¡ n i g h t !
la fémina miró a su alrededor en busca de ayuda, pero aquél par había desaparecido desde hace rato.
—entonces, ¿quieres ir a un lugar más privado?
hace apróximadamente cinco horas que estaba en esa fiesta. en realidad no tenía ganas de ir pero koko se puso insistente con el tema y conociéndolo, hasta que no accediera no se cansaría.
llegó un momento de la fiesta donde los chicos que la invitaron a dicho lugar desaparecieron de su lado, sin siquiera avisarle a dónde iban. y desde entonces el muchacho que acababa de preguntarle para ir a otra parte, se instaló a su lado, como si fuese una sanguijuela.intentó esquivarlo a toda costa, yendo de aquí para allá, pero en donde se metiera, la seguía. si fuera por ella ya le habría dado un golpe en la cara o en la entrepierna pero eso le causaría problemas y no quería que koko e inui se metieran a defenderla.
—te dije que no estoy sola.
aclaró por décima vez, incluso si mencionó el hecho de tener pareja, el de cabello rojizo parecía negarse a entender. el otro le sonrió y a continuación acercó la mano a la mejilla de la chica, dejando una caricia. claramente esta última se apartó abruptamente, no deseaba que nadie que no fuesen sus dos novios le tocaran de esa manera.
—oh vamos, puedo darte mucho más que tu novio.
(n) abrió la boca para decirle que en realidad no era así, que nunca podría darle ni siquiera ¼ de lo que sus parejas sí, pero fue interrumpida por otra voz masculina.
—¿realmente te crees capaz de podernos reemplazar?
koko se puso al lado de la chica, sonriendo con diversión, sacando la lengua en el proceso, una acción muy característica en él. inupi apareció detrás de ella con su típica cara inexpresiva, cualquiera que no lo conociera podía llegar a sentir algo de miedo.
—¿qué pasa?, ¿te ha comido la lengua el ratón?, vamos, repite lo que dijiste, no oí bien.
nuevamente habló el pelinegro, se estaba burlando del otro, se divertía ante la situación. el chico quedó quieto en su lugar, mirando tanto a koko como a inui, y finalmente se retiró a paso apurado, desapareciendo entre la gente.
habían dos opciones. la primera es que reconoció a dos integrantes importantes de la toman, la segunda es que sintió esa aura de peligro que aquellos dos emanaban.
—hasta que se dignan en aparecer, comenzaba a creer que me dejaron tirada.
comentó la muchacha, poniendo su espalda contra la barra, pudiendo así mirar a los dos con una ceja alzada, esperando una explicación. no le molestaba en absoluto que se fueran a hacer otra cosa, pero mínimo que dieran un aviso sobre su ausencia, ni siquiera necesitaba saber a dónde iban.
—lo sentimos, hubo un pequeño altercado, pero ya estamos aquí. ¿quieres volver a casa?, pareces cansada.
la voz de inupi se escuchó cerca puesto que se había aproximado a ella, inclinando ligeramente su cuerpo hacia adelante cosa de estar a su altura y correrle un mechón de cabello que caía por su rostro. ella suspiró, asintiendo con la cabeza, dando a entender que sí quería volver y que también tenía muchísimo sueño. últimamente no lograba dormir bien.
—ve a pedir un taxi, koko.
—¿y por qué yo?
—porque tú la convenciste de venir, hazte cargo de su vuelta a casa.
y con eso concluyó la pequeña discusión sobre por qué debía ir a pedir un taxi. koko desapareció entre el tumulto de gente, probablemente saldría fuera del bar para poder llamar tranquilamente, pues el lugar estaba con la música a tope y se escuchaban múltiples voces.