¡ b i r t h d a y !
—maldita sea koko, quédate quieto.
gruñó la chica, llevando la mano hacia atrás para darle un manotazo al mencionado, aunque el otro se terminó apartando y el golpe cayó en el aire.
—¿por qué tan agresiva?, me pone nervioso que no logres abrirla. inupi puede llegar en cualquier momento, vernos y adiós a la sorpresa.
contestó el pelinegro, moviéndose de aquí para allá, mirando los dos lados de la calle y también lo que (n) estaba haciendo.
era 18 de octubre por la noche, inupi estaba de cumpleaños, tanto ella como koko lo sabían muy bien. sin embargo desde hace una semana planearon el siguiente plan; hacer como si se les hubiera olvidado, tratar con normalidad al rubio como si no fuese su cumpleaños.
les dolía, por supuesto que sí, pero querían sorprenderlo.
seishu estaba desaparecido desde las doce del mediodía, no sabían su paradero y era normal, pues cuando salió de la casa de la fémina se lo notaba enojado. ahí es cuando llegaron a la conclusión de que se creyó el plan de que ambos se olvidaron su cumpleaños.
cuando inupi abandonó la casa de (n), los dos se pusieron a hacer los preparativos. hicieron un pastel -dejando la cocina hecha un desastre ya que el más organizado para esas cosas era el cumpleañero-, compraron globos, regalos y comida.
no invitaron a nadie de la toman porque esa reunión la dejarían para el fin de semana entrante, cuando pudieran beber sin preocuparse por la universidad. o bueno, al menos a (n) sí le preocupaba asistir a clases sin resaca.
ahora se encontraban fuera de la casa de inui.
creyeron que se encontraría allí y podrían pasar tranquilos, cantándole el feliz cumpleaños. pero sus planes se vieron arruinados cuando vieron que el de ojos claros no estaba en casa.
y la puerta tenía llave.
ni koko ni (n) poseían una copia de la misma. intentaron forcejear las ventanas pero no lo lograron. romper una claramente no estaba en su lista, sino después deberían pagar.
así que a la fémina se le ocurrió la grandísima idea de ponerse a ver vídeos en youtube sobre cómo forzar la cerradura de una puerta con un clip para el pelo. cuando creyó que aprendió lo suficiente se puso a hacerlo.
desde hace diez minutos que estaba intentando y no lo lograba. koko se puso nervioso al no saber en qué momento inupi podía aparecer.
—rompamos la ventana, (n). yo pago por los arreglos, ya no aguanto los nervios.
—cállate, kokonoi. me desconcentras.
dijo, suspirando. ella más que nerviosa estaba impaciente y enojada, cuando algo no le salía bien a la primera se ponía de malhumor enseguida.
—¡ya está!
exclamó con felicidad, pateando la puerta para abrirla.
—no pagaremos la ventana rota pero terminaremos pagando el arreglo de la puerta con la patada que le diste.
la chica rodó los ojos para luego ir hacia la moto de kokonoi y bajar las bolsas de frituras y refrescos. fue complicado viajar con el pastel, pero es que el de cabello oscuro se negó a pagar un taxi.
