XIV • eligeme a mí •

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La observé estático sin poder creer lo que veía, su rostro no había cambiado en lo absoluto, nada de ella, miles de preguntas invadieron mí cabeza y ella hablo en medio de mí caos.

– ¿Acaso no te alegras de verme?, la última vez no terminamos en buenas condiciones, pero, tranquilo, he venido para aclarar las cosas, ¿No crees que todo el mundo debe saber la verdad sobre lo que pasó?. – hablo acercándose a mí hasta quedar el uno frente al otro, su mirada me retaba a reaccionar, y su amenaza dejaba al aire, notar que el peligro estaba latente con cada segundo que pasaba.

Los nervios y los impulsos estaban a punto de ganarme pero debía mantenerme y seguir adelante, si reaccionaba de mala forma ella iba a obtener lo que quería y no la iba a dejar.

– ¿Qué hace usted aquí en mí casa señora Benson?, lo lamento mucho pero en este momento me encuentro algo indispuesto y prefiero estar solo, pero gracias por la visita. – fue lo único que dije antes de dejarla sola y caminar a mí despacho.

– Hay cosas de las que no puedes escapar Angel Kanon, y el destino es una de esas. – la escuché hablar y me perdí por el pasillo.

– Ya escuchó señora Benson. – logré oír a Marcus hablar mientras está pareció irse.

– Maxwell. – Esmeralda iba tras de mí y yo realmente justo ahora quería estar solo, quería una explicación, quería saber que paso, los nervios y la ira se apoderaron de mí y mí mente empezó a pensar en miles de cosas, entre a mí despacho y empecé a lanzar cosas al suelo lleno de ira, escuché como esmeralda se detuvo en la entrada al ver el desastre que causaba.

Me detuve en seco al sentir mí cabeza dando vueltas por el mareo y me senté en el suelo recostado de mí escritorio.

Esmeralda se acercó lentamente a mí y se agachó para quedar a mí altura, podía ver sus tacones y sentí su frío tacto en mis mejillas obligándome a verla, era delicada y la vi con una cara de pena, ¿Sentía algo de lástima por mí?, No la culpo hasta yo lo haría.

– Hey, primo, va a andar bien. – solo eso basto para hacerme llorar como un niño, pero era la rabia de verla, verla aquí, fuera, ¿Cómo es que salió?, ¿Qué hace aquí?, Pensé que la pesadilla había acabado pero no, más que nada, era rabia lo que tenía.

La abracé y está me sujetó con fuerza, escuché pasos acercándose a mí y una vez se detuvieron hablé.

– ¿Cómo es que ella está aquí? – Formulé liberando el abrazó.

– Al parecer logro convencer a un jurado de que las pruebas no eran suficientes para encerrarla, no se cómo lo hizo pero logro salir al solo pagar una fianza. – hablo Maritza entonces pensé, pensé rápidamente y nada tenía sentido.

– Pensé que las pruebas que rescató Sara habían sido suficientes, ¿Quién pago su fianza?. – Formulé pensando en ello, pensé que había quedado sin nada, me encargue de que pagara hasta el último centavo que le debía a mí familia y al resto.

– Nadie lo sabe, aún, lo único que sé es que nuevamente se está quedando en la Mansión Benson que al parecer alguien rescató del banco. – todo estaba mal, se había jodido, Alex... Alex la había visto ayer, ¿Sabía algo de esto acaso?, No no podía ser, el me lo hubiera dicho, ¿o no?, pudo ser ella la que hablo con Beca... Tal vez por eso Alex fue a verla, aunque, el hubiera reaccionado de otra forma ya que eso pone en riesgo su mentira, entonces ella no sabe sobre Beca, si Alex no lo sabe, entonces, ella aún no sabe sobre Beca, pronto iría con el, debía avisarle pero mí cuerpo no reaccionaba, todo era mucho, pensé que mí único sufriendo sería aguantar la mentira, pero ahora la mentira no solo se vuelve mayor si no que, ella está de regreso y ... Aún no se quién la liberó.

• Alex | Después De La Tormenta •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora