nine

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dos semanas después, ya estaban de vuelta en casa. ambos jóvenes salían a veces solo ellos o con sus demás amigos.

sin embargo, aquel día, por alguna razón, hacía demasiado frío que incluso nevaba. 

en realidad a ninguno de los dos chicos les agradaba la idea de salir de sus casas debido a la temperatura que había en la ciudad. 

¿quieres venir? —inquirió minho, cuando el castaño contestó el teléfono.

— claro, ¿vamos a tomar chocolate con malvaviscos? —preguntó el australiano, divertido. 

es lo que siempre hacemos, ¿no? —replicó, encogiéndose de hombros, aunque sabía que el mayor no podía verlo.

chan aceptó riendo, por lo que en seguida tomó un buzo negro, una chaqueta de mezclilla del armario que se encontraba en su habitación y sin más rápidamente fue escaleras abajo, donde vio a su madre que se encontraba sentada en la sala, mirando la televisión.

— voy a salir con minho. —avisó chan, tomando sus llaves apunto de salir cuando la señora bang lo detuvo.

— está nevando, christopher. —replicó la señora. — ¿por qué no te quedas aquí hoy?

el aludido hizo una mueca.

— estaré bien. —dijo despreocupado y tomó el pomo de la puerta entre su mano.

de nuevo, su madre lo detuvo.

— ve, —dijo y cuando lo giró, volvió a hablar, provocando que el joven echara la cabeza hacía atrás, algo fastidiado por la actitud de su progenitora. — pero ponte esto. —cuando llegó frente al joven le puso un gorro y una bufanda tejida.

chan susurró un gracias y salió de la casa, sintiendo el aire frío darle en la cara. por lo que, de mala gana sacó sus manos de los bolsillos de su chaqueta y alzó la bufanda hasta su nariz, para en seguida volver a meterlas en los bolsillos.

pronto no sentiría las piernas, así que tomó un autobús hasta lo del pelinaranja. en realidad no quedaba muy lejos pero moriría de frío si caminaba hasta allá. 

al poco rato llegó y caminó rápido hasta la puerta, donde tocó desesperadamente ésta, mientras levantaba las piernas en un intento de mantenerse caliente.

pronto, minho abrió la puerta y le sonrió, haciéndose a un lado para dejar pasar al mayor y cerrando la puerta detrás de él. seguro el australiano moría de frío.

— siento haberte hecho venir a pesar de que está nevando. —habló minho apenado.

chan negó con la cabeza mientras se quitaba el gorro y la bufanda, colocándola en el perchero que se encontraba a un lado de la puerta.

luego se acercó a él y con un brazo, rodeó la pequeña cintura del menor, apegándolo más al castaño para después besarlo en los labios en forma de saludo.

minho sin dudarlo dos veces le correspondió.

— está bien, me gusta estar contigo. —susurró chan sobre los labios ajenos cuando se separaron para después depositar otro beso.

minho sonrió, sintiendo sus mejillas enrojecerse levemente.

pronto, se dirigieron a la cocina, para preparar el chocolate caliente y colocando algunos malvaviscos al final.

decidieron que verían alguna película en la sala para así disfrutar su bebida.

— tenemos que ver ésta. —habló el menor cuando ya estaban en el sofá. tenía una película en la mano; parecía romántica, pues en la portada había un chico cargando a una muchacha de cabellos rubios mientra la lluvia los empapaba. chan rió levemente y asintió. — jamás la he visto, así que quise verla contigo. —susurró esto último, algo avergonzado por la confesión.

bang creyó que era la cosa más pura que había visto en toda su vida.

en seguida, lee sacó el cd de su caja y lo introdujo en el dvd para después regresar junto al mayor, sentándose a su lado.

la película empezó y ambos jóvenes estaban concentrados viéndola, de vez en cuando llevando las tazas a sus labios, sintiendo como el chocolate caliente bajaba por su garganta.

cuando chan terminó su bebida, dejó la taza en la mesa del centro y se acercó más al menor, para después reposar su cabeza en la curvatura del último.

debido a la cercanía, el castaño sentía su corazón acelerarse. no quería separarse nunca de minho.

al cabo de un rato, la película había terminado y el australiano no pudo evitar depositar un corto beso en la nariz del menor, quien la arrugó levemente.

luego, chan palmeó sus muslos. minho al principio dudó pero terminó cediendo, sentándose a horcajadas sobre el regazo de bang.

chan rodeó sus manos en la cintura del pelinaranja, quien lo imitó pero éste rodeando su cuello y lentamente sus labios se unieron en un nuevo beso, lleno de ternura.

el castaño le agradeció al chocolate caliente, pues los cerezos de minho sabían delicioso.

el australiano mordió levemente su labio inferior, provocando que lee abriera un poco la boca y el mayor introdujera su lengua, explorando la cavidad bucal del menor.

se separaron un poco debido a la falta de aire, mientras se miraban con una sonrisa levemente.

luego, volviendo a besarse en un hambriento beso, provocando chasquidos al separarse llenando la habitación. al mismo tiempo que intentaban acercar más su cuerpo, si es que eso era posible.  

kiss me ★ chanho, banginhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora