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Ya habían pasado los veinte días que Sunoo y Ni-ki habían solicitado en su trabajo, nadie creía que en sólo dos semanas su vida había cambiado por completo

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Ya habían pasado los veinte días que Sunoo y Ni-ki habían solicitado en su trabajo, nadie creía que en sólo dos semanas su vida había cambiado por completo.

Sunghoon le había enseñado a Sunoo a cambiar sus ojos de color para que los humanos no hicieran preguntas demasiado curiosas. Por lo que ahora volvía a tener sus dulces ojos color avellana.

Las orejas y colmillos se habían ido, pero su Lobo seguía ahí, tan presente que era abrumador para el pelinegro saber que tiene el alma de un Lobo auténtico dentro de sí.

Aunque eso no le quitaba lo emocionante a las cosas que aún le faltaban por descubrir.

Entre los dos habían pensado qué sucedería de ahora en adelante y Sunoo había decidido que quería vivir en la manada por alguna temporada. Uno, porque él necesitaba estar con su madre y conocer más de sus costumbres, dos, Sunghoon necesitaba recuperar el tiempo perdido con sus padres también y tres... Porque estar en las montañas se le hizo la vida perfecta, tan tranquila y natural.

Caso contrario era el de Ni-ki, que ya estaba listo para volver a la rutina, ignorando por completo a los dos corazones rotos que dejaba en aquel lugar.

—Entonces, ¿irán, arreglarán todo y volverán? -Corroboró la Omega de la manada.

—Así es mamá, esperamos volver en una semana o menos. -Informó el alfa menor.

—Bien hijos míos, que les vaya bien, los estaremos esperando. -Los despidió el alfa del clan.

Sunoo se acercó a su madre y la abrazó con cariño.

—No te preocupes mamá, sólo serán un par de días, ¡estaremos de regreso más rápido que flash!

— ¿Flash? -Repitió la mayor sin entender.

—Eh... Cuando regrese te lo mostraré. - Sunoo besó la mejilla de su madre cuando esta asintió sonriendo, después tomó la mano de Hoon y se fueron junto a Ni-ki.

Sin embargo, dos Lobos se interpusieron en su camino.

— ¿Volveremos a verte? -Preguntó el pequeño rubio.

Ni-ki frunció el ceño, estaba cansado de que lo presionaran.

—No. -Respondió cortante.

Los hermanos, que resultaron ser primos de Sunoo, sintieron sus ojos arder pero respetarían la decisión de su Omega... Bueno, no era suyo y tal parecía que nunca lo sería.

Simplemente asintieron y con una sonrisa forzada se despidieron de la pareja que lamentaban su situación, Sunghoon sabía que de seguir así, los Lobos de sus amigos podían enloquecer y eso los llevaría a un trágico final, pero él, al igual que todos los demás, sólo debían respetar las decisiones ajenas, por más que aquello también les afectara.

Iban caminando en silencio, Sunoo quería abordar a Ni-ki pero se detenía, muy mejores amigos podían ser, prácticamente hermanos, pero él no podía cambiar el pensar del menor, era algo que le correspondía únicamente a él. Y ver a sus primos tan tristes le partía el corazón, se sentía entre la espada y la pared.

My Sweet WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora