Día 3

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Vampiros:

Ukyo jamás se imagino que de  tantos viajes através  del servicio marítimo, llegaría a un pueblo tan hermoso como el que estaba.

Las flores que crecían alrededor del lugar eran hermosas, su amigo Gen le hubiera encantado tenerlas en su jardín. También las casas eran pintoresca y muy llamativa, las personas del pueblo eran cálida y le daban una bienvenida acogedora.

— Que hermoso lugar — comenta Ukyo a uno de sus compañeros.

— Si, aunque es muy caluroso y extraño — comenta Yoh mirando a las personas del lugar — Hace un calor endemoniado y usan cuello de tortuga, ¿no se ahogan con eso?

Ukyo niega divertido con la cabeza, su amigo y compañero jamás cambiaría.

— No es nuestro asunto, solo vinimos a inspeccionar que todo estuviera bien y comprobar si no necesitaban ayuda.

— Lo que necesitan es un aire acondicionado — murmura Yoh para luego comerse su helado.

En eso llega una mesera bonita y aunque no usará un cuello de tortuga, si tenía un collar pegado al cuello.

— No es necesario, aunque el día es caluroso. De noche hace bastante frío — comenta la chica dajando otro par de helados.

Ukyo se queda extrañado y le dice — Nosotros no encargamos eso.

La joven mesera sólo le sonríe — Es cortesía del dueño, es por la amabilidad.

Iba a protestar, que no era necesario esa amabilidad pero su amigo lo interrumpio — No seas mal agradecido Ukyo, los regalos no se desprecian.

El de ojos verde solo mira mal a su amigo, él nunca cambiaría su forma de ser y se aprovecharía de cualquier situación. Solo suspira y le entrega su porción de helado.

— Me iré a caminar antes de que anochezca.

Ukyo se levanto de la mesa y se fue a pasear por el colorido pueblo, le encantaba escuchar la risa de las personas y de los niños. También sentir el aroma de la comida recién horneada que salía de las casa y sobre todo ver como todos se ayudaban entre sí.

Llegó a un pequeño puente que cruzaba un pequeño arrolló y se quedó ahí para ver a los peces pasar, también una familia de patos nadar.

— Lindo — dijo una voz detrás suyo.

Ukyo se asusta un poco, no pensaba que estaba tan metido en sus pensamientos para no escuchar pasos a su alrededor. Trata de calmarse y ver a la persona que le habló, se sorprende al ver un joven bastante guapo y con una sonrisa encantadora en su rostro.

Era alto, de cabello dorado y mirada dorada rojiza. Tenía un porte elegante y desprendía un aura de confianza absoluta.

— No te escuche llegar... Disculpe es que me asusto — dice Ukyo al chico.

Él solo le sonríe y le contesta — Tengo los pasos muy ligero, por cierto me encanta tus ojos. ¿Eres de por aquí?

Ukyo se sorprende por eso, los pasos eran demasiado ligero para tener el cuerpo que tenía. Alguien de su composición jamás caminaria de forma tan silenciosa y mucho menos en un puente de madera que rechina al caminar.

— No, estoy de servicio. Soy de la marina — comenta Ukyo tratando de no parecer asustado.

— ¡Amo el mar! — dice con estusiasmo el joven muchacho —Que tal si vienes a mi castillo esta noche Ukyo, así hablamos más sobre el mundo maravilloso del océano.

— ¿Castillo? — pregunta Ukyo, sin caer en cuenta que el individuo sabía su nombre — No gracias, mañana temprano tengo que regresar al muelle y dar un informe. Así que no me debo desvelar.

— Entonces te visitaré yo, nos vemos Ukyo — sin más que decir el joven se fue del lugar, sin hacer ningún sonido y dejando confundido al joven chico.

***********
Ya era más de las 22:00pm y aún no terminaba el informe, mañana a las 9:00am tenía que estar en el muelle. Pero el sueño podía más que él, así que dejo el papel y lápiz para levantarse del pequeño escritorio.

Va al baño para darse una buena ducha antes de irse a dormir y luego acostarse en la cama. Casi pega un grito cuando al salir del baño, ve al joven de esa tarde en la cama acostado.

— Te tardaste mucho, no soy tan exigente con la hingiene — comenta él con una sonrisa descarada en el rostro.

— ¿Cómo entraste? — pregunta Ukyo, agradecido de tener su pijama puesta.

— Eso no importa — comenta el chico levtandose de la cama y jalandolo de la mano, para luego atreaelo hacía él y sentarlo en su ragazo — Vamos a pasarla bien.

Ukyo trata de alejarse de él, pero el chico lo sujetaba fuertemente contra su cuerpo.

— Ukyo, hueles bien me encanta tu sangre. ¿Eres tipo A? — pregunta él oliendo su cuello.

– ¿Cómo sabes eso? — pregunta él mirándolo a los ojos — Ni siquiera se tú nombre.

— Mi nombre es Ryuisui, mi apellido no importa y ya quiero probarte. Desde que te vi ame todo de ti — comenta el chico dándole pequeños besos en el cuello.

Por alguna extraña razón Ukyo no podía mover su cuerpo, es como si estuviera paralizado.

— Ukyo mírame — dice él susurrando su nombre cerca de su oído.

Él obedece y se asusta por lo que ve, pero alguna extraña razón le fascina al mismo tiempo. Los ojos de Ryusui comenzaron a brillar de una tonalidad rojiza y sus colmillos comenzaron a crecer.

— No es posible, no existen — comenta Ukyo tratando de alejarse, pero el agarre seguía firme en su cintura. Al darse cuenta del ser que lo sostenía con fuerza, era un vampiro.

— Si existimos cielo, somos reales y también caprichosos — comenta Ryuisui dándole pequeños besos en el cuello — Lo que deseamos siempre lo obtenemos y yo te deseo a ti.

Sin más que decir Ukyo, solo pudo ver como el joven vampiro le clavaba los colmillos en el cuello.

*******

A la mañana siguiente nadie sabía de él, ni siquiera se acordaban de él. Ni su amigo de la marina, ni sus superiores. Para ellos Ukyo Saionji nunca existió.

RyukyoWeek Donde viven las historias. Descúbrelo ahora