02. He esperado por esto

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La hermosa castaña observaba a su esposo de pie junto a la ventana, nuevamente este observaba el cielo, aunque a Jane le parecía que Thor parecía ver más allá de ese cielo azul.


Lo conocía desde que eran niños, crecieron siendo los mejores amigos y años después transformaron esa bonita amistad en un noviazgo dulce, casi empalagoso dirían sus amigos.

«Hasta las princesas de Disney pelearían por tener el romance que ustedes tienen» dijo una vez Bruce.


Ciertamente Jane se sentía afortunada de tener a Thor en su vida, recordó cuántas veces fantaseo de niña con poder tomar la mano de aquel rubio, con obtener su primer beso de labios de aquel adolescente y se sintió un poco ambiciosa pues no solo esperaba obtener ese primer beso sino todos los besos que aquel chico pudiera darle. Fue por eso que cuando este le pidió ser su novia no dudo en darle un entusiasta «¡SI! ¡Si quiero!» ahora se sonrojaba al pensar en lo desesperada que debió verse, pero ¿acaso importaba? Después de todo, no era un secreto que estaba perdidamente enamorada de él.


No fue hasta que terminaron la universidad que se comprometieron, recordar todo eso le parecía como eventos lejanos, lo cual era curioso pues cuando aún no sucedían le parecía eterno.


Dos años atrás se había convertido en la señora Odinson. Se sentía plenamente orgullosa cuando se presentaba dando su nombre de casada.


Los recién casados no pensaron que podían ser más felices después de compartir sus vidas en matrimonio, no hasta que pasó el milagro más maravilloso que jamás imaginaron... Jane estaba embarazada.


Jane avanza hasta su esposo rodeándolo por la cintura con sus brazos, su abultado vientre los mantenía un poco alejados, pero eso no importaba pues entre ellos estaba el fruto de su amor.



—¿Qué piensas amor? — preguntó intentando adivinar los pensamientos de su amado.


—En todo y nada realmente— respondió girándose para alcanzar sus labios.


Se maravilló observando cuán bella era su esposa y su corazón se desbordo de felicidad al sentir como su hijo se movía.


Se puso de rodillas para estar a la altura de ese prominente vientre, acarició aquella curvatura con ambas manos y depositó un beso.


—Aún me cuesta creer que esto realmente esté pasando, ¿es un sueño Jane? O en verdad soy el esposo de la mujer más hermosa de toda la galaxia...


Las mejillas de ella se encendieron ante aquel comentario.


—Esto no es un sueño amor, y si lo fuera entonces estamos compartiendo el más bello sueño que pueda existir.


—¿Es real este bebé que crece en ti? ¿Es nuestro hijo o hija? ¿Cómo puede un hombre como yo obtener tantas bendiciones... a veces me da miedo que todo lo que poseo se desvanezca...

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