Chocolate

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—A ver si entendí. Tú quieres que te ayude con tus problemas con el imbécil de tu hijo, ¿verdad?— Enji asintió.

Oh, Bakugō se pregunta cómo rayos no había pensado en que sería algo de ese calibre. Ahora tenía sentido el nerviosismo del mayor, quien miraba hacia otro lado con el seño fruncido. Bakugō quiso burlarse.

¿Acaso se veía tan cercano a Shōto? Pensaba que era normal la forma en la que actuaba con él. Es decir, ser un insoportable de mierda pegado como chicle es algo que le suena mucho al bicolor. Claro, no le molestaba, mentiría si dijese lo contrario; pero primero muerto antes de decirlo.

—Mira, mocoso. Estoy tragándome la poca dignidad que tengo para pedirte ayuda, ¿bien? Quiero— hizo una ligera pausa al tener la atención del rubio—... Quiero demostrarle que puedo ser un buen padre.

—Ajá, ¿tan mal se llevan?

—Apenas puede verme la cara sin matarme...

—Menuda mierda lo de tu hijo— escupió—. A saber que le hiciste para que llegue a ese punto...

Endeavor se mordió el labio, tratando de mantenerse serio, al menos dónde cabía. Él sabía el porqué, y se odiaba a si mismo por eso, pero no era algo en lo que el mocoso deba saber.

—¿Me ayudarás entonces?

—¿Y qué ganó a cambio?— lo mira con sorna— Ya te dije, podrías haberle preguntado al idiota de Deku, mala elección al preguntarme a mí.

—¿Y que quieres tú?—Bakugō se sorprendió ante la rápida respuesta del contrario.

Okey, debía estar bastante desesperado como para estar siendo muy cooperativo siendo que le estaba hablando sarcásticamente.

Una parte de él se sentía algo mal por andar pidiendo recompensa por una tontería. Otra, no le apetecía meterse en ese charco oscuro que conformaba a la familia Todoroki; hacían ver a su familia como una casa cristiana que iban a la iglesia todos los domingos. Y bueno... La última parte era su lado que le tenía aprecio a Todoroki.

Obviamente siempre la ignoraba, pero ahí estaba. Aprecia lo suficiente a ese idiota de dos colores como para pensarlo seriamente. Su orgullo se negaba a decir "claro, con tal de que tú estúpido hijo deje de verse tan triste cuando te ve la cara", le dejaba esa sensación amarga en la punta de su lengua, incomodándolo.

Oh Dios, se iba arrepentir luego por esa parte tan cursi suya.

—Estaba bromeando, anciano— suspiró—. ¿Exactamente qué quieres que haga?

En de pelo rojizo sonrió dentro de si, algo que Bakugō pudo notarlo por el brillo en sus ojos. Parecía algo que compartía con su hijo de forma inconsciente, claro que no lo pensaba decir.

—Puedes decirme todo lo que le guste Shōto, para empezar.

Katsuki alzó una ceja, pero se animó a a responder.

(。☬。)


La conversación se suponía que debía ser sobre los gustos de Shōto, buscando formas en las que Enji pueda aprovecharlos para acercarse a él, pero el rumbo cambió después de un rato. Ahora ambos tenían una taza en sus manos, ya que el frío se hacía sentir el joven pidió algo para calentar su estómago: chocolate caliente; Enji un té que de seguro tenía un nombre extraño proveniente de algún lugar remoto. Cosas de ricos.

—Oh cierto— rió Katsuki disimuladamente (aunque pudo ser persivido por el mayor) al sentir el sabor del chocolate semi amargo en su garganta—. Pude darme cuenta hace poco, cuando fuimos a cenar junto al idiota de Deku en la cafetería de la UA. A tu hijo le encanta el dulce.

—¿Ah sí? En casa apenas y come algo, Fuyumi solo le prepara Soba, así que no pensé en eso...

El Todoroki mayor no supo en qué momento el joven gritón había calmado su tono y hablaba tan cómodo frente a él. Al principio se sentía algo molesto, incluso cohibido. Cómo si hablar de Shōto fuese tabú para Bakugō, una llave a su subconscientemente. Ahora, calmado y sonriendo de forma disimulada, podía apreciar lo orgulloso que se sentía Katsuki cuando descubría cosas de su hijo, como un trofeo.

Algo dentro de él se sentía feliz sabiendo que existía alguien que realmente quería a Shōto. Aunque de seguro el otro era tan orgulloso como él como para decirlo en voz alta.

Sin duda, Enji y Bakugō eran muy parecidos.

—Huh, que raro. Siempre que puede se esconde chocolates para comerlos solo. Le brillan los ojos, ¿sabes? En una ocasión cuando vio que estaba cocinando se le dió por acercarse y preguntar: "Hey, ¿puedes hacerme galletas?"— dijo imitando la voz de su hijo, algo que le hizo reirse—. Obviamente lo mandé a la mierda, ¿quien se creía? Aunque bueno, al día siguiente le di unas cuántas que hize cuando se fue a dormir.

—¿Debería comprarle algún dulce entonces?— preguntó curioso, viendo cómo el otro dejaba su taza vacía en el escritorio.

—Si, de seguro le gusta. Podrías probarlo— dijo.

(。☬。)

Todoroki se encontraba despierto en la sala su hogar. Era muy tarde, bueno, según su horario. Su padre aún no llegaba a casa, lo sabía porque no había escuchado la puerta de la casa ser abierta. Fuyumi ya hacía poco se había ido a dormir, así que solo había silencio.

¿Qué era lo que quería Endeavor de Katsuki? Maldijo mentalmente por sentirse disgustado, sin entender muy bien por qué.

Antes de que pudiese seguir preguntándose en silencio, el sonido de la puerta principal siendo abierta se hizo escuchar por el sitio seguido de unos pasos. Endeavor había finalmente llegado. Levantó su mirada, curioso por la tardanza de su progenitor, notando algo entre sus manos. El corpulento hombre se sintió descubierto al ver a su hijo ahí sentado, captando el interés de su hijo.

—Es muy tarde, Shōto. ¿Qué haces despierto?— dijo, aclarándose la garganta. De igual forma, su tono nervioso se sentía a leguas, aunque para su suerte, parecía que el bicolor no lo había notado, relajándose y volviendo a su mirada de siempre.

—¿Acaso no puedo hacerlo?— se quejó, mostrando un ceño amenazante.

Endeavor solo tragó salida, no le apetecía malograr su buen humor por culpa de Shōto. Así que, con algo de cansancio, solo depositó el objeto que llevaba consigo cerca del bicolor, procediendo a retirarse de aquella sofocante sala.

—Lo ví de paso, pensé que te podría gustar— fue lo último que dijo antes de desparecer a su pieza.

El Todoroki menos alzó una ceja al ver la espalda de su progenitor desaparecer detrás de la puerta. ¿Acaso no le diría algo más?  Solo lo dejó ahí, con aquella cosa cerca suyo, la que ahora pedía ser vista.

—Esto es...

Una paquete de chocolate con leche, no era muy costoso, pero incluso así los ojos del menos brillaron al reconocerlo. Su marca de chocolates preferida.

Lo sostuvo entre sus manos, mirando hacia su alrededor como si pensara que aparecería un depredador dispuesto a llevarse su tesoro. Al sentirse más seguro, se dispuso a sonreír como un niño mientras abría el paquete para así llenar sus fosas nasales con ese olor tan delicioso. Solo por esta ocasión ignoraría que fue un regalo de su padre.

Enji pudo ver a su hijo degustar del chocolate en un silencio cómodo, para luego cerrar ahora sí la puerta de su habitación lentamente. Luego tendría que agradecerle a Katsuki.


Father and sonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora