《Capítulo 2》

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Narrador omnisciente.

—¡Buenos días! —saludó el pequeño Oliver.

La pelirroja alzó la mirada y lo observó.

—Hola —saludó sin más.

La pequeña caminó hasta sentarse en una silla junto a la mesa.

—Ah, buenos días, ___________________ —saludó Lucas con calma, entrando al comedor.

—Buenos días —habló tranquila.

Oliver la miró con la cabeza levemente ladeada; ella no sonreía y parecía tener la mirada oscura y apagada, además de que tenía una actitud demasiado indiferente.

—¿Tienen hambre? —preguntó el adulto, entrando con un plato de galletas.

—¡Sí, gracias! —exclamó Oliver sentándose en la mesa.

Lucas sonrió y miró a la pequeña, quien miraba el plato con indiferencia.

—¿Estás bien, _________________?

—... Sí —dijo simplemente, estirando su mano para tomar una galleta y comerla.

Oliver la miró preocupado y curioso, masticando una galleta.

—Bueno, en ese caso, luego me gustaría hablar contigo —dijo Lucas.

La niña solo asintió con la cabeza.

—¡Y luego puedo presentarle a mis amigos! —exclamó Oliver sonriendo.

Lucas sonrió y asintió.

—Ya terminé —avisó la pelirroja.

—De acuerdo. Acompáñame, _________________ —pidió el adulto extendiendo su mano hacia la pequeña.

La menor miró la mano del mayor y lo pensó; lentamente, acercó su mano hasta tomar la de Lucas.

El mayor le sonrió para calmarla, a lo que ella correspondió el acto muy levemente.

Oliver alzó la mirada y, justo cuando ella sonrió, la miró.
Un leve brillo inundó los ojitos rojizos del pequeño; su corazón comenzó a latir levemente más rápido y su rostro enrojeció un poco. Tragó saliva y caminó hacia afuera del lugar.

La pequeña caminó con Lucas hacia el interior del búnker; recorrieron pasillos con diversas puertas, todo hecho completamente de metal.

—¿Adónde vamos? —preguntó la niña finalmente.

—Te contaré algo, _______________ —habló con calma el mayor—. Existe o existió un hombre, William Minerva. —La niña lo miraba con atención y curiosidad—. Él parecía conocer lo que sucedía en este mundo y enviaba mensajes encriptados a los niños, para que ellos pudieran descubrir y decidir su destino. Enviaba claves en código morse que son cruciales para descubrir la verdad de este mundo.

—Ya veo... Y ese hombre... ¿Está aquí?

—Me temo que no, pequeña. Cuando yo era pequeño, también me escapé con mis amigos con la intención de buscarlo. Sin embargo, no lo encontramos y, en nuestra llegada a aquí, todos mis amigos murieron —contó con tristeza.

—Lo lamento, Lucas... —habló con pena. Segundos después, algo hizo clic en su cabeza—. Dices que... tú y tus amigos escaparon de las granjas. ¿Eso es posible?

—Con el debido plan y las debidas preparaciones, sí, es posible.

"Entonces, sí podría sacarlos de allí" —pensó la pelirroja con esperanza.

Cuentos de noche-TPN •Oliver y tú• [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora