Capítulo doce

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Su mañana había sido casi tan normal como las demás. Tomó una ducha, se vistió con uno de los trajes costosos que llevaba en su maleta y salió del edificio en su vehículo hacia el almuerzo.
Pero algo más pasaba aquella mañana, y no sabía cómo sentirse con aquello.
Mientras manejaba entre las frías calles que apenas conocía de Seúl miró hacia el lado del pasajero, y ahí estaba el chico de cabellera naranja que había hecho que su ducha en la mañana tuviera un molesto contratiempo. Porque hacía años su cuerpo no reaccionaba como el de un tonto adolescente que se emociona por una simple llamada. Y terminar en el baño de un hotel con solo su mano de ayuda le ponía de mal humor.
Y para colmo el chico no le dió más que un saludo simple antes de entrar al auto.

Llegó al café al que siempre iba cuando estaba de visita al estudio de su padre de joven. El lugar parecía ser el mismo desde afuera, con los grandes ventanales y el diseño moderno pero simple. Le encantaba visitar el lugar acompañado de Seokjin para el almuerzo.

Aparco un poco alejado de local y una vez apagó el motor del vehículo se dirijo a su acompañante.

—Ya puedes bajar, llegamos.

Siendo el primero en bajar a la acera espero a su acompañante sin prisa, y una vez Hoseok llegó a su lado camino por delante guiándolos al local de dos pisos.

—Espera, creo que no puedo entrar.

El chico de cabellera naranja se precipitó al estar justo delante de las puertas de cristal y con miedo palmeó los bolsillos de su pantalón. Solo en ese momento Namjoon lo detallo por completo, vistiendo un simple pantalón de mezclilla oscura y una camisa lisa en tono blanco con algunas rayas en las mangas. Muy simple, pero le lucía encantador.
Una vez el chico se rindió en su búsqueda la vergüenza bañó su rostro al dirigirle la mirada.

—Lo siento. Olvide mi dinero.

La cara demacrada del chico le hizo sentir culpable por no haberle preguntado si él estaba bien con visitar aquel lugar, con un suspiro dio la vuelta y le abrió la puerta del local.

—No te preocupes por eso, yo invito el almuerzo.

Con algo de duda Hoseok paso tímido al local, una vez dentro de este miró a su alrededor perdiéndose en los detalles minimalistas del lugar mientras Namjoon le esperaba al inicio de las escaleras listo para subir al segundo piso.

—Me gusta este lugar. —dijo Hoseok sonriendo mientras se acercaba a Nam, esté solo le asintió mientras subía las escaleras.

Una vez llegaron al segundo piso Namjoon buscó la mesa en un lugar alejado, donde tendría la suficiente privacidad para lo que se avecinaba.

—Puedes ordenar lo que prefieras, dudo que hayas almorzado está mañana.

—En realidad tomé un cereal para el desayuno está mañana así que no es necesario. —el chico peliteñido comenzó a jugar con las servilletas que había en la mesa, sin prestar mucha atención a su alrededor.—

—No olvidas el desayuno pero si tu cartera, tienes hábitos muy peculiares Hoseok.

Un sonrojo cubrió el rostro de Hoseok mientras su mirada se mantenía fija en los detalles de las servilletas entre sus manos, en un acto infantil estiró lo suficiente su pierna para rozar la contraria en un desapercibido empuje.

—Estos últimos días han sido demasiado confusos para mí. La inmobiliaria no deja de llamar y molestar a mi compañero de piso pero se niega a explicarme el por qué. De pronto un lindo abogado me busca desde quién sabe dónde solo para informarme que ahora soy dueño de un estudio en el centro de la ciudad. Y resulta que el hombre con el que solía trabajar me despidió sin razón y solo hasta ahora se que falleció. Así que olvidar el dinero pero no el desayuno es el menor de mis problemas.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora