seis

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Harry podría tener un amigo ahora, pero eso no impedía que aún le disgustara ir al colegio. Así que se despertó sin muchas ganas, aunque con una sonrisa en su rostro. Era raro para él, porque eso de tener a Louis significaba no volver a estar solo de nuevo, y eso era simplemente genial.

El día anterior, cuando Louis fue a su casa y después terminaron acordando que eran amigos, pasaron el rato hablando y haciendo bromas, bueno, en realidad era Louis quien hacía la mayor parte de as bromas, ya que Harry parecía carecer de ingenio para hacer chistes, pero estaba bien, porque se había divertido un montón.

Louis contaba sus anécdotas graciosas y Harry las suyas -que tampoco eran muchas-.

El camino a la escuela fue normal. Caminaba a paso lento, porque realmente no tenía ganas de llegar, porque sería la misma rutina de siempre y estaba cansado de eso. El clima no había mejorado mucho, aún había frío, pero por lo menos ya no llovía. En el camino se encontraba con grupos de chicos de su edad o mayores, caminando juntos mientras platicaban y reían escandalosamente, ¿en serio hay gente con buen humor en la mañana?, se preguntó mientras veía disimuladamente a los chicos. Bueno, sí, podía ser que Harry no fuera la persona con mejor humor del mundo, y eso empeoraba en las mañanas, culpa de la escuela y a sus escasas horas de sueño.

Suspiró.

Veía su día como algo más, como uno normal, pero justo cuando la imagen de cierto niño con ojos azules, sonrió y apresuró el paso.

Sí, la escuela seguía siendo una mierda, pero estaba Louis.

Como siempre, se encontraba en el fondo.

Ése había sido su lugar desde que iniciaron las clases, pero antes era mucho más diferente, porque sus amigos se sentaban con él y siempre hablaban y hablaban hasta que la profesora les llamara la atención. Sin embargo, ahora el lugar del fondo es para los perdedores, y él, claramente lo es.

La profesora entra al aula y todos los murmullos de sus compañeros se silencian, la maestra da los buenos días y da indicaciones para iniciar con la clase.

Y de nuevo, todo es una rutina.

Sin embargo, Louis tampoco la está pasando de maravilla.

Despertó un poco más tarde de lo usual, su excusa es que su alarma no sonó, pero lo había hecho y la había ignorado, hasta que su mamá entró al cuarto y comenzó a mover su cuerpo de un lado a otro, hasta que despertó, adolorido, pero despertó.

Así que tuvo que correr para llegar a la escuela, a pesar de que la calle estaba despejada, no podía correr bien y casi se cae 5 veces. Pero logró llegar sano y salvo a la escuela, encontrándose con Dave en la entrada, lo estaba esperando.

-¡Louis! -le grita, incluso cuando el chico está la suficientemente cerca para hablar normalmente, sin necesidad de levantar la voz. -¿Por qué llegas tan tarde? ¿Crees que tengo todo el tiempo del mundo para esperarte, princesita? ¡Mi tiempo es valioso, demonios! ¿Te quedaste dormido de nuevo? ¡No puedo contigo!

Louis quiere responderle que deje de hablar y que meta su trasero dentro del salón, porque la campana acaba de sonar, pero se ha quedado sin aire y tiene que agacharse un poco, poniendo sus manos en sus rodillas, con la cabeza baja y respirando profundamente.

-Eso creo...

-¿Viniste corriendo? ¡Joder, Louis, has de estar todo sudoroso! ¡No te me acerques!

Patience | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora