Día 6

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Nota: Los demás días lo publicare el fin de semana.

Almas gemelas:

Se iban a separar, ¿acaso no era peligroso separarse de su alma gemela?

Ryuisui desde que era niño le decían relatos o mitos sobre las almas gemelas, él nunca las llegó a creer. Por lo menos no para sí mismo, siempre fue un alma libre y sin atadura. Tener una alma gemela implicaba siempre estar junto a la otra y pidiéndole permiso para hacer algunas una cosa.

Que equivocado estaba, porque cuando conoció a Ukyo quedó encantado con su esencia. Al principio no sospechaba que fueran almas gemelas, después de todo en carácter y personalidad eran muy diferentes.

Pero cuando se trataba de los gusto era otra cosa, ambos amaban la comida. Aún le parecía tierno que Ukyo llorará cuando probaba algo delicioso creado por Francois, ambos amaban el mar. Se quedaban hora apreciando el océano y escuchando las olas del mar chocar contra la orilla de la arena, también escuchaban el océano cuando iban en el Perseo.

Sin contar que los dos eran muy intuitivo a su modo, tenían una sensibilidad que los caracterizaba. Ryusui podía saber que pasaba a su alrededor, mientras que Ukyo podía presentir las emociones de las otras personas. Ser empaticos a su modo.

No le desagrado descubrír que el mayor era su alma gemela, tratando de estar lo más cerca posible cuando no tenían trabajos que hacer o una misión que cumplir.

Le gustaba ver lo delicado y paciente que era Ukyo con los niños, aunque no solo era con ellos. También lo era con todos los aldeanos, como le explicaba con paciencia a Magma sobre las letras, como el decía a Kirno como se escribía una palabra.

Ryusui sonreía cada vez que lo miraba ayudar a los demás, cada vez que estaban hablando de ellos. Así que cuando le dijeron que uno de los cinco generales se tenía que ir a la ciudad del maíz, le entró un mal presentimiento en el estómago.

Sabía antes manos que el más indicado era Ukyo, era una misión que sólo él podía hacer. Ya que era el único que sabía hablar inglés con fluidez, incluso mejor que Senku o él, sin contar que necesitaban que todos en la ciudad del maíz cooperaban con calma. Además de buscar la medusa y tenerla a salvo.

— Será rápido — le dijo Ukyo un día antes de partir.

Ryusui no estaba de acuerdo con él, no quería separarse de su alma gemela — ¿Y si la conexión se rompe? ¿Y si los dos corremos peligro?

Ukyo suelta una risa suave, para después tomar su rostro con ambas manos y darle un suave beso en la frente — ¿Qué más peligro de cuando fuimos disparados? Estaremos bien, además que nos cominaremos todos los días.

Él solo lo abraza y esconde su rostro en el regazo de él — Se que es importante, pero aún así no quiero.

— Prométeme que te portaras bien — dice Ukyo acariciándole con suavidad su cabello — No abuses de los pobres ciudadanos.

Ryusui hace un puchero y mira al de ojos verdes — Lo iba hacer, pero ya no. Así cuando nos volvamos a ver, podré escuchar tus regaños.

Ukyo niega divertido y le da un suave beso en los labios, pero con lo ambicioso que él era no se conformó solo con eso  y aumentó la intensidad del beso. Dejando a los dos con la respiración agitada y mezclándose.

Ambos se miran a los ojos y se dejan llevar por la pasión.

**
Cuando se volvieron a ver, como Ryuisui esperaba recibió un regaño por parte de Ukyo. Desde la corrida con los toros, de molestar a su hermano y hasta de crear monedas de la nada. Sin contar el banco que les mando a crear en la ciudad del maíz, pero a Ryuisui eso no le importaba porque tenía a su ángel de vuelta otra vez entre sus brazos.

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