Cartas de amor

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Thor y Loki se conocían desde hacía mucho tiempo, siempre, desde que ambos tienen memoria y uso de la razón recuerdan estar juntos todo el tiempo. La misma escuela, navidad, Año Nuevo, día de acción de gracias, todo lo hacían juntos, planeaban fiestas sorpresa y bromas.

Eran inseparables.

Pero ambos al ir creciendo nuevos sentimientos comenzaron a crecer dentro de ellos, Thor amaba a Loki y Loki amaba a Thor. Ninguno de los dos se imaginaba vivir sin él otro, habían sido inseparables al menos hasta ese momento, pues ahora se encontraban lejos el uno del otro, sin poder verse y casi sin comunicación, solo existía un medio: cartas.

Loki había sido seleccionado para ir a un campamento para jóvenes escritores. Aunque esté en un inicio se rehusaba al ir, no fue así ya que cierto rubio lo convenció de ir, era una oportunidad única que no podía dejar pasar. El día que se separaron fue difícil, Thor no quería soltar a Loki y Loki no quería que Thor lo soltara.

— Muy bien, es hora — dijo Thor mientras se separaba un poco del peli negro aún mantenido sus manos en sus hombros, tomó algo de aire y lo dejó ir — mucha suerte Loki, se que no la necesitaras eres el mejor, tu forma de escribir es hermosa, tu también lo eres claro, pero lo que yo quiero decir es que se que dejarás a todos en ridículo, por que eres increíble — dijo apresurado y queriendo decir tantas cosas sin hallar las palabras correctas — te escribiré diario, lo prometo, no me importa tener que ir al correo postal diario y caminar esos doce malditos kilómetros, lo haré y prométeme que no dejarás que nadie se acerque a ti o que te moleste, si hay alguien tu dímelo y yo iré por ti y le romperé la cara a golpes ¿Esta bien?

— Si Thorpe — dijo mientras reía un poco — tu tampoco permitas que nadie se acerque a ti, bien. Por qué si tú le rompes la cara a alguien yo lo volveré loco y no de una buena forma — ambos rieron y volvieron a abrazarse.

Loki escondió su rostro en el cuello de Thor logrando oler esa colonia que el rubio siempre usaba y que tanto le gustaba, Thor de igual manera lo hizo, oliendo el lindo aroma del shampoo en el cabello oscuro. Ambos querían marcar aún más en sus memorias sus fragancias, querían marcar su cuerpo en el otro viendo cómo ambos se acoplaban de una forma perfecta para así no olvidarlo, sus oídos habían sido marcados por el sonido de sus voces, de sus risas y gritos.

Laufey tocó el claxon del auto para llamar su atención.

— Vamos hijo o llegaremos tarde — ambos volvieron a verse y Loki se separó de él para ir con su padre, al estar a pocos metros del auto Thor corrió hacia el para él.

— Loki yo... — miraba sus hermosos ojos esmeralda, tan llenos de vida y sueños, sus palabras se sentían como un nudo en su garganta, su estómago como si tuviera mariposa, pasó un poco de saliva para poder hablar, quería decirle lo que sentía — espero y vuelvas pronto — pero la palabras que quería simplemente no salían.

Lo vio abordar el auto y alejarse, cada vez llegando más lentos y finalmente en una intersección lo perdió de vista.

Y cómo lo prometió, le escribía diario y recorría esas tediosos dice kilómetros. Cada que revisaba el buzón ahí estaba un sobre con una estampilla, su dirección, nombre y un sello y en su interior la carta de su amado Loki con una caligrafía más que perfecta.

Pero a medida en que las semanas pasaban se conciértelo en un mes, dos y tres meses sin verlo, sin poder escuchar su voz. Los doce kilómetros ya eran algo pequeño, para distraer su mente hacia más ejercicio comenzando a ganar más musculatura de la que ya poseía, continuaba luciendo bien y con ello no faltaban los comentarios y propuestas, en especial de una de las chicas que vivía por ese lugar, Jane Foster. Sabía que ella estaba interesada en él, pero su corazón ya le pertenecía a alguien más, siempre lo había hecho y siempre lo haría.

En las cartas hacia ya meses donde un nombre se repetía con mucha regularidad, lo cual lo ponía nervioso y celoso, la forma en cómo Loki lo describía en sus cartas, cómo hablaba de lo que hacían juntos, lo hacía enloquecer; Stephen Strange el responsable de sus celos, los cuales estallaron en un ataque de furia al leer la ultima carta que le había sido enviada, en ella Loki decía que comenzaba a notar un comportamiento extraño de Strange, este siendo más atento a su persona, queriendo que estuvieran más a solas pero que también ese día él había querido de irle algo que lucia muy nervioso y apenado, pero que no logro decirlo debido a que la campaña anunciando el reanudar de las clases lo salvo y ellos tuvieron que irse. Thor sabía, no era tonto y con todas la piezas y formas en cómo Loki lo describía no le cabía duda de que ese hombre estaba interesado en Loki.

No sabía si fueron los celos jacal ese sujeto, el enojo e impotencia de no poder hacer nada, el miedo de pensar que podría perderlo. Pero lleno tres hojas expresamos sus sentimiento hacia el peli negro, corriendo se dirigió al correo postal. Pero pasaron un par de semanas donde no recibió ninguna carta por parte del contrario, lo entendía, sabía que había podido arruinar todo, pero lo había hecho, le había escrito una carta de amor.

Y así llegó el día donde Loki volvía, debían ir a la estación de autobuses donde debería buscarlo entre la multitud. No estaba seguro de ir y a ser verdad no quería hacerlo, pero Laufey se lo pidió ya que él no podría ir por su pequeño de ya 18 años. Así que he ahora se encontraba en la estación viendo como las personas iban y venían, como las familias se saludaban, como parejas se reencontraban, era incómodo.

— ¡Thor! — escuchó aquella voz tan conocida que cuando miro en su dirección su mirada se conectó con la esmeralda y después sintió como su cuerpo caía al suelo.

— L-Loki... — antes de poder siquiera preguntarle si estaba bien sintió como sus labios eran presionados contra los del otro que se encontraba sobre él, cuando la sorpresa se fue, lo acercó aún más sujetándolo de la cintura y su rostro, jalo un poco de su mentón para abrir su labios e introducir su lengua pero antes de lograrlo Loki lo separó de él — e-es muy rápido... — dijo con un evidente sonrojo.

— Está bien

— No, no lo esta, t-tú me enviaste esa carta de la nada y y-yo no sabía que constar, al menos en ese momento por qué Thor yo también te amo, siempre lo he hecho.

Ambos sonrieron pues ambos nunca habían dicho nada de sus sentimientos por temor a arruinar lo que tenían, pero eso nunca debió de haber sucedido ya que nunca habrían arruinado nada.

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