t r e s.

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¡ c i g a r e t t e !

—¿qué se siente?

preguntó (n), mirando al par, tenía a inupi a su izquierda y a koko a su derecha.
acababan de salir de una fiesta, los tres estaban tomados pero ella un poco más que los otros dos, pues ambos chicos la conocían, sabían que su resistencia al alcohol no era muy buena y que estando ebria era un peligro, así que no quisieron tomar tanto para poder cuidarla.

a las cuatro de la madrugada salieron del bar, entre los tres charlaron un rato para ver a cuál casa ir, sin embargo la charla se desvió y terminaron poniéndose de acuerdo en pasar un rato en una plaza cercana a dicho lugar. inupi y koko se subieron a sus respectivas motos, mientras que (n) fue con el pelinegro, pues para ir al bar viajó con el de ojos claros, y sabía que debía ser justa si no quería que alguno se quejara porque "tenía favoritismo".

entonces, después de un viaje que no duró mucho ya que la plaza estaba literalmente a siete cuadras de distancia, bajaron y fueron a buscar algún lugar en el césped, sentándose.
los dos chicos prendieron un cigarrillo para cada uno, he ahí el por qué la pregunta de la fémina.

—¿quieres probar?

koko estiró la mano en su dirección, tendiendo el cigarrillo. ella lo miró con curiosidad, todo le daba un poco de vueltas pero aún estaba lo suficientemente consciente como para tener la capacidad de agarrarlo. aunque antes de poder sus dedos tocar aquello, inupi le dio un manotazo al pelinegro para que alejara la mano.

—nosotros no vamos a ser los que te den esto, si bien es sólo cigarrillo sigue siendo dañino y puedes tener una adicción.

—si es dañino, ¿por qué ustedes fuman igual?

(n) alzó una ceja, viendo al rubio en espera de una justificación coherente. ponía la excusa de que era dañino pero aún así lo fumaba, ¿por qué no aplica esa excusa para él mismo?

—porque sí.

—vaya respuesta, no te mates tanto pensando.

agregó ella con un tono de burla para luego recostar la espalda en el césped, mirando la noche. suerte que hacía una temperatura agradable, de lo contrario con la falda que llevaba puesta estaría temblando de frío.

—no seas aburrido, inupi. ella tiene la suficiente edad para hacerse cargo de sus propios errores.

le defendió koko, aunque en realidad no es "defender" sino tratar de convencer. inupi era un poco más protector, mientras que koko no tanto, y no es que no se preocupara por la chica, sino que simplemente no quería hacerla sentir como si la estuvieran tratando al igual que una hija.

el rubio le dirigió una mirada al otro y después se encogió de hombros, como diciendo »da igual, haz lo que quieras« y siguió fumando.

—no te daré para fumar porque después inupi me golpeará cuando estemos solos, pero sí puedo hacer otra cosa por ti.

ella pasó la mirada del cielo nocturno al pelinegro, y de un momento a otro lo tuvo sentado encima suyo. sin querer soltó una risa nerviosa, algunas veces las acciones de koko eran demasiado impredecibles.
el mencionado se inclinó a la altura del rostro de la chica y llevó el dedo pulgar hacia el labio inferior de la misma, presionando ligeramente, obteniendo a cambio que ella abriera la boca. entonces aprovechó eso para darle una calada al cigarrillo y luego botar el humo lentamente en su rostro e interior de la boca; y ni bien finalizó la acción unió sus labios con los ajenos en un beso para nada tranquilo, donde a parte de morderle de tanto en tanto el inferior, también introdujo su lengua, volviéndolo más intenso.

—¿y?, ¿qué se siente?

koko le devolvió la pregunta que ella había hecho al principio. (n) sonrió, lamiendo sus labios para saborear el rastro de alcohol que el otro dejó sobre ellos.

—si se fumara así entonces sería difícil no tener una adicción.

respondió la chica. por fuera se veía tranquila pero internamente estaba sufriendo veinte paros cardíacos, definitivamente su novio la tenía enloquecida.

—mucha diversión, hagan espacio que me toca.

ahora habló inupi, el cual se ve estuvo todo este tiempo observando atentamente la situación.

—¿no que no querías que lo probara?

—eso no es fumar, no le hará daño.

se justificó el rubio ante la pregunta de koko.
aquél se quitó de encima de la fémina, tomando asiento a un lado pero no quitó la mirada de los otros dos.

inupi en lugar de repetir la acción de koko y sentarse sobre la chica, fue directo a separarle las piernas y meterse entre ellas, obteniendo por la parte de (n) un pequeño chillido por culpa de la sorpresa que se llevó.
si estuviera sobria definitivamente lo habría golpeado y apartado de un empujón, pero no estaba como para eso y a parte sabía que debajo de la falda tenía unos pantalones cortos para que no se viera de más.

—pero qué atrevido.

habló el pelinegro, riéndose a lo bajo al verlos en esa posición. inupi ignoró las palabras del contrario y procedió a darle una calada al cigarrillo para luego acercarse al rostro de su novia, y ella por inercia entreabrió los labios, recibiendo el humo y segundos después, otro beso igual de profundo que el anterior.

una de las manos del rubio se posaron en la pierna de la fémina, repartiendo caricias. (n) hasta el momento estaba concentrada en el beso con inupi, pero tras eso se desconcentró un poco, causando que el dueño de esas caricias riera contra sus labios después de separarse. ella de inmediato cerró las piernas, volviendo a sentarse en el césped.

—mucho toqueteo.

se quejó koko, y la chica le dio un golpe en la espalda, negando con la cabeza, diciendo silenciosamente que mejor se callara.

—mejor vayamos a casa, me está dando mucho sueño.

habló ella, levantándose de su lugar, siendo seguida por los otros dos.

poliamor. ┊ w/ koko nd' inui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora