>T.1 Ep.10- Joven Atlas<

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—¡_____! ¿Qué cuentas, hermana? —soplaste con cansancio y te acomodaste mejor el cabello.

No habías tenido tiempo ni de echarte perfume. Te levantaste tarde; explicación épica.

Volteaste a ver quién puso su mano en tu hombro, y al oler esa inconfundible esencia de hierbas, supiste que era Brayan.

Vaya, tiempo sin hablar con él. El asunto de tu mejor amigo te distraía de tus demás amistades.

—Buen día para ti también, Brayan —el muchacho entrecerró los ojos con una sonrisa.

Parecía ido de la vida. Lo común.

—¿Por qué el cabello alborotado? ¿Eres afro? —hiciste una mueca y quitaste su mano de tu hombro.

Acariciaste tu cabello para tratar de calmar esos gallitos salvajes en el.

—No, Brayan. No alcance a arreglarme bien.

—¿Tú te arreglas? —frunciste el ceño fastidiada y alzaste el puño mientras te volteabas con una mirada llameante en los ojos.

—Una palabra más y te rompo el hocico, Mike —el chico tembló como gelatina al sentir tu puño casi cerca de su "bello" rostro.

—Anotado —exclamó con un toque de miedo en la voz.

Sonreíste al haberlo intimidado, y te diste la vuelta. Los 2 chicos te siguieron ya que les tocaba la misma clase.

Cuando se sentaron en sus respectivos lugares, Cindy apareció, sentándose al lado tuyo.

Lucía... cansada.

—¡Buenos días, Cindy! ¿Dormiste bien? Porque yo no —ella no volteo para verte, solo te alzó los hombros en respuesta.

—No sé... quizás si —sonreíste incómodamente.

—¿Te pasa algo? Te noto... ¿diferente? —ella sacudió la cabeza, como para salir de trance, y te dio una mirada.

—¡Estoy bien! ¿Qué cosas dices? —exclamó con alegría repentina; se podía notar a kilómetros que era fingida.

Mike y Brayan, que se encontraban detrás de ustedes, hicieron una mueca; les estaban prestando atención.

—¿Y qué me cuentas de tu familia, Cindy? Ayer me comentaste que salieron a comer pizza. ¿Salió bien? —la peli-negra suspiró.

—Oh, si- Solo que mi primo rompió una ventana, pero de eso, todo bien —Brayan río.

—¿Tu primo rompió una ventana? Eso da a entender lo necesitado que está por liberarse de sus opresores, Cindinily —la nombrada, por el apodo raro, entrecerró los ojos e hizo una mueca incómoda.

—Eh... no, Brayan. En realidad lo hizo porque es un berrinchudo de primera.

—¿Y tú mamá no lo pudo contener? —preguntaste burlona, ella exhalo agotada y se acomodó mejor en su asiento.

—Nop. Por más que lo intentó. Pero esta bien, al final se encargó mi papá —hiciste una mueca mientras sacabas tu libro de álgebra, muy pronto llegaría la señorita Janeth.

—Uy, espero que tu primo no haya llorado, sé lo duro que pueden ser sus regaños —la peli-negra sonrió con gracia.

—Mi primo lo admira mucho; sigo sin entender porque —reíste— Por cierto, _____, después de clases, ¿crees poder ir a mi casa? —hiciste una mueca, y eso fue más que suficiente para que tu amiga frunciera el ceño— No me digas- ¿Lake de nuevo? —miraste a otro lado con incomodidad— ¿En serio, Armstrong? Parece que ustedes son pareja o algo así de tanto tiempo que están juntos; pegados como chicle —guardó silencio en cuanto le diste aquella mirada que siempre la intimidaba— So-Solo digo.

Caminando sobre el relato [James Lake Jr. x Fem. Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora