—¿Cuál crees que es mejor, Jungkook? ¿Azul o morado? —preguntó Lalisa, sosteniendo dos camisas. El castaño las miró y pensó que ambas parecían iguales, pero nunca lo diría en voz alta.
—Azul —respondió, sin pensarlo mucho. Realmente estaba aburrido. Lalisa insistió en ir al centro comercial de compras porque se acercaban las vacaciones y quería comprar regalos para su familia y amigos.
Jungkook preferiría mil veces estar en casa viendo la tele.
—Hay mejor ropa allí —señaló Lalisa, volviendo a poner las camisetas en el estante y caminando hacia la sección donde aseguraba que había ropa mejor. Este la siguió lentamente, pero tan pronto como pudo se detuvo cuando escuchó una risa familiar en la distancia, buscando rápidamente a su alrededor.
—¿Jungkook? ¿No vienes?
—Sí, yo... ¿está bien si reviso algo en la sección masculina? Creo que también haré algunas compras. Me encontraré contigo en breve, ¿si? —el castaño habló de prisa mientras seguía mirando a su alrededor.
Lalisa tenía una expresión desconcertada en su rostro pero asintió lentamente, retomando su camino hacia la sección de mujeres. Jungkook rápidamente se alejó en busca de aquella risa. La escuchó de nuevo, afortunadamente, y la siguió.
—Eso es horrible, Seokjin, guárdalo.
El corazón de Jungkook se detuvo por una fracción de segundo al ver a Jimin. No tenía la menor idea que lo encontraría aquí. Echó un vistazo al tipo con el que se encontraba, quien estaba probandose un abrigo horrible.
—Tal vez deberíamos ir a buscar cosas mejores —apareció una chica entre ellos. Jungkook la recordaba claramente, ella trabajaba con Jimin.
—Está bien, ayúdame a quitarme este abrigo —el amigo de Jimin pidió y este mismo le quitó el abrigo, poniéndolo de nuevo en su lugar. Ellos comenzaron a alejarse mientras Jimin revisaba rápidamente su teléfono. Jungkook contuvo la respiración y sin pensarlo dos veces caminó hacia él.
—Hola, Jimin.
El rubio levantó la vista, sonriendo casi al instante cuando vio a Jungkook. —Oh, Jungkook. ¿Cómo estás?
—Solo haciendo un poco de compras para las fiestas, ¿y tú?
—Estoy aquí con algunos amigos —respondió—. Yo, uh, quería hablar contigo sobre tu mensaje de texto...
Jungkook intentó no sonrojarse. —Ah, sí, ¿todavía quieres quedar? ¿O tienes otros planes? Porque podemos reprogramarlo.
—No, no. De hecho me encantaría salir contigo. Me preguntaba a dónde iríamos —sonrió dulcemente, guardando su teléfono y acercándose al castaño.
Jungkook, por otro lado, observó la apariencia de Jimin: estaba un poco más pálido de lo normal debido al frío, tenía un leve sonrojo en las mejillas y su nariz era de un ligero tono rojizo. Sus labios estaban tan hermosos como siempre, acompañados con aquel tono rosado y brillante.
—Bueno, yo... estaba pensando en llevarte al lugar donde trabajo. Has sentido curiosidad últimamente por eso y, ¿por qué no? —el más alto se preguntó, sonriéndole cálidamente.
—¿Hablas en serio? ¡Eso sería genial, Jungkook! —Jimin sonrió en grande—. No puedo esperar.
—Me alegra que te gustara la idea —Jungkook lentamente agarró el brazo de Jimin, deslizándose hacia su mano y terminandolas por entrelazar. El rubio se miró las manos, una pequeña sonrisa formándose en sus labios. El castaño desearía saber lo que el más bajo estaba pensando, quería saber cómo se sentía con estos gestos.
Porque para él, lo eran todo.
—¿Jungkook? —el castaño oyó que su novia se acercaba. Jadeó y miró hacia atrás, hacia donde provenía la voz. No podía dejar que Lalisa viera a Jimin. Todavía no.
—Jimin, ¿a dónde fuiste? —otra voz femenina se escuchó en la distancia opuesta. El rubio levantó la vista y lentamente desconectó ambas manos. Ambos se miraron con expresión preocupada.
Silenciosamente, Jungkook se apartó de Jimin y se alejó, desapareciendo en otra parte de la tienda. Este último se quedó mirándolo hasta perderlo de vista.
Sintió una mano en su brazo y notó que era Sana, quien lo estaba mirando con una expresión indescifrable.
—Lo has visto —soltó la azabache en voz baja. Jimin frunció el ceño, preguntándose si Sana realmente lo sabía. Por supuesto que ella tenía que saberlo. Tampoco era como si él hubiese hecho un buen trabajo en mantenerlo en secreto—. Seokjin está allí esperándonos. Deberíamos irnos —Sana tiró de su brazo para que la siguiera. El rubio caminó detrás de ella, mirando nuevamente hacia donde Jungkook había desaparecido. Se preguntaba por qué se había ido con tanta prisa.
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—Bueno, ese definitivamente fue un viaje exitoso —una Lalisa sonriente salió de la tienda con bolsas de compras colgando de sus brazos. El castaño caminó detrás de ella, con las manos en los bolsillos.
—Sí, supongo —se encogió de hombros.
—Ahora todo lo que necesitamos es comprar cajas de regalo, pero eso podemos hacerlo en otro día. Estoy agotada. Bueno, dile al chofer que traiga el automóvil, debemos irnos a casa.
Jungkook sacó su teléfono para enviar un mensaje de texto rápido a su conductor, suspirando. Quería ver a Jimin otra vez, pero eso no iba a volver a suceder hoy. No con Lalisa aquí.
Aunque en serio estaba deseando volver a encontrarse con Jimin otra vez, Jungkook sabía que no debería pasar tanto tiempo solo con él, y no porque no quisiera, sino porque se había dado cuenta que la presencia del rubio era bastante adictiva y eso no era bueno para él.
Jungkook amaba pasar tiempo con Jimin, y no iba a cansarse de eso.
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lápiz labial 丼 kookmin.
Fanfic꒷꒦ ❝ jungkook se fue de visita a una tienda de cosméticos para comprarle labial a su pareja; sin embargo, no imaginó conocer a un lindo chico con los labios mucho más besables que los de esta.❞ ⋆ contenido homosexual ⋆ género: fanfic, romanc...