Capítulo 5: Objections

3.5K 463 53
                                    

Transformando una silla de hospital en un suave y acogedor sillón cubierto de cretona, el director se sentó y se puso cómodo antes de dirigirse a sus chicos. -Severus, Harry. Comprendo que esto es difícil para los dos, pero desgraciadamente no veo otras opciones. Sus habilidades mágicas seguirán sufriendo hasta que accedan a enlazarse, y así conectar a tierra su magia. Y no podemos olvidar que Lord Voldemort seguramente utilizará esta oportunidad contra ustedes si se corre la voz de su estado. Para ello, Harry, tus compañeros han sido informados de que padeces la gripe del mago. Ahora bien, aunque no es peligrosa, es altamente contagiosa, por lo que no debes recibir visitas-. Al ver que la cara del Gryffindor se caía ante esa perspectiva, Albus sonrió cálidamente al joven. -Lo siento, muchacho. Pero creo que es necesario para proteger tu seguridad y la del profesor Snape. No creo que tenga que decirte lo que el Señor Tenebroso haría con la información que su siervo necesita para vincularse con el Niño que Vivió-.

Harry frunció el ceño al escuchar esa insidiosa frase. Cómo odiaba todos los títulos que los demás se empeñaban en ponerle. Cerrando los ojos con cansancio, Harry se preguntó por qué no podía ser Harry, simplemente Harry.

Severus Snape observó la interacción entre el director y el alumno con un rostro neutral. El revoloteo de emociones que cruzaba el rostro del joven le sorprendió, ya que Severus empezó a darse cuenta de que el Gryffindor no era todo lo que parecía. Decidiendo utilizar esta situación para comprender mejor al cachorro, Severus continuó observando en silencio.

Para entonces, Poppy había reaparecido en la enfermería. Pensó que su presencia podría ser necesaria si las cosas se descontrolaban. Al escuchar al director usar la excusa de la gripe de los magos, asintió para sí misma. Si alguien más había notado la falta de control mágico de Harry, podía atribuirse fácilmente a la gripe, ya que ésta afectaba a la magia.

Volviéndose hacia el maestro de pociones, Albus continuó. -Severus, creo que sería prudente afirmar también que has contraído un caso de gripe de mago. Por lo tanto, tú también tendrías que estar en cuarentena y nadie cuestionaría el hecho de que tú y Harry estén pasando tiempo juntos, viendo que ambos están sufriendo los efectos de la misma enfermedad. Eso nos dará el tiempo que necesitamos para que puedan enlazar y conectar su magia-. Al ver que ambos se preparaban para más objeciones, el director levantó la mano. -Por favor, mis queridos muchachos. Debo insistir en que al menos lo intenten. Después de todo, he venido aquí y los he encontrado en una conversación bastante amigable hace un rato-.

-Estábamos ocupados tramando formas de liquidarlo, director-, gruñó el maestro de pociones. -Yo no llamaría a eso amigable. Lo que pasa es que los dos estábamos de acuerdo en que por fin habías dado la vuelta a la tortilla y necesitabas ayuda para llegar a ella-.

Harry sonrió ante las palabras del acerado profesor. Sacudió la cabeza al darse cuenta de que él y Snape realmente habían podido mantener una conversación decente sin recurrir a palabras duras e insultos. Eso le hizo pensar en un posible problema si realmente se veían obligados a pasar mucho tiempo juntos. -Profesor Dumbledore, ¿qué pasa cuando el profesor Snape y yo discutimos? Creo que todos sabemos que lo haremos, por mucho que intentemos no hacerlo-.

-Creo que tienes razón, Harry. Pero, ¿qué te preocupa específicamente?- preguntó Albus, genuinamente perplejo por la observación de su alumno.

-Bueno, señor. Dado que es probable que nos enfrentemos, no creo que sea justo para la casa Gryffindor que el profesor Snape se lleve puntos por las discusiones que podamos tener-.

Ignorando el bufido del maestro de pociones, Albus reflexionó por un momento. -Sí, creo que sería lo correcto teniendo en cuenta las circunstancias. ¿No estás de acuerdo, Severus?- Aunque la pregunta fue formulada en un tono de voz benigno, la dura mirada que recibía el maestro de pociones no dejaba lugar a dudas de cuál era la respuesta correcta. A regañadientes, Severus asintió con la cabeza, ganándose otra brillante sonrisa de su mentor. -Muy bien. Ah, y otra cosa. Creo que Harry tampoco debería preocuparse por recibir detenciones de usted. Por supuesto, mientras esté en el aula, se aplicará la relación estándar profesor-alumno. ¿Te parece bien, Harry?-. Ante el asentimiento desconcertado del joven, el director les sonrió a ambos.

Severus volvió a pensar con gusto en los accidentes que le ocurrían misteriosamente al director. Manteniendo sólo medio oído en la conversación entre su alumno y el mago mayor, el maestro de pociones volvió a preguntarse por qué su vida parecía ser siempre tan difícil. Aquello no era más que el último de una larga serie de desventuras y calamidades en una vida bastante sombría y miserable. Conteniendo el suspiro que amenazaba con escaparse, Severus volvió a centrarse en la conversación que tenía entre manos.

-... y creo que podemos pedirle a Dobby que baje tus cosas a los aposentos del profesor Snape esta noche. Hay una habitación extra que puede convertirse en su dormitorio. Dobby puede ayudar a la elfa doméstica de Severus, Tizzy, a arreglar todo para su llegada-. terminó Albus. Dirigiéndose a su protegido una vez más, el director continuó -Severus, sé que estás molesto por esta situación, pero debes ver que no hay opción en el asunto-.

-Señor-, dijo Harry tímidamente. Había algo que aún no entendía y, francamente, temía la respuesta que recibiría. -¿Cómo nos ayudará pasar tiempo juntos? Quiero decir, ¿cómo vamos a ser capaces de poner a tierra nuestra magia? No lo entiendo-.

Con los ojos brillantes, el director se rió ligeramente. Oh, sí, esto sería bastante interesante, pensó felizmente el viejo mago. -Mi querido muchacho, lo que debes entender es que pasar tiempo juntos es para que tú y Severus se conozcan mejor. Después de eso, tendrán que enlazarse y entonces su magia se fundirá-.

-¿Enlazar, señor? ¿Cómo?-, preguntó el perplejo, y sí, ingenuo joven Gryffindor.

-Eso quiere decir que tú y Severus se unirán-, Albus titubeó a propósito en la respuesta.

Frunciendo el ceño, Harry trató de entenderlo. -¿Significa eso que él tendrá que sostener mi mano cuando queramos hacer magia? Me imagino preguntándole a Voldemort si puede esperar un minuto para que el profesor Snape venga a ayudarme-.

Albus se rió entre dientes mientras Poppy intentaba contener la risa y el maestro de pociones espetó sorprendido. Finalmente el director se apiadó de su alumno y se esforzó por educar a su desconcertado estudiante. -Me temo que hay algo más que eso, Harry. Verás, por vinculación me refiero a que tú y Severus tendrán que unir sus corazones, mentes y almas. Luego, después de la ceremonia, tú y tu compañero consumarán la relación uniéndose físicamente-.

Harry palideció durante la explicación, y finalmente se dio cuenta. -Oh, no, no, no. No puedes decir... quiero decir...- Al quedarse sin palabras, Harry sintió una vez más que la tierra se le escapaba de debajo del cuerpo y todo se oscurecía.

Chasqueando la lengua con fastidio, Poppy atendió al joven que se había desmayado una vez más. -De verdad, Albus. ¿Era absolutamente necesario? Te juro que realmente disfrutas haciendo esto-.

Una risa claramente divertida fue la única respuesta que recibió la medibruja mientras trabajaba para reanimar al pobre joven. Albus se metió un caramelo de limón en la boca mientras observaba el trabajo de la matrona. No respondió porque todo era demasiado cierto. Realmente disfrutaba removiendo el caldero, por así decirlo. Los resultados eran siempre inesperados y siempre divertidos.

Severus frunció el ceño y se cruzó de brazos. Así que ahora el mocoso entendía exactamente a qué se enfrentaban, pensó burlonamente. Se imaginó que el Chico Maravilla se desmayaría al oír que tendría que acostarse con su grasiento imbécil de maestro de pociones, resopló para sí mismo. Realmente era demasiado patético para las palabras.

GROUNDED Donde viven las historias. Descúbrelo ahora