CAPÍTULO 4-¿DESEO CUMPLIDO?

21 3 3
                                    

Iba con Alberto en su coche, el conducía y yo iba de copiloto. Íbamos por una carretera recta llena de eucaliptos, era un paisaje precioso.
-Estos eucaliptos son preciosos, parece un paisaje de un cuadro o una postal. Dije entusiasmada.
+Sí, ya verás que chulo mi niña, cuánto más abancemos más increíble es, hasta cambian los colores. Me dijo en respuesta, mirándome. Sonreía, le brillaban los ojos, parecía un ángel con su cami de Iron Maiden. Y con su collar con una cuchilla.
Al instante estaba aparcando el coche.
-¿Ya hemos llegado? Le pregunté.
+Sí, reina vamos a comprar unas cosillas.
Entramos a un supremo. Y me desperté en mi cama. Llevaba 10 años, deseando volver a verlo, buscando su mirada en todas partes. Llorando más noches de las que me gustaría admitir, por querer que formara parte de mi vida, por pasar un día con él... por compartir un minuto aunque fuese, por abrazarlo...
Se había cumplido, había estado con él, estaba vivo, aquí conmigo, pasando un día juntos había encontrado su mirada, había vuelto a escuchar su voz, estaba hablando conmigo, me había llamado reina. Pero todo era un sueño, me había despertado y ya no estaba.
Lloré, lloré como tantas veces lo había hecho, con él, él no vive pero su recuerdo sí. Aunque después del sueño no recuerde su voz, me guardo ese recuerdo para siempre.
Me levanté, me puse la chaqueta encima del pijama y las zapatillas de estar por casa.
Me fuí corriendo a la calle y toque desesperadamente a la puerta de la casa de al lado. Me abrió una despeinada y confundida Esmeralda.
Esmeralda era nuestra vecina de toda la vida me conoce desde que nací. Vive sola desde hace años, se quedó viuda sin familia, ni hijos.
Para mí a sido apoyo, madre, amiga, confidente y hombro en el que llorar. Desde pequeña he ido a su casa a estar con ella, o he corrido llorando a sus brazos...
-Mi niña, ¿qué te pasa? Me preguntó preocupada mientras me invitaba a pasar.
+Joder, lo he visto, he estado con él, su voz joder no me acuerdo de cómo era... ¡Era un puto sueño! Grité llorando y secándome las lágrimas.
-Ven, ven ya estás conmigo, tranquila, respira. Me tranquilizó mientras me abrazaba.
Me aferré a ella como si mi vida dependiese de su abrazo.
+Mi niña, siéntate aquí, voy a por agua y pañuelos. Vuelvo enseguida.
Volvió al instante con un vaso de agua que me dió y una caja de pañuelos, cogí uno después de beber agua y me soné la nariz.
-¿Estás mejor, cielo? Dijo abrazándome de nuevo.
+Sí, muchísimas gracias, lo siento perdón por... Volví a romper a llorar, llevaba mucho guardado.
-Eeh, no me des las gracias por nada, tranquila, sabes que me tienes para lo que sea. A ver cuéntame porque estás así, desahógate no lo guardes dentro, que eso te hace daño. Abre los brazos si me ves para que yo te abrace.
Le conté el sueño y después aproveché para contarle lo de los chicos y Josep.
+Mi niña eso es una señal para decirte que sigue contigo, quédate con que se ha cumplido lo que tanto deseabas.
-Pues sí... por cierto, ¿te has quedado en paro? Pregunté.
+Sii, llevo una semana sin trabajo, ¿por qué? Estaba confundida por mi repentino cambio de tema.
-Porque mi tío El Pelos, también necesita a alguien en cocina y a ti se te da bastante bien. Expliqué.
+Ayy mi niña, estaría encantada me encanta cocinar y necesito el trabajo.
-También hay que decir que se te da genial, ¿te doy la dirección y te pasas?.
+Si sí, por cierto mi niña corre que llegas tarde al instituto.
-Mierda, es verdad voy a vestirme corriendo, ¡adiós!.
+¡Adiós! ¡Qué te vaya genial!
Entré a mi casa corriendo, me vestí y lo preparé todo en 10 minutos. Siempre igual joder tengo 0 ganas de ir, pero que remedio.
-¡¿No te habías ido ya?! ¡Vas a llegar tarde Laura por dios!
+¡Me voy! Grité dando un portazo.
Que oportuna, madre, que oportuna... ves que voy tarde y te paras a discutir...

ANEMOIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora