Reemplazo

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Izuku se despertó confundido.

Lo primero que se cruzó en su vista fue el celular de Katsuki que tapaba su rostro, tenía la visión ligeramente borrosa.

Después, Katsuki bajó el celular y dejó ver su cara, se veía preocupado. Comenzaba a sentirse consciente de sí mismo, estaba recostado en la banca con la cabeza apoyada en las piernas del mayor.

—He llamado una ambulancia, no tardarán en ve...—Fue lo poco que entendió Izuku. —No te duermas.

"No te duermas" esa frase resonó con eco en su cabeza. Vacilaba, sus ojos amenazaban con cerrarse y desmayarse de nuevo.

Las manos grandes pero suaves de Katsuki sostuvieron su rostro. Abrió bien los ojos una vez más, rubíes le miraban con insistencia.

"Mírame" interpretó lo que dijeron los labios de Katsuki. Izuku se esforzaba por mantener la vista fija en la mirada del programador.

No sabía que estaba sucediendo.

¿Por qué se sentía como si estuviera muriendo?.

La luz del alumbrado público iluminaba la parte trasera de la cabeza de Bakugo simulando una aureola.

"Quizá morir no sea tan malo si hay ángeles así de bonitos" pensó.

No estaba muriendo, estaba delirando.

Katsuki estaba asustado, no sabía que debía hacer en lo que llegaba la ayuda, lo único que se le ocurrió fue mantenerlo despierto.

Se dio cuenta del esfuerzo que ponía Deku en estar consciente, la mirada de uno de sus ojos estaba manchada de la sangre que le había escurrido de la cabeza.

De un momento a otro la intención de la mirada de Izuku cambió a esa coqueta que solía poner a menudo.

—Llévame contigo ser celestial.—Balbuceó el peliverde lo suficientemente alto para que Katsuki escuchara.

Katsuki sintió su rostro caliente pero no tuvo tiempo para reaccionar pues la ambulancia se anunciaba cerca con su sirena.

La furgoneta llegó, rápidamente y de forma metodológica subieron a Midoriya en la camioneta blanca.

—¿Tu no vienes?.—preguntó un regordete paramédico.

—También te ves algo mal, te ves colorado muchacho.—Decia otra.

—No, llevenselo. Llegare allá con eso.—Dijo señalando la motocicleta.

Sin más, la ambulancia se arrancó directo al hospital y Katsuki con las llaves que había sacado del bolsillo del menor encendió la motocicleta y condujo como pudo tras ellos con velocidad y con la licencia de Dios.

—No hay daños en el cerebro sólo perdió mucha sangre por eso el desmayo. La herida tardará un par de días, quizá tres en cerrarse totalmente. Pero aún después de eso deberá estar en reposo unos cuantos días más, ¿de acuerdo?.—Decía la doctora.

—Sí, entiendo.

—¿Hay algún familiar al que puedas llamar? Se niega a pasar la noche aquí. Iré en unos minutos con la receta.

—Gracias veré a quien puedo contactar.

Katsuki caminaba por el pasillo, era sorprendente la cantidad de personas en la sala de emergencias. Hacia mucho tiempo que no visitaba un hospital. Se detuvo frente la habitación de Izuku, logró verlo por la ventanilla de la puerta.

Sonrió para sí cuando lo vio batallar con el control remoto del televisor, se sentía aliviado, los paramédicos le dijeron que había hecho bien en mantenerlo despierto. ¿Que habría pasado si no lo hubiese hecho?.

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