CAPÍTULO 11- ADA Y LAURA A SOLAS

4 1 0
                                    

Me desperté, me vestí cogiendo lo primero que pillé y salí corriendo. Hoy era lunes y teníamos clase pero las primeras horas teníamos guardia porque habían faltado 2 profesores. Así que Ada y yo habíamos quedado para dar una vuelta por Anemoia mientras empezaban las clases. Bajé las escaleras después de peinarme hechandome agua en el pelo. Salí corriendo por la puerta ignorando los gritos de mi madre procedentes de la cocina preguntándome si es que no tenía pensado desayunar. La verdad es que no, no quería verla aunque hoy sí tenía tiempo usé la excusa de que llegaba tarde como de costumbre. Nada más girar la esquina me encontré con Ada en su monopatín quien saltó de el para no chocar conmigo y se quitó los auriculares para saludarme.

-¡Coño! Exclamó a la vez que saltó. Dios perdón que susto.

-Joder vaya ha sido de imprevisto. Le dije analizándolo su outfit el cual era increíble. Iba con una sudadera de Rick y Morty verde un pantalón negro de chándal y unas Jordan.

-Bueno tía, ¿qué tal? Me dijo abrazándome.

-Pues bien tía, Vitto me dejó dándole vueltas a la cabeza pero la persona que más me confunde ahira mismo es Pablo la verdad.

-¿Y eso?, tía no te rayes por él hay mil tíos y no necesitas a ninguno. Perdona que te lo diga, bueno que cojones es la verdad. Si fuese un tío en condiciones se dejaría la vida por ti. No sé quedaría como un pasmarote esperando a que tu corras a sus brazos.

-Que perdón ni que hostias tía es que es así, se queda al margen y ni un puto mensaje aunque sea. Luego va soltando indirectas de que le flipo. No sé a que juega pero conmigo sale perdiendo.

-Pues que se joda. ¡Oye! tengo una idea y si te hago un tour por utopía. Si te mola la idea claro. Que es sitio chungo pero vas conmigo y a mi ya me conocen. Me dijo Ada muy animada.

-Venga, ¿por qué no? Es más tenía pensado decirte algún día de ir. Me molan los suburbios chica. Terminé riendo.

-Yo soy de los bajos mundos, tronca. JAJAJAJA. Me dijo divertida mordiéndose el labio.

Íbamos andando unas cuantas calles más atrás de la mía.

-Por cierto, ¿que tal con Brandom anoche?

-Pues tía, parecía otra persona. Ya no era el flipado de siempre, me seguía vacilando para no perder su esencia. Pero me trató guay, al entrar a Utopía nos topamos con un tío con una pistola disparando a la nada, para mi que se había metido algo más que un simple porro. Pues derrapó con la moto y cambió de calle. Y me dijo que me agarrara fuerte. Después me abrazó y me preguntó que si estaba bien. Se espero hasta que entré a mi casa.

-Vaya con el chulo playa, resulta que es un buenazo, ¿no? Por cierto por la cara lo del tío disparándole a la nada. Dije extrañada.

-No sé yo no me fio del todo de Brandom. Y sí simplemente utopía, allí esas cosas son normales.

-Me quedo más tranquila. Dije irónica. Por cierto, ¿ya hemos llegado?

-Sí, tía ahora bajamos por aquí y estamos en toda la zona centro de los suburbios. Me dijo mientras bajábamos unas escaleras por debajo de un puente. Olía mal y había varias ratas correteando por ahí. Esta zona es como la ciudad sin Ley. Aquí la única Ley : es cada uno a lo suyo y no te cruces en mi camino.

-Vaya, me imagin... no terminé la frase cuando me pareció ver a Silver con una sudadera negra con capucha. Tía, ese de allí, ¿no es Silver? Dime que no estoy loca, que tu también lo estás viendo a lo lejos. Pregunté nerviosa esperando la respuesta de Ada.

-Hostia sii, es verdad. Ha entrado al club. Me respondió en el mismo tono que yo. Era increíble la conexión que teníamos a pesar de lo diferentes que éramos aveces.

-¿De qué es ese club? Pregunté curiosa.

-Es un club clandestino de boxeo por lo que se. Me dijo seria. ¿Qué hará aquí? ¿O desde cuando boxea?

-Pues no sé, me Dan ganas de entrar pero supongo que no querrá que nadie se entere de que esta por aquí. Dije suponiendo que si estaba aquí era por algo importante o más personal.

-Que coño, soy cotilla compulsiva. Vamos a intentar colarnos a ver si cuela. Me dijo Ada agarrándome del brazo y arrastrándome a la puerta de metal por la que habia entrado Silver segundos antes.

Bajamos las escaleras y al llegar a la puerta justo salía un hombre corpulento que tenía pintas de matón, seguramente el portero. Chocó contra nosotras.

-Perdonad, pero no tenéis autorización para pasar. Largo nos dijo el gorila.

-Vienen conmigo, así que déjalas pasar Roberto. Escuché una voz conocida justo detrás de mí.

ANEMOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora