Steve siempre había sido un hombre que respetaba a los demás, un hombre correcto en todo sentido pues se había forjado en el ejército, toda esa disciplina y trabajo duro lo habían convertido en el hombre que era ahora.
Las personas que lo conocían sabían cómo era, el como siempre era el hombre correcto y perfecto, cabello rubio y perfecta sonrisa.
Había vuelto de su última misión en el ejército, todo había salido muy bien, se había ido por dos años a Afganistán a ayudar a refugiados y ayudar al ejército en todo lo que podía hacer. Durante ese tiempo fueron escasas las veces que pudo hablar con uno de sus más grandes amigos, Stephen Strange. Y en esas pocas veces en las que pudo hablar con él se entero que había conocido a alguien sorprendente, increíble, carismático, ingeniosos y único y a pocas semanas de volver de casados con esa persona, para su fortuna llegaría dos semanas antes de la boda, le había concedido el gran honor de ser su padrino de bodas. Un gran honor para él.
Esa noche tendría una cena con su amigo y su pareja, recorto su barba y su cabello, rara y especial era la ocasión donde se ponía algo de loción o perfume, pero ahora la situación lo ameritaba, tomó su traje y lo combinó con una camisa, la corbata no era de su agrado, pero el lugar donde cenarían era elegante así que debía usarla. Una vez estuvo listo salió de su departamento, encendió su auto y se dirigió al restaurante.
Había dejado el auto en el valet parking, lo llevaron a la mesa que había reservado su amigo, había llegado cinco minutos antes, siempre le había gustado ser puntal y dar una buena primera impresión. Espero esos pequeños minutos con gran nerviosismo, un mesero se acercó a él y le ofreció algo para beber, le dijo que esperaría a que su amigo llegara para así ordenar juntos.
Esos cinco minutos pasaron, revisaba un par de cosas en su teléfono, hablaba con Bucky quien quería ir a celebrar el que hubiese vuelto, a pesar de que al día siguiente de llegar lo hicieran, su excusa: — Debemos recuperar el tiempo perdido.
Estaba inmerso en la conversación que tenía con Bucky en ese momento que no se percató cuando Stephen había llegado.
— Steve — levantó la vista del teléfono y vio a su amigo, sin más guardó su teléfono en el bolsillo interior de su saco y saludó a su amigo con un amigable abrazo.
— Stephen, me da gusto verte.
— A mi también Rogers — ambos sonrieron y Steve miró hacia todos lados buscando a alguien.
— Y el afortunado ¿Dónde esta? Acaso huyo antes de la boda — bromeen y ambos rieron.
— No, está afuera su secretaria llamó para resolver unos asuntos pendientes de su empresa — contestó mientras ambos tomaban asiento.
— Un empresario, eh, y yo que pensé que te casarías con esa enfermera, ¿Cómo se llamaba? — trató de recordar el nombre de aquella señorita pero simplemente no lo hacía.
— Christine, Christine Palmer y no, ella no era la indicada para mi — dijo mientras negaba ligeramente, podía ver cómo en su mano izquierda en su dedo anula se encontraba la sortija de compromiso.
— Perdón cariño, unos inversionistas estaban tratando hacernos mala publicidad, pero todo esta resuelto — escuchó una melodiosa voz, Strange no dudo en ponerse de pie y acercarse a su pareja para besar sus labios, Steve volvió a ponerse de pie aún sin ver a la pareja de su amigo, pero cuando levantó la mirada se sorprendió al ver a la persona frente a él.
Había conocido a muchas personas hermosas en su vida, tanto hombres como mujeres, pero la persona que ahora estaba frente a él con una gran sonrisa no se comparaba con ninguna que hubiese conocido antes. Su amigo no lo había engañado con el hecho de que era hermosos, su belleza era inmensurable, hermoso cabello castaño, una linda barba para resaltar su rostro y unos profundos color chocolate, con un brillo único en su mirada, su cuerpo simplemente perfecto.
Era el hombre más hermoso que jamás hubiese imaginado.
— Tony Stark, es un placer Stephen me ha contado maravillas sobre ti — vio la mano extendía del hermosos hombre.
— S-Steve Rogers, puedo asegurarle que él tiende a exagerar algunas cosas.
— Es cierto, pero creo que es parte de su encanto — dijo con una bella sonrisa mientras veía a su pareja.
Durante toda la velada no pudo apartar su vista de Stark, era demasiado hermoso como para poder enfocar su atención en otra cosa. Había notado como este de igual manera lo miraba cada tanto y cuando sus miradas se encontraban como este se sonrojaba un poco. La plática que se mantenía en la mesa era agradable, aunque Rogers y Stark se perdieran unos minutos en una conversación donde solo ellos hablaban y Strange escuchaba, se dieron cuenta d que tenían muchas cosas en común al igual que cosas en la que tenían opiniones diferentes, pero tampoco se negaban a probar cosas nuevas.
Todo fue ameno y Strange permaneció ajeno a las miradas cómplices entre ambos. De cómo Steve parecía querer devorar a Tony con la mirada y cómo Tony intentaba no dejarse devorar por la bestia de ojos azules.
— Fue un placer conocerte Tony, espero podamos vernos otro día antes de la boda, fue grato hablar contigo — Stark estrechó su mano con la contrarió mantenidos ahora una sonrisa nerviosa.
— C-Claro, podemos agendar un día — después de que se despidieran Steve vio como la pareja se alejaba en el vehículo del cirujano mientras él abordaba el suyo.
Era el correcto Steve Rogers, no podía arrebatarle a uno de sus mejores amigos a su pareja. Pero creía que era momento de dejar todo a un lado y tomar lo que quería y lo que querida tenía un nombre: Tony Stark.
Por qué se había enamorado al verlo a primera vista algo que creyó que solo sucedía en los cuentos de hadas.