🔧CAP. 7: Freddy44HD🔧

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El turno de Leticia Harris estaba a punto de finalizar

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El turno de Leticia Harris estaba a punto de finalizar. No obstante, antes de salirse de servicio tenía que dar de alta a uno de sus pacientes. Concretamente a Armando Grúas, que había sido ingresado en Urgencias por una infección respiratoria causada por el virus de la gripe. 

Dos individuos, uno vestido de mecánico y otro que desprendía un insoportable hedor a alcantarilla, se presentaron en la puerta del Hospital del Sur sobre las dos de la madrugada con un sujeto a cuestas. Sin comerlo ni beberlo ambos protagonizaron el escándalo del mes. 

Comenzaron a reclamar la asistencia de un EMS ya que, según ellos, la vida del herido pendía de un hilo. Aunque en realidad era una gripe común que se le había agravado por las condiciones meteorológicas. Estuvieron durante toda su estancia en el hospital discutiendo sobre quién tenía la culpa de que el paciente estuviera así.

Los gritos y las amenazas de muerte que se lanzaban entre ellos eran tan insoportables que Leticia y casi toda la plantilla de EMS que estaban de guardia en ese momento tuvieron que intervenir para calmar la discusión. La gota que colmó el vaso fue cuando el sujeto denominado "Tuculazo" mordió al "puto chino de los cojones" y, éste, como respuesta, le lanzó un par de sillas de la cafetería del hospital provocándole una brecha en la sien y rompiéndole la nariz. Isabella, una de sus residentes, consiguió sacar al de la cresta roja del hospital. No obstante, para evitar futuros incidentes, llamaron a la policía para que asignaran una unidad en el hospital por si el sujeto de la cresta volvía.

Harris examinó la vía intravenosa del suero fisiológico. El enfermero, Juan Camilo Rodríguez, bajo las indicaciones de Harris, se la había retirado unos minutos antes ya que el paciente llevaba horas sin manifestar ningún tipo de síntoma.

– Muy buenas, caballero, ¿qué tal? ¿Cómo ha pasado la noche? – cogió el historial médico del paciente de la mesita auxiliar y le echó un vistazo. – Bien, señor Grúas, le vamos a conceder el alta. – comentó con aire distraído mientras rellenaba la hoja de alta. – Ehm ... ¿me escucha? – siguió sin obtener respuesta alguna. Supuestamente ya se le debería haber pasado los efectos del suero. – Madre mía, sigue sopa.

De pronto, se escuchó un golpe seco que provenía de la puerta. Alguien la había golpeado abriéndola de par en par. Era Freddy Trucazo, uno de los autores del escándalo de la noche anterior. Le llamó la atención la manta que tenía colgada del hombro. Estaba segura que se la había robado al paciente en coma de la habitación contigua.

– Hola, buenas. – saludó con voz nasal. Tenía varios puntos sobre el puente de la nariz y un algodón en el agujero derecho. – Oíste, señorita, ¿el relojero éste se ha levantado ya de la siesta o qué? – Harris le chistó para que guardara silencio.

Uno de los tantos apodos que le había puesto Freddy a Armandiño era el de "Relojero", incluso había guardado su contacto con ese nombre. Todo venía de la manía que tenía Armando de pedir cinco minutos cada vez que alguien intentaba hablar con él. 

PACIENCIA | #YunandoAU 🔧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora