cinco

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A fuera de su casa está Louis, completamente empapado, con su cabello mojado pegado a su frente, tiene una sonrisa temblorosa y puede notar que está titiritando de frío.

Abre los ojos como platos y está a punto de dejarlo pasar, pero luego recuerda que tiene puesta su sudadera, y joder, tiene que quitársela, porque parecerá un maldito raro si Louis sabe que la ha tenido puesta desde el día anterior.

Así que le cierra la puerta, dejando al mayor con la boca abierta.

Corre a su habitación, quitándose en el trayecto la sudadera. Mala idea. Cuando está apunto de liberarse de ella y de su cálidez, ésta le tapa la vista en el momento en que está por entrar a su habitación, no nota que la puerta de su habitación está cerrada y termina chocando con ella, cayendo de trasero al suelo.

—¿Harry, estás bien? — pregunta su mamá cuando escucha el gruñido que sale de los labios del menor. Harry sólo le murmura 'Mhm' y se quita por completo la sudadera.

Se levanta del suelo y abre la puerta de su habitación, entra rápidamente y va hacia su clóset, tomando algún suéter y poniéndoselo de igual manera rápida. La sudadera de Louis la deja en el respaldo de una silla que está frente al escritorio donde se encuentra su portátil y unos libros.

Corre rápidamente a la puerta de entrada otra vez.

Por favor, que no se haya ido. Por favor, que no se haya ido. Por favor, que no se haya ido. Por favor, que no se haya ido.

—¡Harry, no corras de esa forma, te vas a caer! —le grita su madre cuando lo ve pasar de esa forma a su lado, y es como si fuera una vidente, porque eventualmente Harry tropieza con sus propios pies, cayendo al suelo.

—¡Mamá! —le grita él de vuelta. Se levanta del suelo, y con una mueca de dolor, hace el camino que le queda está vez caminando.

—Yo te lo advertí. —le recuerda Anne, encogiéndose de hombros y continúa lavando los trastes.

Que no se haya ido, vuelve a rogar Harry a nadie en especial. Abre la puerta y suelta un suspiro cuando ve a Louis en la misma posición en la que lo dejó.

—Ho-hola... —murmura Harry, sonriéndole al otro chico, el cual termina sonriendo de igual manera.

—¡Hola! —Harry se pregunta cómo le hace Louis para mantener su buen humor aún cuando se está congelando.

Oh, sí, es cierto. Se está congelando. Harry reacciona y abre más la puerta, invitando a Louis a pasar. Él sólo se muerde el labio y sacude su cabeza negando.

Harry frunce el ceño.

—Estoy empapado, Harry, terminaré ensuciando tu casa. —explica mientras se abraza a sí mismo, siente el maldito frío calarle hasta los huesos y se encuentra temblando, en ese momento se cuestiona si haber ido a la casa de Harry en lugar de la suya fue buena idea, y sabe que lo fue en cuanto vio la sonrisa en el rostro del más pequeño. -De cualquier forma, sólo vin-

Harry le interrumpe cualquier cosa que iba a decir tomando su mano y jalándolo adentro de la casa, la cual le brinda calidez, pero aún así sigue sintiendo el frío.

El tacto de sus manos mandó un cosquilleo a éstas y a sus estómagos, ambos se miraron a los ojos al sentir aquello y sonrieron de forma tímida.

—¿T-tienes... frío? —pregunta Harry en voz baja.

¿No es obvio? ¿Quieres que se convierta en un muñeco de nieve para estar convencido?

—Sí, yo... creo que mejor me vo-

Patience | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora