¡ m o v i e !
—pon eso ahí, por favor. inupi, ¿qué tal vas con el caramelo?
la primer indicación fue dirigida a koko, diciéndole dónde depositar los tres refrescos que tenía en sus manos.
la pregunta que le hizo al rubio fue porque esa noche se dedicarían a hacer maratón de películas de terror, claramente los pochoclos (o palomitas de maíz, como le conozcan) no debían faltar. inupi se ofreció a cocinar tanto estos como derretir el azúcar hasta formar caramelo y poder volcar su contenido sobre los pochoclos.la mesa frente al sofá estaba llena de refrescos, dulces y algún que otro snack salado. lo único que faltaba era inupi junto a lo que cocinaba.
—¡voy bien!, me quemé un poco pero nada grave.
koko se rió ante eso por pura maldad, y ella le dio un golpe en la cabeza, negando para que dejara de burlarse del contrario. el recién golpeado soltó un quejido y la miró, haciéndose el ofendido para después irse a poner la primera película que verían.
(n) fue hacia la cocina, viendo que inupi estaba con cara concentrada, mirando bien enfocado al azúcar derretirse, moviendo el recipiente donde hacía aquello. sonrió por la imágen que su novio estaba dando y sin pensarlo se acercó al otro, rodeando sus brazos en la cintura del otro con cuidado de no asustarlo.
—¿en serio estás bien?, ¿dónde te quemaste?
preguntó con un tono de voz preocupado. inupi giró su rostro para mirarla y le sonrió para que no se preocupara. dejó el recipiente a un costado y apagó el fuego, total el azúcar ya se encontraba del todo derretido y no necesitaba más.
a continuación giró también el cuerpo, quedando frente a la fémina y estiró la mano para que viera.
—no es nada, bonita, en serio.
(n) bajó la mirada, observando con detenimiento. la zona estaba un poquito rojiza pero no pareciera que iba a dejar cicatriz ni necesitaría asistencia médica.
—iré a buscar una crema mientras tú pones eso en la mesa. no acepto un "no" como respuesta.
dejó un rápido beso sobre los labios de su novio y salió de la cocina, subiendo las escaleras para ir a la habitación. allí buscó en un cajón del escritorio la crema que servía para ese tipo de heridas, no tardó mucho en encontrarla y después volvió a bajar, viendo que los dos chicos ya estaban sentados en el sofá. la primer película estaba puesta en pausa.
—ven aquí, sei.
dijo, sentándose en el sofá, justo en medio de los dos. inupi le miró atento porque eran escasas las veces donde ella lo llamaba por el diminutivo de su nombre, pero las veces que lo hacía le gustaba. era diferente a cuando le llamaba inupi, o inui.
la fémina tomó la mano del otro y cautelosamente empezó a colocar de a poco la crema en la zona afectada. el rubio se dejaba, reprimiendo una sonrisa porque su novia se veía demasiado adorable cuando atendía sus heridas y se preocupaba por él.
—uy, justo yo también me he quemado. (n), ¿podrías ayudarme, por favor?
bromeó koko una vez la chica finalizó su acción y dejó la crema a un lado. ella rió por la broma del contrario, dándole un beso para que no se sintiera excluído de su reciente muestra de amor.
—shh, pon la película.
pidió, acomodándose bien sobre el sofá, agarrando un paquete de gomitas para abrirlo y empezar a comer.