eight pt two

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varias horas después, llegaron a su destino.

los jóvenes comenzaron a bajar y a tomar sus pertenencias, para dirigirse a la casa que habían alquilado.

era algo grande, lo suficiente para ocho personas. estaba pintada de un color coral, había algunas decoraciones en ésta. era de dos pisos, contaba con cinco habitaciones, tres baños, sala de estar y la cocina, que tenía una isla de mármol blanco.

en seguida, escogieron sus cuartos y minho estaba seguro que nunca había hecho mejor elección que ésa.

la habitación era amplia, se encontraba en el primer piso, había una cama matrimonial, pintada de un azul marino, un tocador de madera y tenía  canceles con una bella vista al mar.

el pelinaranja estaba encantado con el dormitorio.

— ¿te gusta? —habló una voz que reconocería en cualquier lado, haciéndolo saltar un poco, pues seguía viendo cada detalle del lugar.

cuando volteó a ver al dueño de la voz, vio a chan, que se encontraba con las valijas en las manos, dejándolas al lado de la puerta.

lee estaba seguro de que él ya había dejado las suyas.

no puede ser, ¿va a quedarse conmigo? se preguntó el menor, esperando que no sean las maletas del australiano.

— t-tú, —comenzó algo nervioso, sin mirar al castaño. — ¿vas a dormir aquí?

chan rió levemente y se acercó al de cabello naranjas, tomándolo por la cintura, lo apegó a él y lo besó. minho no pudo evitar corresponderle.

— ¿no quieres que esté aquí contigo, honnie? —inquirió, cuando se ya se habían separado, haciendo un leve puchero.

mierda, quería pero había algo que se lo impedía.

el coreano no supo qué responder, así que solo agachó la mirada, evitando enfrentarlo.

— si no quieres está bien. —susurró y depositó un pequeño beso en su frente, listo para darse la media vuelta, tomar sus pertenencias y salir. 

ya encontraría con quien dormir.

minho tomó su mano, deteniéndolo, haciendo girar a chan extrañado. el pelinaranja negó con la cabeza lentamente.

— quédate conmigo. —dijo en un susurro, mirándolo suplicante.

bang solo se limitó a reír leve y asintió.

en seguida comenzaron a desempacar sus cosas y cuando acabaron, se dirigieron a la cocina, donde estarían los demás chicos. morían de hambre así que decidieron hacerse algo de comer. cuando terminaron, todos se sentaron a comer, y de vez en cuando bromeando, provocando risas en los jóvenes.

— ¿deberíamos de meternos al agua después? —inquirió seungmin, mirando a los presentes.

sin dudarlo dos veces, todos asintieron emocionados. por lo que, después de comer y limpiar, fueron a sus dormitorios a cambiarse y usar sus trajes de baño.

minho no quería ni alzar la mirada, estaba demasiado apenado y no entendía cómo es que el mayor estaba tan normal.

literalmente chan se estaba cambiando en frente del pelinaranja sin pudor alguno.

lee, por su parte, traía un short de mezclilla y su camisa negra aún debido a que no quería cambiarse frente al australiano.

no quiso, mierda, de verdad que no pero cuando su mirada se posó en el cuerpo de bang, tragó duro.

se veía tan jodidamente caliente que el de cabellos naranjas sintió como si le hubiesen robado el aire. su abdomen  totalmente trabajado hacía que no pudiera sacar su mirada de él.

chan ya traía su traje de baño y su torso estaba completamente desnudo, se podía apreciar aquella linda blanquecina piel.

— ¿te gusta lo que ves? —se burló el australiano en cuanto atrapó al menor viéndolo. 

minho en seguida volvió su mirada al suelo mientras jugaba con sus  dedos. sentía sus mejillas sonrojarse.

bang soltó una sonora carcajada, acercándose a su amigo de cabellos naranjas y se puso de cuclillas en frente a éste, apoyando sus manos sobre las rodillas del menor.

— está bien, solo bromeaba. —sonrió levemente, para luego darle un pequeño y corto beso. — ¿no te vas a cambiar? —cambió de tema.

debido al inesperado beso, minho se encontraba con la mente en blanco. hasta que se dio cuenta que el castaño le había hablado.

en seguida asintió frenéticamente, provocando risas leves en el mayor.

— claro, yo... iré al baño. —dijo, tomando sus cosas, dispuesto a salir de la habitación. sin embargo, una voz lo detuvo.

— puedes cambiarte aquí si gustas. —sugirió el mayor, con descaro. 

minho sintió como todos los colores se le subían a la cara. provocado más risas en el castaño. y sin decir más, salió del dormitorio.

cuando regresó a la habitación, chan seguía en la cama, sentado recargando en la cabecera de ésta, mientras revisaba su móvil. no se había dado cuenta que lee había regresado hasta que el menor dejó caer uno de los ganchos al piso estrepitosamente.

el australiano abrió los ojos y miró al pelinaranja, sorprendido.

— ¿cuándo has llegado? —cuestionó.

— hace un rato, en realidad. —admitió el coreano.

minho terminó de guardas sus cosas en el armario y sacó el bloqueador para evitar quemarse con los rayos del sol. prosiguió a echarse en el torso, brazos y un poco en la espalda.

lee estaba tan distraído que lo siguiente que vio fue como el bloqueador le fue arrebatado de sus manos. cuando se giró, observó como chan se echaba en la mano para después sentir ambos dorsos en su espalda comenzando a esparcir el líquido blanco por ésta.

el menor se sentía algo incómodo, pero no creía que era capaz de decirle al castaño que parase. además, no alcanzaba bien su espalda y lo último que quería era regresar a casa con la piel roja debido a los rayos solares.

— gracias. —susurró el de cabellos naranjas, cuando el australiano ya había terminado.

chan se limitó a sonreír levemente, dándole a entender que estaba bien, para después depositar un pequeño beso en la nariz del coreano.

— ¿deberíamos irnos ya? seguro los chicos ya están afuera. —estiró su mano en dirección a lee, para que así la tomase. el menor asintió frenético, aceptando su mano.

y así fue, los demás jóvenes se encontraban esperándolos, charlando animadamente con las cosas que necesitarían. listos para ir a la playa.



kiss me ★ chanho, banginhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora