03. No tienes pruebas

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Ser hijo de Thor y Jane era lo mejor que podía sucederte. Estaba por demás decir que Loki se sentía afortunado de los padres que le tocaron.

Desde el día que nació tuvo una madre amorosa que velaba por su bienestar, también tenía un padre alegre y jovial que le celebraba sus pequeños logros, y no estaba de más decir que también sus tropiezos, «caer no era el fin del mundo» había dicho su padre cuando Loki fracaso en el soccer. «No estés triste campeón, quizás el soccer no es lo tuyo, pero seguro que serás genial en otro deporte» aquellas palabras fueron acompañadas de un gran vaso de malteada de fresa con una bola de helado de vainilla y crema batida.

El pequeño Loki a sus seis años realmente se sentía un niño afortunado por ser amado, estaba seguro que en otra vida debió ser una gran persona para que la vida le compensará con su maravilloso hogar.

Cuando entró a primer año de primaria a aquel bonito colegio sintió nervios, claro estaba no era la primera vez que se apartaba del lado de sus padres, en preescolar también asistía sin sus papás, pero en aquel entonces los niños eran de su edad, ahora era diferente.

Observó a los niños de todas las edades ir y venir casi corriendo por los pasillos para llegar a sus clases, suspiro una vez más armándose de valor para entrar, dio una mirada en dirección al auto donde sus padres seguían agitando las manos en señal de victoria alzando los pulgares, sonrió por reflejo al verlos tan animados, aunque supo que ellos también estaban tan nerviosos como él, le bastaba ver a su padre con aquella sonrisa que apenas podía mantenerse fija en su cara, su madre ya estaba haciendo unos sutiles pucheros al ver cómo su pequeño ya iba a la escuela de los niños grandes.

Soltó lentamente el aire, abrazó su lonchera que tenía unos dibujos de la caricatura del momento, sin pensarlo mucho entró a aquel edificio mezclándose con los otros niños, sabía cuál era su salón, durante el recorrido se lo mostraron así que no se perdería.

Abrió la puerta del salón que estaba marcado con un letrero que decía 1-A una sonrisa se pintó en su rostro mientras comenzó a recitar mentalmente palabras con esa vocal «A de aplicado, astuto, ágil..a»

 —Anormal, quítate de la puerta ¿no ves que queremos pasar?

Exclamó un niño que sin darle tiempo le empujó con ambas manos.

Esto tomó a Loki por sorpresa por lo que perdió el equilibrio cayendo de bruces al suelo.

El niño que era más alto que él pasó por un lado mientras se reía al ver al pelinegro aun confundido por el brusco empujón, los niños que vieron la escena comenzaron a reír como si hubieran escuchado el mejor chiste de su vida.

—Olvida lo que dije, no eres anormal sino subnormal ¿te quedaras ahí como si fueras un tapete?

Sintió cómo le ardía el rostro, como pudo se puso en pie sintiendo que le escocían los ojos, iba a dar media vuelta para marcharse, pero chocó de frente con unas piernas.

—¡Epa! ¿A dónde vas pequeño? Las clases están por comenzar. —El hombre le tomó de la mano para hacerlo entrar al salón.

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