Tony sentía que todo el mundo en ese día estaba sentado su contra todo estaba yendo de mal en peor o al meno solo así lo veía a él, Steve por otra parte reía al ver el pequeño berrinche y puchero que hacía el castaño.
Aquella cafetería de la que salían era la sexta a la que entraban ese día, el castaño buscaba comer sus donas. Tenía un fuerte antojo de una dona cubierta de chocolate, con chispas de chocolate encima y rellena de chocolate o mermelada de fresa.
Deseaba una dona así en ese momento.
— Cariño, puedo comprarte cualquier otra cosa, un par de hamburguesas si quieres, pero hay que volver a casa puede ocurrirte algo a ti y al bebé — dijo el rubio mientras lo ayudaba.
— No Steve, mi bebé y yo queremos esa dona y la vamos a encontrar aunque mis pies se hinches y ya lo pueda sentir las piernas — estaba determinado a buscar su anhelada dona.
Rogers solo pudo suspirar, sabía que si el omega quería algo y estaba determinado a conseguirlo no habría fuerza en la tierra o en el universo que lo detendría. Por ello después de buscar en una cafetería tras otra, finalmente dieron con una donde vendía las tan anheladas donas de chocolate y más, más chocolate.
El castaño salí de la tienda con una gran sonrisa y una caja de donas de chocolate, tomó una y le dio una tan mordida, saboreando por completo el sabor.
— Mgh~ — soltó un suspiro y un pequeño gemido ante la delicia que llenaba su paladar — esta cafetería es mi favorita a partir de hoy — dijo mientras volvía a morderla — ahora tengo antojo de comida china, vamos Steve, tu hijo exige comida.
No planeaba negarle nada, por ello fueron a comprar algo de comida china en un pequeño restaurante.
El castaño turnaba un bocado de fideos y un bocado de dona.
Una rara combinación, pero nada sorpréndete para un omega en cinta.
