《Capítulo 3》

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Narrador omnisciente.
La pequeña despertó con normalidad. Se estiró, se ubicó en tiempo y espacio, y se dirigió al baño a lavarse su cara y sus dientes.

Volvió a su cuarto a vestirse con un pantalón marrón y una remera blanca, calzando unas zapatillas rojas que allí había. Siendo honestos, tomó lo primero que encontró en su ropero.

Bajó con un bostezo y observó a sus amigos reunidos en el comedor de la colorida casa.

—Buenos días —saludó Gillian con una sonrisa. Todos la miraron sonriendo.

—Buen día —respondió con calma la pelirroja, terminando de bajar las escaleras y acercándose al grupo.

—Ah, veo que despertaste —habló Lucas entrando sonriente y con una bandeja con tazas y galletas.

—Buen día —dijo sonriente la pequeña, a lo que el adulto saludó con la cabeza.

—¿Cómo dormiste? —preguntó Oliver.

—Bien, gracias —respondió sentándose en una silla—. ¿Qué hay de ustedes? —Los miró.

—Hemos descansado, pequeña —dijo Paula sonriendo levemente.

—Aquí tienes, bonita —habló Lucas acercándole una taza y un pequeño plato de galletas.

—Muchas gracias. —Le sonrió y procedió a comer con calma.

Todos desayunaron entre charlas y risas; estaban tranquilos y, aunque no les gustara, de a ratos discutían sobre estrategias contra los demonios o sobre el entrenamiento.

Cuando terminaron de desayunar, se dispersaron todos a hacer diversas actividades.

Ella se quedó pensando un momento y observó a Zack lavar las tazas y todo lo que habían usado para desayunar.

Se puso de pie y caminó a su habitación; una vez ahí, sacó una caja de su ropero y la abrió.

Había podido recuperar las cosas que había traído de su antiguo hogar.

Le entristecía mucho no tener una foto de sus hermanitos, no quería olvidar sus rostros.

Miró los libros que llevó con ella y los hojeó por un buen rato.

Cuando cerró el último, dejó que su mirada se perdiera en el suelo.

Ella tenía seis años, Ray tenía tres y Norman y Emma dos. La edad en la que los envían sin falta es a los doce; si ellos logran desarrollar una gran inteligencia podrían llegar a esa edad.

Pero eso para ella era algo incierto; no sabía si ellos podrían alcanzar la inteligencia necesaria para sobrevivir. Solo le quedaba esperar que así fuera.

Sí.

Los iba a rescatar.

Tenía que pensar que pensar en algo sólido y seguro; aún tenía un par de años pero estaba convencida de que sería complicado.

Tenía que averiguar todo lo que pudiera de Grace Duele sin que sospecharan y tendría que manejar mejor armas y una defensa propia.

Volvió a guardar sus libros en la caja y lo volvió a guardar en el ropero.

Se puso de pie y corrió a hablar con Zack.

El último estaba secándose las manos mientras se dirigía al exterior.

—¡Zack!

El mencionado se giró curioso y, al verla, sonrió con ternura.

—Dime, pequeña.

Cuentos de noche-TPN •Oliver y tú• [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora