Con las manos desnudas

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Alexy estaba preocupado. En los últimos años sentía que la vida de su hermano navegaba como un barco sin timón, surcando los mares de la vida con grandes posibilidades de acabar anclado entre coral o peor aún, terminar siendo tragado por un agujero en el triángulo de las Bermudas.

Tuvo un poco de paz cuando el pelinegro comenzó a trabajar para una empresa de redes pero casi se arranca el cabello cuando esté renunció para seguir su sueño de crear videojuegos. Y no es que no le tuviera fe a su gemelo pero era realista y la vida era realmente difícil.

Armin, sin embargo, de alguna manera se las estaba arreglando para sobrellevar sus gastos con apps simples, que no lo hacían millonario pero lo mantenían a flote. Así que no le iba del todo mal.

Por eso, viendo que las cosas iban medianamente regulares para su hermano, se preocupó cuando este le dijo que la dirección de su ex compañero de secundaria Lysandro. Aún más cuando le llegó un mensaje de su parte anunciando que iba de camino allá sin más explicaciones. En ese momento él no pudo llamarle porque se encontraba en una reunión importante con el dueño de una gran textilería que no podía dejar pasar. Pero una vez está terminó un par de horas después, no dudó en sacar su móvil y llamar a su gemelo para preguntarle qué demonios estaba haciendo.

— Vamos Armin, contesta de una vez— refunfuñó al no obtener respuesta pero para su suerte, al tercer intento finalmente escuchó la voz entrecortada de su hermano al otro lado de la línea.

Hola... Al... conexión... mal...— saludo el contrario con evidentes problemas técnicos.

— ¡No te estoy entendiendo ni una mierda, Armin!— se quejó llevándose los dedos a la sien en un improvisado masaje para mitigar el dolor de cabeza que se le estaba formando del estrés.

Lo siento... inten... moverme...— se oyó a este caminar un par de pasos hasta que volvió a hablar— ¿Pue... escucha... bien?

— No, pero tendré que apañarmelas— aceptó resignado sin dejar el tono de madre regañona— ¡¿Qué diablos haces en la granja de Lysandro, Min?!

Él... secundaria... escalera...

— Se más conciso, no te estoy entendiendo nada— exigió perdiendo cada vez más la paciencia.

Lys... retó... quiere... saque la leche... cosa... mis manos.

Alexy se puso pálido, luego se sonrojó ¿Qué demonios estaba haciendo su hermano en esa granja? ¿Con Lysandro?

— Espera, espera ¿Tú accediste a "eso"?— indagó con pánico. Su hermano era un idiota que aveces podía pecar de inocente y terminar en conflictos de los que ni siquiera era consciente pero eso de irse a meter con un granjero ¿Desde cuándo su hermano compartía su gusto por los chicos? Aún más impactante ¿Desde la secundaria? ¿Qué estaba pasando exactamente aquí?

Sí... necesito el..... de Lysandro....

¡Oh por Dios! Su gemelo estaba viviendo una aventura pasional con un guapo granjero mientras el estaba encerrado en papeleo ¿Por qué estaba ocurriendo semejante injusticia? Él también quería montar al amanecer.

Tengo... irme... hablamos lue...— se despidió el pelinegro para luego colgar sin más la llamada.

— ¡Pero hombre, no me puedes dejar así!— se quejó en voz alta enfadado por solo tener el chisme a medias.

Su alma metiche se retorcía dentro de su cuerpo como no lo había desde muchos años atrás. Necesitaba información y sabía donde obtenerla. Así que sin más demora salió corriendo rumbo a la oficina de Rosalya.

_Minutos antes, en la granja_

Lysandro tenía que admitir que Armin era persistente. Eso o era un completo idiota, lo cual también era para sorprenderse. El tipo parecía realmente perdido en medio de su sala sujetando su pequeño bolso de espalda en el cual estaba seguro no traía siquiera un cambio de ropa.

— Emmm ¿Dónde pongo mis cosas?— preguntó este algo tímido balanceándose sobre sí mismo con evidente incomodidad.

— Ven, te mostraré tu...— pero el albino no pudo terminar de hablar ya que fue interrumpido por el timbre de llamada del más bajo.

— Lo siento, es Alexy debe estar preocupado. Dame un momento— pidió haciendo con su mano una señal de espera.

— Hola. Siento no reportarme, Al. La  conexión aquí es muy mala— explicó el de ojos azules alzando un poco su voz como si aquello ayudará a que el otro le oyese mejor— Lo siento, intentare moverme— camino un poco por la sala siendo seguido por la mirada curiosa del más alto— ¿Puedes escucharme bien?

Lysandro decidió entonces que lo mejor era no meterse en conversaciones ajenas y se fue a preparar la habitación de invitados para su molesto ex compañero de secundaria. Armin por su parte continuo hablando ahora más relajado de no estar en el mismo espacio cargado de las hormonas rancheras del más alto. No tenía idea de cómo sobreviviría bajo aquella presión por un mes completo.

— Él en la secundaria me tiró una libreta en la escalera...— intentó explicarse pero su hermano no lo apresuró— Lysandro me retó. Quiere que trabaje aquí por un mes y le saque la leche a una vaca ¡Tengo que tocar esa cosa! ¡Con mis manos desnudas!

Aprovechó que el albino lo dejó solo en la sala para mirarla con más detalle. Estaba decorada de manera sencilla pero muy cálida. Un viejo juego de sillones se encontraban frente a la chimenea que parecía no haberse utilizado en mucho tiempo y sobre esta habían distintos cuadros con fotografías familiares. No reconocía a la mayoría de personas en las imágenes pero si pudo identificar al pequeño niño con una sonrisa carente de un par de dientes mostrando con orgullo un gran conejo y otra del mismo chico ya en su adolescencia arrecostado a un tractor en compañía de su padre.

"¿Cómo es que pasó de ser una tierna bolita a un mastodonte albino?" pensó mirando de nuevo aquellas viejas fotografías.

— Sí, estuve de acuerdo porque necesito el talento de Lysandro para hacer mi videojuego— respondió a su hermano una vez que salió de su momentánea distracción, también se percató al observar el reloj junto a las fotos de que ya era tarde y tenía descansar para empezar con todas sus fuerzas el reto al día siguiente— Tengo que irme, hermano.  Hablamos luego.

Una vez que cortó la llamada se dispuso a subir la escalera por la que vio partir al de ojos dispares. Pero antes de hacerlo se detuvo un momento para apreciar de nuevo al joven y feliz Lysandro, quien parecía ahora solo existir en aquellas fotografías.

Notas de la autora

¡Hola! Tiempo sin escribirles. La verdad solo quería aprovechar para agradecerles el apoyo aún después de tanto tiempo de inactividad. No creí que fuera a tener una buena recepción pero la historia está recibiendo una buena acogida y eso solo puedo agradecerlo a ustedes.

La verdad es que no estoy en la mejor etapa de mi vida en este momento y siempre que entró en crisis el escrirbir es lo único que me hace sentir mejor. Por ello el leer sus comentarios y opiniones sobre mis historias me motiva mucho. Gracias de corazón por el apoyo.

Sé que ustedes merecen mucho más pero hago lo que puedo y les agradezco también por su paciencia y lealtad aún con mis errores.

Sin extenderme más, en resumen los amo. Gracias por compartir conmigo estás historias.

EL JUEGO (LysMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora