Capitulo cinco

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9 años, Kim Seokjin.

Abrió la puerta de forma silenciosa, la enorme habitación de su madre siempre fue de su agrado. Elegante, con detalles por doquier, y un sin fin de mezclas de colores rojos y negro. Al notar la habitación vacía salto sin pensarlo a la enorme cama con una sonrisa en su rostro.

-Un niño bueno no debe hacer eso Seokjin.

La voz autoritaria de su madre logró borra cualquier expresión de su rostro, su mirada busco la imagen de su madre y la encontró en el portal hacia el baño, apoyada con elegancia sobre su hombro, portando uno de sus hermosos trajes de colores oscuros, y aquella mirada llena de poder sobre el.

-Lo siento...

-Los zapatos ensucian, recuerda eso cada vez que vuelvas a saltar sobre mi cama.

Y sin pensarlo dos veces su madre saltó a su lado, para abrazarlo y brindarle besos por todo su rostro de infante. Lo único que podía hacer cerca de su madre era reír.


[...]


Un escalofrío recorrió su cuerpo ante la mirada de aquella mujer. Tan elegante, con poder en su mirada e infinita fuerza en su voz a pesar de la situación. Su madre era su mayor admiración cuando era niño, alabo por años la firmeza de sus palabras al momento de hablar sobre "negocios" y su postura inquebrantable ante las situaciones más estresantes. Era cierto que logró heredar aquella gracia de su progenitora, junto con su característica belleza y sensual actitud al momento de cualquier presentación. No había persona cercana a ellos que negara que Seokjin era la viva imagen de su madre, pero tampoco había quien afirmara que sus personalidades, por muy parecidas que hicieron, eran demasiado diferentes.

-Hablemos entonces madre. -tal vez ella era su madre, pero el hecho de verla tan tranquila en un día como ese no le daba aquella tranquilidad que sentía cuando era joven.-

-¿Has hablado con el abogado sobre el testamento? -tan directa como siempre, con su escalofriante mirada observando, incomodando de nuevo la seguridad de su voz.-

-No lo he hecho. -la lectura del testamento sería cercana la noche, pero sus palabras escasearon cuando la mirada fría de aquella mujer volvió a él.-

-Te conozco Seokjin, eres mi hijo. -su tono despectivo no se disimulo, vacilante caminó por la oficina donde se encontraban, una de las tantas habitaciones que frecuentaba su padre en aquella enorme vivienda, lugar donde extraña vez entraba aquella mujer, que tomó entre sus manos una rosa blanca perteneciente a alguno de los tantos arreglos florales del funeral, tal vez en un nulo intento de mostrar indiferencia.- El abogado era de tu padre, su ridícula fidelidad hacia aquel hombre no le permite hablar conmigo sobre cualquier negocio, pero sé que no será lo mismo con su hijo preferido.

'Nunca hubo un preferido entre nosotros'

Quiso defender a sus hermanos, a él mismo, a su padre, pero su madre era su héroe de la infancia, y aun dolía lo bajo que le era posible caer cuando se trataba de ella.

Cayo cualquier pensamiento que cruzara por su mente al volver su mirada hacia la mujer, se encontraba apoyada en el escritorio de su padre, mientras él estaba en el centro de aquella habitación, sumiso ante la estricta mirada de un depredador.

-Cariño, creo que sabes a lo que quiero llegar. -el único sonido que logró llenar el lugar fueron las puntas de los tacones haciendo eco, llenando de ansiedad al primogénito de los Kim al acercarse hacia él, mientras el temor de no poder encontrar salida al ataque de su madre lo ahogaba.- Tu padre ya no está, esta casa no puede ser puesta a nombre de tu hermano sin afectar su vida ya establecida. Jimin no puede manchar su historial si comenzó hace poco en Tokio, y tú tienes que volver con tu familia a América, tu esposa necesita de ti, tu lugar no es aquí.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora