"¿Contigo? A donde sea."
—Yo no quiero estar aquí— Se queja Sylvie, los brazos cruzados en negación, moviendo la cabeza de un lado al otro, un puchero en sus labios y esa mirada asesina que hace pensar a todos sus amigos que podría enterrarles su espada en el abdomen si no tienen cuidado.
Loki suelta un bufido sarcástico, también esta de brazos cruzados, copiando las expresiones de Sylvie, pero donde la rubia parece capaz de asesinar a alguien Loki solo se nota fastidiado.
—Vaya, que sorpresa. —responde, de una forma en la que no suele hablar últimamente y le recuerda más al Loki más joven e inexperto que intentó gobernar Nueva York.
El pelinegro está sentado a lado de la rubia, ambos en sillas separadas y a unos buenos dos metros de distancia por su propia seguridad, ese hombre es el único que Stephen Strange conoce que se atrevería a reaccionar de la forma en la que lo hizo frente a ella sin temer sinceramente por su vida.
No debería ser una sorpresa pero lo es, Stephen ha visto muy de cerca la ira de Sylvie y sabe que muchos ni siquiera hubieran vivido para contarlo, pero Loki, al parecer se odia lo suficiente o tiene altísimos niveles de instintos suicidas como para colmarle la paciencia a una mujer que podría matarlo sin pensar dos veces.
Tal vez solo era la seguridad del dios de que la chica nunca le haría daño, Stephen había escuchado las historias de sus viajes y de la ocasión en la que se enamoraron; sobre como Loki había arruinado la misión de la rubia una y otra y otra vez en un planeta extraño a nada de colisionar con otro.
Siempre se había preguntado, cual era la razón para que en ese momento, una Sylvie más desconfiada e iracunda no hubiera intentado matarlo cada cinco segundos; se preguntaba como ella soportaba los parloteos e idioteces de ese hombre sin golpearlo o gritar.
Aunque él siempre había asumido que la razón por la que Sylvie nunca se había deshecho de él era porque de alguna forma extraña se había encariñado con él, eventualmente se enamoró y las ideas sobre matarlo se habían desvanecido cuando dejó de sentirse sola.
Cuando Stephen los había conocido, ambos habían estado vagando por el multiverso como dos chicos depresivos al perder a la persona que amaban, él había servido de casamentero para volverlos a unir.
En la reunión, pasó algo que Stephen Strange creyó jamás ver, había no solo uno, si no, dos Lokis llorando, abrazándose, pidiendo perdón y diciéndose que se amaban.
Y aunque él pensara que su relación era extraña, porque jamás pensó que dos variantes de una misma persona pudieran llegar a enamorarse, la verdad era que podía notar lo mucho que se querían, lo felices que eran juntos y como simplemente encajaban de una forma que él jamás vio en otras personas, al final, el hecho de que fueran un mismo ser palidecía en comparación al ver como se preocupaban el uno por el otro.
Por eso, cuando su relación salió de ese tiempo de luna de miel después del reencuentro y comenzaron las peleas, Stephen se decidió por ayudar.
Ambos habían empezado a tener un par de diferencias que poco a poco avanzaron, no era solo porque sus personalidades fueran tan parecidas que chocaban como dos lados de un imán, si no, el hecho de que ambos eran los dioses del desastre.
Eran tercos, se enojaban por todo, no daban su brazo a torcer, ninguno aceptaba que tenía la culpa de algo, ninguno quería disculparse, no hablaban de sus problemas y preferían pelearse que solucionar algo. Sylvie huía cuando las cosas se ponían demasiado serias, Loki prefería atormentarse con ideas espantosas sobre las razones de que Sylvie se alejara, volvían uno a lado del otro en silencio y fingían que no había pasado nada.
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No, Love is trust [Sylki]
Fanfiction"Tal vez el amor es odio" "O tal vez el amor es una travesura" "No, el amor es... es algo que debería pensar después de otra copa" "El amor es una daga" No, el amor es confianza. Después de esa descripción super extraña, les presento "No, el amor e...