Te deseo

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Para Terry su vida como actor era simple de día y glamorosa de noche. Él era un reconocido actor de su ciudad natal, y ahora con apenas 5 años de carrera a sus joviales 22 años era estelar de un sinfín de obras teatrales, esa era su pasión. Actuaba continuamente para el mejor y más espacioso teatro de la ciudad y como era de esperarse él era la estrella pero no por eso se elevaba su ego, de hecho era muy querido por su sencillez y amabilidad.

Su actual papel era tal vez su favorito; Menma— su personaje—era un joven cortesano amante del dinero y las cosas fáciles que aspiraba a convertirse en el principal cortesano de su respectivo Burdel llamado Hiura.

Menma era un personaje que destilaba sensualidad, su pasatiempo favorito era seducir hombres para conseguir joyas y toda clase de lujos que se le pudieran ocurrir, los enamoraba, engañaba y luego si se le apetecía los ponía uno contra otro mientras reía al ver sus hombres enfrentándose. Eso para él era su mayor droga, su mejor juego, su mejor dosis de adrenalina y era por eso mismo que amaba ese personaje que era tan diferente a él.

Terry era una persona sencilla, solitario y con una pizca de inocencia en cambio Menma era vanidoso, malvado, perverso, calculador y sensual, él era todo lo que Terry no podía llegar a aspirar a ser.

Suspiraba de felicidad, ese día se cumplirían 8 meses de completo éxito con la obra que llevaba por nombre

La historia perdida de Hiura.

Todo New York quería ver la obra una y otra vez deleitándose con su perfecta actuación, esa historia era la novedad en aquella ciudad.

Como era costumbre llegaba un par de horas antes de cada función, tenía que arreglar su camerino y estar listo para su caracterización de Menma que consistía en una sencilla peluca negra corta con alguno que otro mechón que caía con gracia afinado su rostro, además de bastantes accesorios como un albornoz, un trepador muy ajustado y varios listones que le servían de complemento, también retocaba las marcas en sus mejillas, lo único que le incomodaba del personaje era el vestuario demasiado erótico para su gusto, aunque claro solo cuatro escenas usaba ropa demasiado atrevida que consistía en un pijama en el cual dejaba ver parte de su pecho pues era detenido por sus hombros y que decir de sus piernas siempre en poses sugerentes. Él mismo se sorprendía de lo bien que le iba ese tipo de atuendos, tenía suerte de poseer un cuerpo atlético pero claro sin perder su masculinidad que al fin de cuentas ese era el mayor encanto de la obra.

Entró al teatro saludando a todos como era su costumbre, los demás le devolvían el saludo y no paraban de felicitarlo simplemente todos en ese lugar le tenían cariño y respeto. Se abrió paso dentro de su exclusivo camerino. Estaba muy sorprendido de ver dentro un montón de arreglos florales unos sencillos otros más elaborados, todos con su debida tarjeta. Leyó una a una mientras ensayaba sus diálogos. Unas le sacaban una sonrisa y de otras se deshacía al tener un mensaje muy atrevido en su interior. Era obvio que con un personaje tan polémico como lo era Menma algunos de los espectadores se confundieran y creyeran que Terry era igual que su personaje haciéndole propuestas degeneradas, el castaño solo trataba de no hacer caso a esto y se dedicaba a su trabajo.

Fue entonces que notó que aún le faltaba una tarjeta por leer y el contenido lo hizo sentir nervios "Pronto mi pequeño... pronto me mostraré ante ti. Te estaré observando desde el mismo lugar de siempre" Un escalofrió recorrió violentamente su espalda, esa era la quinta vez que recibía un mensaje de ese tipo y de la misma persona. La arrojó lejos después de haberla hecho bolita. Respiro hondo y se concentró en su caracterización. Se puso con cuidado la peluca, pasó un poco de maquillaje por su rostro marcando aún más las pequeñas marcas que tenía que usar en las mejillas. Con el tiempo aprendió a colocarse solo el traje con todos sus accesorios a la perfección y después de 20 minutos estuvo completamente listo. Su vista se fijó en el suelo, mirando nuevamente aquella nota, la curiosidad le pico un poco fue tras bambalinas y se asomó para ver a su público. Paseó su azulina mirada por todo el teatro buscando a alguien en específico y lo encontró en el lugar de siempre: Justo en primera fila desde hacía cinco meses.

Se había dado cuenta su presencia hacía cinco meses cuando aquel azabache le había mandado un enorme arreglo floral de lirios blancos y rosas rojas a su camerino con una nota que lo dejó muy sorprendido "Me enamoraste... no puedo dejar de observarte desde primera fila" Decía la nota. Se sintió halagado creyendo que alguien hablaba de esa forma de su trabajo ¿Qué mejor regalo para un actor que ese? Un día después de aquel inesperado regalo al final de cada función se dedicó a buscar entre la gente de primera fila y empezó a grabarse cada rostro y después de una semana, observo como esa persona siempre estaba en el mismo lugar sin quitarle la mirada de encima cosa que le ponía nervioso pero no le impedía continuar en la obra. Debía admitirlo él era un tipo apuesto y tenía un aura misteriosa que provocaba mucha curiosidad.

Terry estaba en la creencia que se había enamorado de su forma de trabajar, hasta que un mes después recibió un segundo arreglo pero esta vez el mensaje era muy diferente. Toda su emoción quedó de lado y en su lugar tuvo miedo. "Te deseo... " Decía aquella tarjeta.

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