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Cuando Sunoo despertó, unos profundos ojos azules lo miraban

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Cuando Sunoo despertó, unos profundos ojos azules lo miraban.

Se asustó y gritó cayendo de la cama al ver a su mascota ladrar.

- ¡Sunoo! - Niki entró de golpe y vio a su amigo en el suelo. -Por Dios, al fin despiertas.

Nishimura lo ayudó a levantarse dejándolo sentado en su cama.

- ¿Qué diablos pasó? -Preguntó el peli rosa aturdido.

-Bueno, cuando noté que nunca salías de tu cuarto, vine y te encontré desmayado con Ranger ladrando como loco. -Explicó. -Te acosté en la cama y decidí hacer una sopa, te la traeré enseguida.

Niki salió y Sunoo seguía sin entender, ¿por qué diablos se desmayaría?

Se sintió mareado y al regresar su mirada a Ranger, éste estaba acurrucado en una esquina, tenía las orejas gachas y se veía abatido.

- ¿Qué sucede, cariño? -Le habló, pero el perro no hizo ni un sonido.

Fue entonces cuando su cerebro registró el motivo de su desmayo, abrió sus ojos sorprendido pero en la misma pensó que quizás sólo lo había alucinado. Es decir, ¿Ranger siendo un humano? ¡Era imposible! Su mente le había jugado sucio, sí, era eso.

-Ven aquí bebé, papá no te dañará. -Le dijo al perro, pero este seguía reacio, hasta chilló al escuchar la última frase.

-Seguro está asustado por haberte visto caer. -Dijo Niki que llevaba una bandeja con un plato de sopa de pollo con verduras. -Relájate, ya se le pasará y volverá a estar sobre ti como siempre.

Sunoo asintió y empezó a comer, Niki salió a comprarse los zapatos ya que Sunoo no estaba en condiciones.

Entonces, cuando Sunoo ya había terminado de comer y estaba más relajado. Ranger supo que era el momento.

- ¿Seguirás ignorándome? -Preguntó el peli rosa que se masajeaba la cabeza con los ojos cerrados.

-Es imposible que te ignore. -Contestó una voz masculina y aterciopelada.

Sunoo se congeló. Tenía miedo de abrir los ojos aún con sus manos en la cabeza, no podía ser que otra vez estuviera soñando despierto.

-Perdón por asustarte. -Volvió a hablar.

Sunoo abrió sus ojos castaños y con temor dirigió su mirada a la esquina en donde hacía unos minutos Ranger estaba echado.

En efecto, ahí se encontraba el mismo chico que le provocó el desmayo, Sunoo se dedicó a observarlo con detalle. Estaba totalmente desnudo, mostrando un cuerpo grande y musculoso, su piel era ligeramente dorada, pero su cabello sí era negro con ondulaciones, además que tenía un enorme tatuaje tribal en su hombro derecho y cubría todo el brazo.

Detalló su rostro, un hermoso rostro marcado por fuertes rasgos, pero que en ese momento, lucía como un bebé, un enorme bebé asustado. Sus labios eran delgados y de color rosa, sus hermosos ojos azules brillaban con intensidad, y al bajar su escáner se dio cuenta que poseía unos muslos gruesos y un buen pa-que-to-te...

Tragó duro...

Ese chico era un dios.

Un espectacular, enorme, guapísimo, dios griego...

¿Pero qué diablos hacía un dios en su habitación?

- ¿Ra-Ranger?

Y el hombre asintió.

-En realidad, mi nombre es Sunghoon... Park Sunghoon.

-P-pero... T-tú... - Sunoo estaba temblando, excitado e incrédulo.

-Sé que esto es algo sorprendente, pero... Yo soy Ranger, soy un cambia formas Lobo. Y aunque en mi forma animal parezco un cachorro, bueno, en realidad sí lo soy, pero como humano, ya tengo dieciocho años.

- ¿Cambia formas? -Bien, Sunoo creía que se había fumado de la buena.

-Escucha, yo soy real. Soy Ranger para ti y Niki, pero realmente soy Sunghoon, perteneciente a un clan de Lobos casi extinto que se refugia en las montañas ocultas de Seúl.

- ¡Espera! -Alzó su mano, ya se encontraba alterado. -Yo de verdad estoy alucinando.

- ¡Que no, Sunoo! -El Lobo caminó lentamente hacia él, hasta arrodillarse a un lado de la cama. -Tú me salvaste. -Tomó con delicadeza la mano del peli rosa y la posó sobre su duro pectoral izquierdo. Sunoo se sonrojó ante ello. -Ese día, hace dos años, yo recién había descubierto mi naturaleza, había tenido mi primera transformación, pero mi clan fue emboscado, los cazadores acabaron con muchos de mi gente, por eso huí. No sabía adónde iba, sólo quería huir. -Suspiró con su rostro atribulado. -Me habían herido mucho y al estar en mi forma de cachorro no tenía mucha fuerza, cuando llegué a la carretera ni siquiera me di cuenta. Fue entonces cuando llegaste. - Hoon le dirigió una mirada agradecida y anhelante. -Yo era vagamente consciente de una dulce voz que me decía que todo estaría bien. Y eso me ayudó a seguir... -Sonrió levemente sonrojado. -Entonces, al darme cuenta, tú ya me habías puesto nombre y me adoptaste como tu mascota. - Hoon se rió y acercó su mano a la suave mejilla de un shockeado peli rosa. -No sabes lo agradecido que estoy contigo, con Niki, por haberme criado, así haya sido como un perro doméstico. Pero mi instinto me pedía transformarme, para mi clan, he llegado a la edad adulta, por lo que debo empezar a entrenar para convertirme en un buen Alfa. Es por eso que me he presentado ante ti. -Acunó su mejilla con cariño. -Porque te convertiste en mi dueño, en todos los sentidos. Te debo mi vida y protección, Sunoo... Prácticamente estoy a tus pies.

Terminó su relato con una reverencia y Sunoo seguía sin saber qué decir.

Su mano aún sobre el pecho del chico, podía sentir la piel caliente, el ritmo acelerado de sus latidos, y sabía que eso no podía estarlo soñando.

-Así que... ¿Mi perro, en realidad es un hombre Lobo? -Preguntó casi sin aliento.

-Sí. -Contestó sin dudar. -Pero, sólo tú debes saberlo, por el momento no es bueno que los humanos sepan de mi o me darán caza.

Sunoo asintió. Dirigió su vista de nuevo al hermoso hombre grande y con cuidado, tomó sus mejillas y las acarició. Aún le parecía increíble que su adorable perro sea un hombre Lobo.

-Pero mientras estés en casa, debes permanecer como Ranger, buscaré algún bosque cercano para que puedas correr. Porque estoy seguro que el parque ya te aburrió.

Sunghoon sonrió contento mostrando todos sus dientes y la respiración de Sunoo se atascó.

El hombre tenía una sonrisa tan bella y a la vez tierna que su corazón palpitó con rapidez, encantado por lo que veía.

—Y cuando estés en tu forma humana, rotundamente usarás ropa. -Advirtió con sus mejillas rojas; evitando mirar hacia abajo.

Hoon no podía estar más complacido.

—Como tú digas, mi Omega...

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My Sweet WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora