heartbreak boy

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sí. la situación era incómoda. demasiado diría hwang hyunjin. 

ambos chicos habían decidido acompañarlo a su casa como prometieron, para ese entonces eran las ocho de la noche y la luna se podía apreciar perfectamente en un cielo despejado.

nadie podía negar que hyunjin estaba feliz, tenía dos hermosos chicos, semi borrachos, caminando con él en las oscuras y concurridas calles de seúl, pero he ahí el detalle, el camino resultó ser demasiado largo. lo que al principio había sido una animada charla sobre gustos, música y amigos, ahora era un silencio sepulcral. con hyunjin a la cabeza del triangulo de amigos todos llegaron a un parque donde se podía apreciar perfectamente el río han, el chico en ese punto había perdido la noción de sus acompañantes, iba tan adelantado que no podía verlos ni escucharlos, entonces decidió que era tiempo de voltear y ver si aún contaba con la compañía de ambos. frunció el ceño fuertemente, su corazón amenazó con salirse del pecho y parpadeó repetidas veces, giró su cabeza rápidamente a su posición inicial e inconscientemente hizo una mueca, aún así, se obligó a si mismo a no sentir nada al respecto.

felix se dio cuenta de la reacción de su mayor, era imposible no notar la incomodidad de hyunjin, inmediatamente soltó la mano que tenía entrelazada con minho y en una mini carrera decidió adelantarse hacia él, en cuanto al mayor de los tres, estaba lo suficientemente ido por el alcohol como para darse la tarea de reaccionar.

— hyunnie. —dijo el australiano causando que hwang sonriese involuntariamente.

— dime lixie.

— estas callado. —felix vaciló antes de agarrar el brazo de hyunjin y hacerlo detenerse, minho se estaba acercando a ellos a paso lento.

— siempre estoy callado.

ambos vieron como minho se sentaba resignado en el suelo y decidieron también hacer lo mismo, ahora los tres chicos se miraban entre si, aunque a decir verdad el anterior mencionado estaba lo suficientemente borracho como para determinar si realmente estaba mirando algo en concreto.

hyunjin lo analizó.

— hyung está muy ebrio.

— sí. —felix suspiró. — no me habías dicho que era tu maestro.

— tú no me habías dicho que era tu amigo.

— touché. 

el australiano deseaba que hyunjin fuese más extrovertido, las conversaciones nunca fluían entre ellos dos; hyunjin deseaba que felix fuese un poco más sano, sentía que desde que lo vio en su ambiente salvaje habían perdido su conexión; y minho deseaba estar lo suficientemente sobrio para pensar con claridad.

eran tres chicos, cuyas vidas eran completamente diferentes, cuyos caminos se habían juntado de maneras inesperadas, y cuyos sentimientos estaban revueltos.

— hey, chico del corazón roto.

hyunjin levantó la vista para encontrarse con los labios de felix a centímetros de los suyos, podían sentir la respiración del otro chocando con su rostro, aquel tipo de acercamientos no eran comunes y le ponían los pelos de punta.

— felix-ah.

— cállate, estoy pensando.

minho observaba la escena con el ceño fruncido, era gracioso, hasta cierto punto. ambos chicos se veían a punto de estallar por los nervios, y eso al mayor le resultaba divertido, hasta que recordó lo que sentía por los dos jóvenes. él era una adulto de veintitrés años enamorado de un chico de diecisiete, lo cual era completamente aceptable hasta que llegó aquel otro muchacho, y ahora también estaba enamorado de uno de diecinueve, ¿qué clase de perversión poseía? pero no pensaba mucho en ello, de hecho, su historial de abandono ya muchas veces lo había hecho enamorarse de la primera persona que le mostraba un mínimo de cariño, y aún así nunca se había enamorado de dos al mismo tiempo, lo que le importaba ahora eran los adolescentes que estaban a punto de besarse.

felix cerró los ojos, no esperaba realmente que hyunjin diera el primer paso, solo estaba recogiendo valor. el australiano no era lo que aparentaba, por afuera parecía un pequeño pollito bebé al cual debes proteger del mundo exterior, por dentro era exactamente lo mismo, pero fingiendo no serlo. desde muy pequeño se juntó con los chicos mayores, no le fue difícil adaptarse a la forma de vivir de sus amigos los cuales tenían incluso siete años más que él. nunca había besado a nadie, porque nunca nadie le había gustado, por ende nunca había estado con nadie, hasta que llegó minho a moverle el piso, y pensó que tenía suficiente, pensó que las noches soñando con aquel chico mayor eran únicas hasta que apareció hwang, y felix descubrió que puedes amar a más de una persona a la vez.

hyunjin estaba sonrojado, también cerró los ojos y espero pacientemente. el pequeño no era más que pequeño hurón, inocente en todos los sentidos, aún cuando jisung intentó mostrarle distintas cosas para que no se enfrentara al mundo completamente indefenso este chico seguía sin tener experiencia alguna. cuando conoció a felix empezó a sentir sus primeras sensaciones de amor, nunca pensó que podía llegar a ser homosexual hasta que ese pequeño niño llegó a su vida, su religión siempre le advirtió sobre los peligros de la sexualidad, y él siempre prestó atención, pero ésta vez fue diferente, porque conocerle se sintió bien; creyó que no estaría mal enamorarse de un chico, pero al llegar minho con su carisma le fue imposible no caer, quizás era la emoción del momento, por descubrir finalmente que era lo que quería y sentía, pero no, realmente estaba enamorado de dos chicos.

— felix... yo...

pero hwang no pudo terminar la oración porque ya tenía los labios del contrario pegados a los suyos, al principio no supo cómo reaccionar, pero al sentir la suavidad de los cerezos del australiano comenzó a mover los suyos lentamente. era un beso tierno, lento y paciente, ambos eran inexpertos en el tema, y se notaba, pero aún así lo estaban disfrutando como nunca.

hyunjin creció toda su vida escuchando que si practicaba el pecado jamás conocería el cielo, pero descubrió que todo eso era mentira, porque el pecado es el cielo, o al menos eso le hizo sentir lee felix.

se separaron porque ninguno podía con su respiración, se miraron a los ojos y con las mejillas sonrojadas rieron, no era una risa tímida, era más bien cómplice. los dos habían ido a la misma iglesia, con el mismo pastor, y el discurso sobre la homosexualidad ya no tenía efecto en ellos.

minho tragó saliva al ver como ambos muchachos lo miraron al mismo tiempo, justo después de que él tosiera por la incomodidad, y aún con un par de tragos encima dijo:

— ¿pueden besarme a mi también?

del poliamor y otros pecados del catolicismo ★ hyunho, hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora