capitulo 5

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Ale sabía que habían abierto mucho la boca por el rostro de Bill Kaulitz y su hermano, bueno este se mostraba divertido ya que intentaba aguantar la risa. Le agarro la mano a Miranda para tranquilizarla aunque ella estaba de igual manera con los nervios a flor de piel, estaban despedida eso era seguro y más sabiendo que se burlaron de la novia de unos de los pacientes más privilegiado de Montefiero Medical Center en new york.

- ah... -intento decir Miranda pero la penetrante mirada del cantante la tenía muy nerviosa-

- señores Kaulitz....-hablo Ale, carraspeo para dar más firmeza a su vos- veníamos a... revisar su estado de salud...-le tembló la vos-

Ale lo miro a los ojos y se perdió en aquellos ojo almendrados, su expresión era seria y distante. Ale se sintió mal por haber hablado mal de la novia de el pero jamás se imaginó que el pudiera escucharlas.

- llévame a mi habitación Tom -la vos de Bill sonó gruesa y enojada-

Que se creían esas dos mujeres para hablar así de su novia, sabía que Lynnet podía ser un poco egocéntrica pero no había sido grosera con ninguna enfermera o médico del hospital, tan poco estaba muy contento y menos estando en esa estúpida silla de ruedas que lo hacía sentir inútil ya no veía la manera que volviera a recuperar la movilidad de sus extremidades y valerse por sí mismo, quería retomar su vida pero un vacío cubría su cerebro dejando muchas partes en blanco lo frustraba de un amanera, y su hermana no ayudaba mucho parecía un robot en automático solo vivía por vivir sin ninguna razón. en el fondo sabía que si recordaba seria como el Apocalipsis ¿porque maneje borracho? ¿Qué fue lo que lo llevo a tomar en exceso? había más preguntas sin respuesta pero lo que más anhelaba es volver a cantar y salir a los escenarios muy en el fondo era como su escape de la realidad ¿porque?

Miro la puerta de su habitación y sonrió irónicamente, el mismo número que representaba uno de sus álbumes -suspiro- estaba cansado solo tenía ganas de acostarse y....

- Bill...!! -escucho un grito, era su novia que lo abrazo se dejó hacer ya que últimamente era muy frio con ella-

- Lynnet -hablo entre los besos que ella le daba- no me... dejas.... respirar.... -intento alejarla delicadamente pero esta se aferraba a su boca-

Tom alejo a la zorra sanguijuela de su hermano, no tuvo ni la más mínima delicadeza que Bill, esta jadeo y lo fulmino con la mirada.

- cuando comas Bill lávate la boca -miro a su hermano con una sonrisa pícara esto hizo que Bill frunciera el ceño- no se te vallan a podrir los dientes -empujo la silla de ruedas dentro de la habitación la posiciono a lado de la cama para Bill tuviera más facilidad de acostarse. Miro a Lynnet con enojo, como la odiaba tanto que deseaba matarla pero no podía tocar a la muy puta sin que su lindo "papi" mandara a matar a quien lastimo a su hija, no quería tener vigilancia sobre él o su familia o todo se iría a la mierda y Kat se quebraría y era lo último que aria llevar a su hermana a una completa oscuridad y...

- Tom -dijo Bill, su hermano tenia perdida la vista en la ventana enojado le grito- THOMAS KAULITZ-

- mierda Bill vas a dejarme sordo idiota -se tallo el oído y fulmino con la mirada a su hermano-

- estabas ido imbécil -sonrió dulcemente y tom rodo los ojos-

- estaba pensando -Bill no puedo evitar reírse-

- tu pensar eso sí que es un milagro Tommy -se mordió el labio y miro hacia la puerta y vio a una de las enfermeras, se dejó caer en la cama y miro el techo. se sentía atraído por la castaña, tenía un cuerpo voluptuoso, su piel era aceitunada y se veía suave, unos labios carnosos hechos para besar, pero se negó a pensar asi de ella, su novia era hermosa y exuberante no podía pedir más... pero algo lo hacía dudar y no sabía el ¿porque? además la pequeña castaña se había burlado de Lynnet y eso lo enojó, mejor estar enojado que sentirse atraído por ella. Una semana más en el hospital y ya estaría lejos de la mierda de los hospitales, medicamentos y de la sexy enfermera. Aprovecharía para escribir canciones y tenía muchas en mente necesitaba distraerse.


sus pasos resonaban por el suelo lleno de sangre dejando marcas a cada paso con el sonido del "plash" al pisar la sangre, la asesina camino sin ninguna prisa por salir de la escena del crimen apenas iniciaba el juego. Camino hacia una mesita donde estaban sus utensilios, con una mano en guantada agarro la navaja con adoración miro el brillo del filo del objeto puntiagudo sin pizca de emoción volvió sobre sus pasos haciendo el ruido de "plash". Con que facilidad atrapó a sus presas cayeron como moscas en una telaraña, camino hasta el cuerpo de un hombre gordo y viejo el cual estaba agonizando el hombre jadeo e intentó alejarse pero el cuerpo no le respondía estaba drogado pero podía sentir el dolor al ser torturado, el viejo pedófilo miro a sus colaboradores lo cuales estaba muertos y mutilados, miro con terror a la mujer vestida de negro y blanco suplicándole con los ojos clemencia.

- te gustas mi juguete Albert -hablo con dulsura- ¿quieres usarlo? -se inclino sobre el cuerpeo del hombre, agarro su mandíbula con su mano derecha mientras que con la otra acercaba el objeto filoso a los ojos de el-

- te gustara -acaricio su roto con la punta de la navaja-

El hombre intentó hablar pero ningún sonido salía de su boca la cual no tenía lengua, sólo podía mirar el objeto y suplicar por su vida.

- que empiece el juego Albert - susurro la mujer-

Agarro la mano derecha del viejo extendió la palma sobre el suelo y miro al hombre, le dio una sonrisa vacía la cual le heló la sangre a la víctima, con la punta de la navaja le quito los falanges al hombre con facilidad como si ya lo hubiera hecho antes.

Los gritos silencioso del hombre se expandían por todo el cuarto de aquella casa que se usaba para traficar a niños y explotarlos sexualmente. El psicópata siguió con su trabajo en quitarle los falanges al hombre una ves hecho en las dos manos depósito los falanges en una bolsa, se levanto y empezó a caminar a la mesita donde dejo la bolsa para garra un cuchillo con la mano derecha sostenía la navaja y la izquierda el cuchillo.

- es hora de dormir Albert -una vos dulce como la de una madre arrullando a su hijo para dormir pero está no tenía nada de amor-

Unos minutos después la mujer guardaba los objetos en una bolsa mediana negra, todos aquellos "juguetes" estaban cubiertos por un líquido viscoso de color rojo, miro su obra de arte que estaba plasmada en todo esa habitación, el suelo lleno de sangre sin ningún matiz del suelo blanco, las paredes manchadas de rojo con gotas de sangre escurriendo por ellas y una frase escrita con rojo sangre.

!VAN TRES, QUE INCIE EL JUEGO!

Salió de la casa por la puerta trasera, la calle estaba silenciosa y sin vida, todos estaba sus hogares viendo TV, escuchado música o comiendo, un coche negro aparcado detrás del patio trasero la esperaba, se acomodo la blusa blanca la cual estaba manchada de rojo sólo ese pequeño defecto estropeaba su vestimenta subió al coche negro, se bajó las gafas negras y miro al chofer del carro.

- llévame al hospital Montefiero Medical Center - se coloco una gabardina y coloco sus joyas- puedes entregarle esto a la señora Simone Kaulitz -le extendió una bolsa negra que contenía una sorpresa-

- si señora -hablo el chofer sin inmutarse- ¿anónimo?

- si, hay una carta para ella -se puso las gafas- dile que te llego ese paquete y no tenía remitente -se perfumó para bloquee el olor de la sangre-

- como usted diga -asiento poniendo en marcha el carro-

Observo como la policía y las ambulancias llegaban a la escena del crimen, miro sin nada en el rostro.

- puedes tirar este teléfono - le tendió una celular blanco el cual el joven hombre agarro- quemarlo no quiero que quede nada, es un número desechable -miro por la ventana-

- hablo a la policía -acertó a decir el conductor-

- el juego a iniciado Dimitri - fue lo único que dijo-

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