d o s.

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¡ g a m e !

-¡ah!, ¡me rindo!

gritó la chica, dejando caer su brazo a un costado de la mesa, recostando la cabeza sobre el mismo, mirando al pelinegro enfrente suyo con un rostro fingido de tristeza y cansancio a la vez.

-no seas exagerada, ni siquiera fui tan brusco.

se burló koko.
era domingo por la tarde, hacía un calor del infierno y los tres estaban aburridos en la casa de (n). no tenían nada por hacer, no encontraron ninguna película porque alguno de los tres siempre tenía una queja para dar al respecto, negándose rotundamente a ver la película. empezaron a buscar qué cosas hacer, no encontrando nada, estuvieron alrededor de dos horas tirados en el suelo, mirando el techo, pensando. hasta que a koko se le ocurrió jugar a las vencidas.

era ya la tercera vez que (n) perdía contra su pareja, pero igual seguía intentándolo con la esperanza de en algún momento ganar.

-esto es trampa, perteneces a una pandilla, ¿cómo no podrías ganar?

dramatizó la chica, en broma, claro. procedió a levantarse de su lugar y girar su cuerpo, viendo a inupi, quien aún se encontraba tirado en el suelo pero con el rostro ladeado para poder ver a los otros dos.

-a llorar a la lloreria.

agregó koko, aún burlándose con esa sonrisa suya. (n) no le hizo caso y fue hacia el rubio, el cual ahora fijaba los ojos en su novia, atento a su próximo movimiento. la fémina se sentó en el regazo de inupi, sonriéndole de forma inocente para luego apoyar su cabeza en el pecho del otro.

inupi dejó a un lado el calor horrible del día y acarició el cabello de su chica, permitiéndole estar encima suyo.

-inupi, kokonoi es malo conmigo, está haciendo trampa. juega por mí y bájale de su nube.

dijo, mordiéndose el labio para evitar reírse ante sus propias palabras. por supuesto que estaba jugando al papel de víctima, y no dudaba que los otros dos lo notaron perfectamente pero le seguirían el juego.

-koko, deja a la niña en paz. métete con alguien de tu tamaño.

habló el rubio, sentándose en el suelo aún con (n) en su regazo. koko le miró divertido, con una ceja alzada, abriendo sus brazos.

-aquí estoy, inui, ven y fíjate si tienes la suficiente fuerza para vencerme.

la chica se levantó, ayudando al rubio para que hiciera lo mismo. inupi caminó hacia la silla donde ella recién estaba y se sentó, acomodándose. ambos chicos estaban serios, y (n) no sabía si era una fingida para darle un toque al ambiente, o realmente lo estaban, pues sabía que ambos eran competitivos.

-el perdedor compra helado.

ella aprovechó el momento para obtener un helado gratis, es que el calor era infernal, no aguantaba respirar pero no tocaba otra. ni siquiera el ventilador era suficiente y el aire acondicionado estaba roto.

-claro, aprovéchate de la situación.

dijo inupi, volteando a verla. la fémina rió y se encogió de hombros.

-me parece bien.

agregó koko, accediendo de inmediato.
los dos chicos apoyaron el codo sobre la mesa y luego se tomaron de la mano, cada uno concentrado.

-ya.

(n) dio por empezado el juego y los dos se pusieron a ejercer fuerza. era interesante ver cómo dos integrantes de la toman, quienes poseían una increíble fuerza, jugaran a las vencidas. pocas veces ella los había visto pelear, los dos eran buenos, así que no podía predecir quién ganaría.

koko tenía el ceño ligeramente fruncido, se notaba que hacía fuerza, mientras que inupi continuaba con su rostro algo inexpresivo, aunque lo que no se notaba en sus facciones se notaba en su brazo tenso y su mano, la cual apretaba en demasía.

luego de unos minutos de tira y afloja, inupi logró tirar la mano del pelinegro contra la mesa, y (n) no dudó en festejar, abrazando al rubio, repartiendo besos en su rostro como felicitaciones.

-¿para el perdedor no hay nada?, ¿ni un beso para consolar?

preguntó koko, mirando la escena. (n) volteó y le sacó la lengua, burlándose de él para después nuevamente besar al rubio.

-¡inupi!, ¡(n) me está haciendo burla!, ¡dile algo!

exclamó el pelinegro, indignado por no haber recibido ni un beso de su novia. el rubio soltó una carcajada, rodeando los brazos en la cintura de ella.

-te pasa por malo, koko, ahora ve a comprarnos helado.

habló el de ojos claros, y la fémina asintió con felicidad, volviendo a sentarse en las piernas de inupi.

-les compraré un palito de agua a cada uno y a mí un kilo de helado, está muy caro.

-no seas rata, koko, tienes dinero de sobra, compra un kilo para cada uno, así soportaremos un poco más el calor.

regañó (n), mirándolo mal. koko suspiró, resignado y se levantó, haciendo como que se iba directo al exterior de la casa pero en realidad fue y le robó un beso a la chica, causando que aquella le diera un manotazo, aunque no lo alcanzó pues el pelinegro se había ido corriendo.

-ya vuelvo, no anden muy pegajosos sin mí, también quiero amor.

avisó, cerrando la puerta detrás de sí.

-mi chico es muy fuerte, vaya, que afortunada soy.

(n) murmuró, pues la cercanía entre los dos era demasiada, no necesitaba hablar en voz alta.
inupi sonrió ante sus palabras y se puso a besarla en lo que koko volvía con el helado.

poliamor. ┊ w/ koko nd' inui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora