Capitulo 3

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El cielo estaba nublado como si algo estuviera a punto de pasar, una mujer se encontraba cortando unas rosas, hincada sobre el pasto tierno la mujer iba cortado las rosas, la cuales eran tan rojas como la sangre.

Con unas tijeras cortaba los tallos con destreza, todo el patio se encontraba en un absoluto silencio tan ensordecedor que daba escalofríos. La mujer no despejaba la vista del rosal como si estuviera en un mecanismo automático, su rostro estaba congelado, sus ojos tan fríos y carentes de emoción; minuciosamente elegía las rosas que tenían un color rojo intenso.

De repente con la punta de la tijera se cortó la yema del dedo índice, dejo caer la tijeras y miro el corto tan pequeño, la sangre salía de la herida haciendo un camino por todo el dedo lentamente.

La mujer observo la sangre con fascinación macabra, se levanto del pasto a la ves que recogía el objeto filoso. Camino lentamente por todo el camino de piedra hasta llegar a una puerta de vidrio decorado con unas flores blancas, las abrió lentamente con la mano buenas, mientras que la mano izquierda el dedo seguía goteando pequeñas gotas de sangre por todo el camino. Llego a las escaleras pero antes de subir miro el retrato de una mujer joven sonriendo tan feliz que se encontraba a un costado de las escaleras, dejo de mirarlo. Empezó a subir lentamente los escalones sin ninguna prisa por limpiarse la herida del dedo.

Abrió la puerta de la recámara, entro con pasos mecánicos. Dejo la tijera en la repisa de la chimenea la cual se encontraba apagada, el sonido resonó por todo el cuarto La mujer se sentó enfrente del espejo de su mesa de maquillaje de color negro.

Agarro un pañuelo blanco para limpiar la herida, después empezó a desarmarse el moño así dejando caer su melena negra azabache hasta los hombros, se miro al espejo sin inmutarse era la mirada de un psicópata llena de sed de sangre, ojos fríos carentes de cualquier emoción el rostro de la mujer era imperturbable.

La habitación era tan fría como la persona que dormía ahí. No había nada que mostrara sentimientos, los colores de la paredes eran blancas sin ningún adorno sobre ellas excepto un reloj gris analógico que mercaba las horas tan lento, un closet del mismo calor que la mesa de maquillaje, negro, la cama estaba adornada por unos cobertores de tono grises con almohadas del mismo color. La habitación era tan carente de alegría que el ambiente era frío y lúgubre como una morgue.

La mujer se levanto silenciosamente sus pasos eran amortiguados por la alfombra persa de color café el cual contrastaba con el mosaico de tonalidad caoba, sacó un vestido negro entubado que le llegaba hasta las rodillas, sacó una lencería de encaje rojo para después elegir unos tacones de 11 cm, procedió a cambiarse. Una ves cambiadas volvió a donde estaba antes, se miro al espejo y empezó a maquillarse.

Lista, abrió el cajón que estaba abajo de la mesa el cual contenía objetos metálicos y fríos como aquel ser lleno de una locura. La mujer sacó del cajón un bisturí de unos 10 cm de largo y de ancho 2 cm, al igual que una escalpelo y un cuchillo grueso y filoso dejo todo en la mesa como si hubiera dejado cualquier cosa sin una mortalidad peligrosa.

Guardo los objetos en una bolsa media de color negro para después meterla en una bolsa de salir de Prada. Se levanto y empezó a caminar a la puerta, una ves afuera bajo las escaleras camino en dirección a la sala de estar dejo el bolso en una mesita donde había un florero lleno de rosas rojas fue hacia un ropero y sacó unos guantes de hule blancos.

La mujer dejo los guantes dentro el bolso. Miro en dirección a la puerta de entrada, observo como la luz entraba la abrirse sin perder su frialdad en el rostro miro las sombras de las personas que entraban.

Un hombre muy guapo con trenzas apareció por la entrada de la sala, le sonrió a la mujer con cariño fraternal.

- ¿vas a salir? - pregunto mirando el bolso de la mujer.

La joven asiento, agarro su bolso como si lo que llevará dentro no fueran instrumentos de tortura para infligir dolor a un ser, se acerco al hombre para después besar su mejilla.

- nos vemos Tom - Se escucho una vos suave y fría. La mujer salió de la casa sin nada de preocupaciones, subió al Audi negro. Arranco y se alejó de la mansión......

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