s e i s.

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¡ f i g h t !

tres de la madrugada y ellos dos seguían sin aparecer.
tenía entendido que esa pelea contra otra pandilla no duraría tanto, ya que supuestamente según lo que koko dijo; la ToMan ganaba en cuanto a número y fuerza, entonces "no les llevaría mucho tiempo".

pero ya hace varias horas que estaban afuera. en ningún momento recibió un mensaje o llamada, ya fuese del par o de algún integrante de dicho grupo, después de todo se hablaba con algunos. entre ellos baji, chifuyu, takemichi, por ejemplo.

odiaba las noches donde inupi y koko se iban para pelear contra otras personas, sin embargo nunca se atrevió a hablar sobre aquello, sabía que no importaba cuántas veces demostrara preocupación, los dos chicos no abandonarían la pandilla, y ella respetaba cualquier decisión que tomaran, pero eso no significaba que le gustara.

(n) estaba sentada en el sofá de la sala, abrazando sus piernas mientras miraba un punto fijo en el suelo. de fondo tenía el sonido de la televisión, puso una película al azar, sin fijarse cuál era pues en realidad no buscaba distraerse sino sentirse acompañada de alguna forma.

entonces se escuchó un par de golpes en su puerta. inmediatamente levantó el cuerpo del sofá y fue hacia aquella, abriendo, intentando no verse nerviosa y preocupada pero probablemente falló.
frente a ella estaba inupi usando de soporte los hombros de koko, y este parecía ayudar al rubio a sostenerse, se ve que aquél fue bastante golpeado.

—disculpa la hora de llegada, necesitamos un poco de asistencia médica.

intentó bromear koko para aligerar el aire tenso y despreocupar un poco a la fémina. (n) trató de sonreír pero en su lugar le salió una mueca, haciéndose silenciosamente a un lado para permitirle el acceso al hogar a ambos.
los dos chicos entraron, ella cerró la puerta y la aseguró con llave para luego ir directamente al baño, en lo que los otros se acomodaban cuidadosamente en el sofá.

buscó el botiquín de primeros auxilios y volvió a donde estaban sus parejas en cuanto tuvo el mismo. sabía curar lo básico y no porque haya hecho un curso, tener dos novios pandilleros le había obligado a la larga aprender.

—les ganamos en números, pero supongo que se dieron cuenta de eso ya mucho antes, así que vinieron preparados para jugar sucio.

explicó el pelinegro, sin esperar que (n) preguntara ni nada. koko suponía que como antes de irse esa noche le aseguró a la chica que ganaban en número y fuerza, ahora mismo debía estar surgiendo en su cabeza la duda de cómo acabaron ambos heridos, inupi más que él. el rubio parecía ser un poquito frágil ante los golpes, pese a que se las aguantaba bien, su cuerpo se hería fácilmente.

—me alegra ver que están bien, golpeados, pero al menos vivos.

habló finalmente la chica, sacando las cosas que necesitaría del botiquín.
primero se sentó enfrente de inupi, alzando el rostro del mismo con cautela para poder analizar bien las heridas que tenía. no eran profundas, por suerte, tampoco necesitaría puntos y sinceramente agradecía eso, no estaba tan preparada todavía para coser heridas.
colocó desinfectante en un algodón y fue dando pequeños y suaves golpecitos sobre cada lastimadura, recibiendo a cambio un par de quejidos de dolor.

—lo siento por preocuparte.

—ya, shh, no hables que te sentirás más adolorido.

el rubio se había disculpado, pero ella en esos momentos necesitaba absoluto silencio. el chico entendió y como respuesta sonrió un poco, aprovechando la cercanía que había entre él y su novia para acariciar la cintura de aquella.

minutos después (n) puso vendas sobre los lugares que necesitaba y listo, su trabajo con inupi había acabado.

—luego te daré una pastilla para que no amanezcas con tanto dolor.

avisó la fémina, depositando un beso en la punta de la nariz de inupi, dedicándole una sonrisa antes de voltear y acercarse a koko. aquél no estaba tan lastimado, apenas unos rasguños, pero igual le pasaría un poco de desinfectante. 

—¿cómo es que tú no estás como inupi?, ¿acaso él te salvó el pellejo en más de una ocasión y por eso acabó así?

dejó la molestia y preocupación a un lado e intentó bromear un poco, claramente no planeaba continuar con el silencio entre los tres, no quería crear una situación incómoda.
koko rió a lo bajo, mirándola divertido.

—al contrario, yo tuve que salvar a inupi para que no le rompan la cabeza. estuvo un poco distraído hoy, supongo que estaba preocupado porque sabía que tú te preocupas por nosotros.

—una cadena de preocupacion mutua.

dijo la chica, repitiendo las acciones de los golpecitos con el algodón en el rostro impropio. koko no se inmutó siquiera, cosa que era entendible, al no tener nada grave debía ser más como una cosquilla para él.

—sólo quería llegar aquí sano y salvo, era lo único que pensaba. supongo que fue mala idea preocuparme mucho, a la próxima estaré más atento.

agregó el rubio a la conversación, observando a (n) curar al pelinegro. ella volteó hacia él, mirándolo y suspirando.

—cuando estás en una pelea se supone que sólo te concentras en eso, inupi. me preocupa que llegues tan herido, intenta para la próxima dejarme a un lado, siempre estaré aquí, esperándolos con los brazos abiertos y un botiquín por las dudas.

después de lo dicho siguió con su anterior acción, hasta que también acabó con ello.
juntó los algodones utilizados y fue a tirarlos en el cesto de basura que había en la cocina, luego guardó el resto dentro del botiquín, cerró el mismo y lo colocó debajo de su brazo, mirando al par.

—¿vamos arriba?, seguro que están cansados.

los dos estuvieron de acuerdo rápidamente. koko nuevamente ayudó a inupi a pararse, (n) también atinó a hacerlo pero ambos dijeron que no necesitaba hacerlo, así que los dejó en paz y les siguió por detrás hasta la habitación.

allí no tardó en dejar el botiquín sobre su escritorio -al día siguiente lo llevaría al baño- y fue hasta el clóset, sacando prendas que le pertenecían a los otros dos. inupi y koko vivían más en su casa que en la de ellos, por eso es que tenía varias prendas de aquellos.

los chicos se quitaron el uniforme de la ToMan e intercambiaron dichas prendas por las de pijama. en lo que ellos se vestían, (n) buscó entre sus cosas una pastilla para el dolor de cuerpo, dandosela a inupi junto con una botella de agua. él agradeció el gesto y se la tomó, entregando la botella una vez no necesitó tomar más agua.

—estamos al tanto de lo mucho que te preocupas por nosotros, linda, y de verdad lamentamos venir en este estado cuando a ti no te hace bien, sin embargo si no llegamos a aparecer después de una pelea probablemente te preocupes el triple y sería peor.

empezó a hablar koko mientras los tres se acomodaban. ella en medio, inupi delante suyo y koko por detrás.

—lo sé, koko, y estás en lo correcto, que no vengan me haría peor. no les voy a regañar porque no soy su madre, pero no está de más recordarles que siempre tengan cuidado, no me gustaría perderlos de un día para otro.

respondió (n). inupi le miraba en la habitación no tan oscura gracias a la luna, no importaba que el chico estuviese callado, con la mirada que le dirigía entendía qué quería decir. con el pasar del tiempo aprendió a leer bien a sus novios.

estiró una mano en dirección al rubio, dejando suaves caricias en el rostro del mismo, y la otra mano la llevó hasta la de koko, entrelazando ambos dedos.

—los quiero, mucho, sin importar qué. no se olviden de eso nunca.

fue su último murmuro antes de cerrar los ojos y caer dormida.

poliamor. ┊ w/ koko nd' inui.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora