trece

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La mañana siguiente despertó con esa sensación en su cuerpo, tristeza y desolación, miró a su lado y Chan aún no habia vuelto a casa, así que decidió salir y tomar algo de aire fresco pensando en que quizá ayudaría en algo para quitar ese dolor que aún podía sentir suyo.

Y caminando por la fría calle, la mente del pequeño seguía perdida igual que al comienzo de la caminata, creyó que tal vez haciéndolo podría pensar mejor sobre aquel sueño, pero parecía que apesar de que buscara en su memoria con todas sus fuerzas, no recordaba nada de su pasado, no había ningún tipo de imagen en su mente, se preguntaba cómo había sido de niño, quién era y cómo se llamaba su madre, dónde estaba ella y por qué lo había dejado solo, cómo había aprendido a hablar o a escribir, cuál era su nombre.

Pero nada de eso era capaz de recordar, su corazón se sentía apretado, y durante todo el día se preguntaba "¿Quién soy?" Sin respuesta alguna, había olvidado hasta comer ese día mientras caminaba por la cuidad en busca de algo que pudiera reconocer, pero parecía que por más que lo intentara, fracasaria de todos modos.

Las personas que pasaban por su lado lo miraban con tristeza al ver su rostro y él al recibir todas esas miradas se sentía aún peor, y ahora cuando iba de regreso a casa de Chan con el estómago vacío, sintiendo ese dolor en su barriga pensaba por primera vez en lo difícil que era estar solo.

Y por un momento su cabeza se había nublado, veía todas las calles igual, tal vez la falta de luz lo hacía confundirse al elegir cual era el camino correcto ya que había anochecido, y se quedó mirando el lugar unos minutos, en los cuales su corazón se había sentido algo preocupado, pero que luego de pensarlo bien decidió seguir caminando en busca de su suerte.

Y al parecer estaba de su lado, porque al paso de unas cuadras logró reconocer una casa, y supo que faltaba poco para llegar a Chan, y en medio de ese pensamiento, se preguntaba quién realmente era ese chico tan amable, si habían tenido un pasado juntos o no, pero sin duda lo hacía sentir tranquilo, y mientras pensaba en sus cabellos rubios caminó con una media sonrisa hasta que logró divisar su casa.

En la ventana de la habitación del chico se encontraba él mirando hacia su dirección, y al momento en que ambas miradas se encontraron Chan salió corriendo, haciendo que lo perdiera de vista y se sintió algo culpable al haber pasado todo el día lejos de casa sin decirle nada a nadie, siguiendo su camino hasta que vió al rubio salir de su casa a toda velocidad a su encuentro. Felix se quedó pasmado en medio de la acera viéndolo correr hacia él, que luego de unos cuantos segundos sintió el impacto de un fuerte abrazo que logró asustarlo un poco.

—¿Dónde te habías metido?

Lo escuchó decir mientras se aferraba a su torso con fuerza.

—Salí a caminar.

—¿Tú solo?

El pequeño asintió y vió los ojos preocupados del chico frente a él, escuchó un suspiro pesado y se preguntó la razón de esa reacción, comenzaba a sospechar que Chan sabía cosas que él aún no lograba descifrar, estaba perdido pero no era tonto.

Al llegar a casa Chan le dijo que debían subir las escaleras en silencio para no despertar a mamá, y así lo hizo, Felix caminaba tras él con sigilo hasta que estuvieron seguros en la habitación, el rubio le entregó su pijama y tapó sus ojos para que el chico lograra cambiarse y cuando estuvo listo, Felix se acercó a él quitando sus manos de sus ojos.

SWEET DREAMS | chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora