Surprise

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Ya era mitad de semana y recién comenzaba el día, aún así Eijiro no se permitiría decir que lo había hecho con el pie derecho. Caminaba apresurado por entre los cubículos del departamento de programación, tapándose el trasero con su carpeta de documentos. Saludó alegre a las coquetas señoritas como de costumbre y a los cuantos caballeros que allí se encontraban, tratando de disimular su vergüenza.

Llegó a la oficina de Bakugo y no se molestó en tocar, era una emergencia. Sin embargo la verdadera tragedia se encontraría dentro. Katsuki se veía deplorable, tenía las ojeras marcadas y su cabello ceniza estaba hecho un desastre, sin mencionar el movimiento recurrente y ansioso de sus manos.

-¡Dios mío!... ¿No me digas que estás así por el reloj?

-No te incumbe, ¿a qué has venido?

Si bien Katsuki había tenido complicaciones al no tener su reloj de mano, en los últimos días había logrado dominar su tiempo con el de su móvil, aún así le parecía más sencillo mantener su puntualidad perfecta con el segundero de su reloj, estaba tan acostumbrado a su viejo artefacto de engranajes pero había logrado sobrevivir con su celular, hasta ahora.

Lo que realmente le hacía ruido a su existencia era que Izuku no le había llamado. Se sentía indignado, no le parecía educado que el mocoso no le hubiera telefoneado o tan siquiera texteado para dar un simple agradecimiento por todo lo que había hecho por el. Lo que más le enfurecía era que ante la nula comunicación no podía saber si se encontraba bien o si necesitaba algo haciéndole sentir tan estresante y molestamente preocupado.

Había pensado en darse una vuelta y visitar al peliverde a su casona para calmar sus nervios, pero si algo tenía en abundancia era su orgullo. La constante batalla de su dignidad y ego entre su preocupación era los que se había tragado su sueño haciéndolo pasar noches en vela.

-Vengo a pedirte un favor como compañeros.- Decía apenado.

-¿Qué clase de favor?

Ejiro sin alejarse de la puerta se dio la vuelta y quitó la carpeta que hasta ese momento había mantenido en su retaguardia dejando ver sus rojos calzoncillos, había roto su pantalón.

Una carcajada burlona salió de los labios de Katsuki quien empezaba a sacar el hilo y la aguja de un cajón de su escritorio.

-No es gracioso, tengo una junta hoy.- Reclamaba el pelirrojo girándose de nuevo.

-Deberías comprarte uno nuevo, ya no sé cuántas veces he zurcido ese trapo. Quítatelo.

Eijiro comenzó a desvestirse. Recordaba la primera vez que Bakugo había arreglado su pantalón.

En ese entonces le tenía una especie de rencor a Katsuki. Pues no solo había entrado a la empresa siendo demasiado joven sino que también a un puesto alto, específicamente más alto al de él. Al principio le parecía una burla que hubiera obtenido el trabajo por recomendación sin haber estudiado una ingeniería. Aunque al final, siempre se guiaban por la experiencia del contratado y resultaba ser que ese tipo de 23 años tenía mucha más que el.

Eijiro tendría su primera reunión verdaderamente importante en la empresa, había comprado un traje nuevo para la ocasión, sin embargo no había tenido oportunidad de ajustarlo. No le causó conflicto, estaba muy emocionado para preocuparse por como le quedaba el conjunto. Pero no contaba con que la sesión se llevaría acabo en compañía del representante del departamento de programación.

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