Capítulo 8

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Namjoon POV.

Jimin me miró, estaba asustado, o quizás molesto, o tal vez asqueado. Realmente no sabía que pasaba por su cabeza en ese instante y tampoco quería saberlo, tan solo esperaba que me diera palabras de aliento, que me aconsejara, que me ayudase a encontrar una mejor solución para mi situación. Esperé, quizás minutos o segundos, la verdad es que el tiempo parecía irse volando ante aquel silencio incómodo, respiré cansado y cuando por fin estaba a punto de decirle algo, él se anticipó.

— Estas actuando como un maldito idiota, lo sabes  ¿verdad? — bajé la vista —. No te pienso juzgar, porque no entiendo tu dolor, pero quiero darte un consejo, Nam

— Dime

— Siempre recuerda que SeokJin y tú sólo son un buen polvo el uno para el otro, ¿bien? — no entendía a que se refería, pero guardaría su consejo, porque si Jimin lo decía, era porque estaba viendo algo que yo no.

Normalmente es más fácil para el resto de las personas ver nuestros propios errores que para nosotros mismos, como consecuencia de ello solemos ir cometiendo el mismo error una y otra vez, y eso era precisamente lo que no quería así que las palabras de Jimin las clavaría en lo más profundo de mi mente para nunca olvidarlas.

Pasamos el resto de la tarde en mi casa viendo películas y series, comiendo palomitas y bebiendo gaseosa, bueno Jimin lo hacía porque yo odiaba la gaseosa y ni siquiera sabía porque, simplemente un día fue algo asqueroso y jamas volví a beberla.
Recordaba la cara de Jungkook cuando fuimos a McDonald's y me dijo qué si prefería una gaseosa de cola o de lima limón y yo le dije que de ninguna porque no me gustaba. Por dios, había sido la mejor cara que había visto, de hecho Jin y yo no parábamos de reír ante ello; había sido jodidamente épico.

Ya que lo pensaba, muchos de mis mejores momentos habían sido con Jungkook, y ni siquiera lo había notado. Quizás era porque Jungkook solía ser más aventurero, y Taehyung era más bien algo tímido, tierno e inseguro. Él no se subía a la montaña rusa porque le causaba terror, tampoco entraba a la casa de los sustos porque seguro que salía traumado, tampoco gustaba de las actividades "peligrosas" como ir a jugar paintball, o patinar en hielo; y no era que Taehyung odiara todas esas cosas, era que simplemente decía "no" y yo no podía objetar absolutamente nada porque él podía hacer y deshacer conmigo a su antojó y jamas iría en contra suya. Sin embargo Jungkook se arriesgaba, sin importar qué o quién, si él quería hacer algo lo hacía libremente sin importar las consecuencias, y yo, bueno, era un punto medio entre ambos chicos, pero estando a veces más del lado de Jungkook resultó que la mayoría de mis aventuras fueron en él y eso solo me hacía recordar que era mi mejor amigo, y que sentir esa clase de odio o rencor que me encontraba sintiendo por él, no era para nada sano.

Yo maba mucho a Taehyung, y seguía doliendo; a cada respirar era más y más tortuoso el saberlo ajeno, especialmente el saberlo en brazos de mi mejor me partía no solo el corazón sino también el alma.

Cada vez que lo pensaba de nuevo, el corazón se me oprimía y sentía como si mil dagas envenenadas me atravesarán el pecho.

Era horrible, claro que lo era. ¿Pero que podía hacer? Yo ya había entendido mi lugar, ya había logrado procesar el hecho de que, para Taehyung yo sólo era un mejor amigo y quizas su cómplice. Había costado trabajo asimilarlo, recordaba haber llorando unas diez veces abrazando y mojando con mis lágrimas la almohada antes de ponerme de pie frente al espejo y hablar conmigo mismo para pedirme, para suplicarme que dejara de tener esperanzas con Taehyung porque él jamás en la vida me amaría, porque él ya tenía a quien amar, y porque ese alguien era mi mejor amigo. Me rogué para concentrarme en SeokJin, para dejar que todo el dolor y frustración se desvanecieran ante el más mínimo roce de su piel con la mía, ante el más mínimo contacto de mis labios con los suyos; había sido difícil, lo seguía siendo, pero estaba mejor porque ya no tenía que asimilar la idea, ya solo era cuestión para reparar el dolor y poder sanar mi corazón.

— ¿Estás llorando? — Jimin me miró con dulzura, acto seguido se acercó a mí y me estrechó entre sus brazos.

Se sentía cálido, y olía a cafe. Taehyung odiaba el café.

— Maldita sea, quiero odiarlo Jimin, en serio quiero — no dijo nada, solo se mantuvo escuchando todas y cada una de mis quejas —. ¿Por qué Jungkook? ¿Qué tengo de malo? Incluso SeokJin lo prefiere, incluso cada que follamos piensa en él. ¿Qué se supone que haga, Jimin? Yo amo a Taehyung, lo amo con todo mi corazón, y Jungkook me lo robó — sabía que no era así, sabía que Jungkook no me había robado absolutamente nada, pero quería convencerme de ello para al menos sentir rencor; prefería mil veces eso a aceptar que jamás fui capaz de ganar el corazón de la persona que amaba

— Él no te robó nada, Namjoon. Lo sabes, pero estas demasiado dolido para aceptarlo

Jimin era perfecto. Era perfecto en el sentido en que sabía que decir, cómo, cuándo y dónde. Sabía a quién también, y la manera exacta en que las palabras llegarían al fondo. Tal vez si me hubiera enamorado de alguien como él, o de él más bien, jamás me hubieran roto el corazón, Jimin nunca me haría sufrir, él no me haría llorar, ni mucho menos preferiría a mi mejor amigo por encima de mí. No.

Jimin era un ser humano precioso que seguramente me cuidaría y amaría inmensamente siempre que yo se lo permitiera. Sí; Jimin hubiera sido perfecto para mí, pero desgraciadamente había llegado a mi vida en el momento en el que yo ya me encontraba amando a alguien más, y eso era tan horrible, tan molesto. Lo odiaba, estaba enojado con Jimin por no llegar antes, dios que tonto.

— ¿Qué demonios crees que haces, imbécil? ¿Crees que soy ese tal SeokJin o qué? — dijo cuando, en medio de mi dolor, me acerqué a él con intenciones más allá de un simple abrazo —. ¿Se te olvida que tengo novio? — no dije nada, pero Jimin parecía estar furioso, y él nunca se enfadaba conmigo —. Vamos Nam, eres mejor que esta mierda, ¿o es que vas a besar a todos los chicos que vengan y te den consuelo? Pensé que para eso tenías al hermano de Taehyung

— P-perdón

— Vamos, cierra los ojos — me pidió, yo obedecí

Debo decir que, si comparaba los labios de Jimin con los de SeokJin, definitivamente los de Jimin tenían mejor volumen y dulzura. Sin embargo, los de SeokJin eran mis favoritos. Quizás por el sabor, quizás por la complicidad, o tal vez solo se trataba de que, al besarnos, nuestro dolor se unía y eso me aliviaba. No importaba qué, mientras Jimin me besaba yo solo podía compararlo con SeokJin y eso estaba mal, muy mal, no solo porque Jimin no merecía ser comparado con nadie, y SeokJin tampoco, por supuesto, sino también porque cada día me daba cuenta de que pensaba un poco más en hyung y eso era algo anormal. Pensar en SeokJin estaba fuera de mi alcance, yo debía recordar eso.

— Primero intentas besarme a la fuerza y ahora haces como si nada y me quitas la inspiración, por dios no te entiendo

— Pensé que te había molestado que intentara besarte, Jimin

— No me molestó eso, me molestó la manera de hacerlo — rodó los ojos demostrando así que estaba fastidiado —. ¿No me digas que pensaste en Taehyung al besarme?

— ¿Qu-ué?

— Tus ojos brillaron un poco, Nam. Además sonreíste en medio del beso y estoy seguro que no fue por mí — me sonrojé ante aquello pero no dije nada más a pesar de las insistencia de Jimin.

¿Había sonreído al recordar los beso de Jin Hyung?

Seamos más que amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora