesada en sí.
— Seré justo contigo. No te voy a pedir que administres todo porque no estoy dispuesto a arriesgarme a quedar en banca rota en menos de una semana pero como mínimo, para final de mes tendrás que ser capaz de ordeñar a una vaca sin ayuda alguna ¿Trato?— sentenció el de ojos dispares ofreciendo la mano para sellar aquel reto.
— Trato— respondió a su vez tomando la cálida mano para sacudirla en señal de pacto, complemente seguro de lograr su objetivo y llevarse al más alto con él para final de mes.
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EL JUEGO (LysMin)
FanfictionArmin tiene una meta sencilla, quiere hacer un buen videojuego. Solo que tiene un pequeño problema, uno grande de hecho: sus tramas son un asco. Esto, sin embargo, no detendrá al programador quien luego de revisar sus viejos proyectos descubre uno q...