— Joder, no sé que haré el día que esto termine — le dije a SeokJin hyung después de haber tenido un buen orgasmo —. ¿Cómo eres tan bueno? — se encogió de hombros mientras sonreía
Jin y yo estábamos bien, y bien no en el sentido de que habíamos reparado nuestros corazones, o que dolía menos el saber que Taehyung y Jungkook eran novios, sino bien en el sentido en el que los besos y el sexo habían dejado de sentirse extraños y ahora eran más exquisitos.
Al principio, aunque era bueno, no podíamos disfrutar como en ese momento porque había salido de una estúpida idea a la que con el paso de los días nos fuimos acostumbrando.
Habíamos estado pasando los últimos días juntos; ya fuera en mi casa o en la suya pero siempre juntos, alejados de la feliz pareja que no se cansaban de demostrarse su amor y por lo cual era imposible estar con ellos, o junto con ellos en un par de ocasiones, pero siempre siendo dos amantes empedernidos.
Jin se había vuelto en mi vida algo así como un hábito, un hábito del cual no te puedes deshacer tan fácil, y del que tampoco quería desprenderme; él era tan amable, tan lindo, tan cordial y atento que yo no entendía como es que Jungkook jamás siquiera le prestó atención; ¡maldita sea Jungkook, el tipo es bueno en la cama, cocina delicioso, es atento y todo un caballero! ¿Qué mierda pasó contigo?
Las sábanas húmedas de nuestro sudor nos pedían a gritos que lo hiciéramos una vez más, pero mi mente me decía que no, que ya habíamos tenido suficiente y apostaba que a hyung pensaba lo mismo porque simplemente se quedó dormido en mis brazos.
— ¿Estamos locos? — me pregunté a mí mismo cuando caí en cuenta de la situación.
Incluso con SeokJin en mis brazos, o debajo mío gimiendo mi nombre y suplicando por más, yo aún pensaba en su hermano. Era una locura seguir con esa especie de "relación", pero después de ese día cuando Taehyung me lanzó aquella mirada de complicidad al saber que me había follado como un maldito enfermo a su hermano, sabía que era lo mejor continuar, al menos hasta que terminara de asimilarlo.
Había entendido al fin que para él yo solo era un amigo más y quizás un cómplice; que la persona él que amaba era Jungkook quien era mi mejor amigo y casi un hermano, y que por más que hiciera algo para que me mirase de otro modo nada resultaría porque solo tenía ojos para una persona y que además, intentar enormemente entre ellos hubiera sido demasiado cruel y que yo no podría ser ese tipo de persona.
Había muchas cosas que se cruzaban por la cabeza, una de ellas era justamente la que le acababa de decir a Jin minutos atras: ¿qué haría el día en que todo aquello terminara? Al principio, en sí la idea de fingir una relación había sido extraña, se volvió peor cuando "fingir" no era suficiente y se convirtió en algo real porque para todos a nuestro alrededor aquello era tan real que nadie dudó nunca sobre cada mentira nueva que decíamos; aunque Jin y yo no teníamos sentimientos el uno por el otro, o bueno no esa clase de sentimientos, básicamente eramos una pareja, después ni siquiera imaginé que duraría tanto tiempo, pero ya habían pasado días e incluso semanas y seguíamos en la misma situación lo cual me llevaba a pensar que todo lo que tiene un principio tiene un final y que, tal y como SeokJin y yo habíamos pactado "algo", en algún momento ese "algo" debía romperse y eso, de un modo u otro me comenzaba a aterrar y no entendía el por qué.
— ¿Por qué tan pensativo?
— ¿Ya despertaste?
— No, estas hablando con un sonámbulo — bromeó —. ¿Ocurre algo malo?
— Solo pensaba en lo qué ocurrirá el día en que esto termine
Me miró con una expresión un tanto sorprendida y un tanto desorientada. Quizás para él tenía sentido tanto como para mí, así que no estaba demás decirle lo que pensaba, mucho menos cuando los últimos días se había vuelto mi fiel compañero de lágrimas y confidente; yo no podía ocultarle nada, y cualquier cosa que fuera la que me pasaba, él la sabría porque yo definitivamente no sabría mentirle.
— ¿Qué debería pasar? — respondió fríamente —. Tú y yo sabíamos que esto sería así, supongo que seguiremos siendo amigos
Y por alguna razón sus palabras habían dolido más de lo que hubiera deseado.
Él tenía razón, ambos sabíamos que todo acabaría tarde o temprano, pero escucharlo hablar de ese modo era extraño; Jin siempre era cálido y alegre, especialmente los últimos días, sin embargo, su tono en ese momento era tan frío y tan poco sutil que me había dolido escucharlo. Había sido un completo idiota al decir aquello.
Ni bien pasaron cinco minutos, me levanté de la cama, tomé mi ropa y comencé a vestirme. Ese día estábamos en mi casa, mis padres estaban de paseo quien sabe donde aprovechando la temporada vacacional. SeokJin había llegado de improviso como siempre mientras yo veía televisión y lo que pasó después, bueno ya es historia.
Sentía su mirada fija sobre mí, y realmente quería mirarlo también y sonreír, o agradecer, o decir que todo estaba bien como solíamos hacer siempre después de follar, pero la realidad era que lo que menos quería era estar a su lado; no en ese momento, no después de que me tratara como si de verdad solo me estuviera usando para complacerse a su mismo.
Estaba molesto, demasiado. Mi corazón estaba acelerado y de no ser porque el calor de lo acontecido minutos antes aún seguía impregnado en la habitación, seguro que mi cara enrojecida por la ira hubiera sido notada.
— ¿Quieres que me vaya? — preguntó luego de un rato en el que mi enojo era lo único que se podía percibir en la habitación
— Puedes hacer lo que quieras
— Entonces nos vemos — se vistió rápidamente y se marchó dejándome aún más molesto
No lo entendía en absoluto, pero cuando hyung cruzó la puerta unas inmensas ganas de llorar me invadieron y yo solo pude pensar que era por la ira. Rápidamente tome mi celular y marqué un número con la esperanza de que respondiera, y afortunadamente para mí, lo hizo.
— Hyung, ¡Hola!
— ¿Puedes venir?
— ¿Ahora?
— Si, ahora — y suplicaba internamente porque cediera
— Esperame en media hora — colgó de inmediato y yo solo agradecí
Debo decir que, además de Jungkook y Taehyung, Jimin era mi mejor amigo aunque no llevaramos más que un par de años de conocernos.
Nos habíamos conocido en una fiesta donde él había sido abandonado por su novio; estaba tan dolido que se embriagó a más no poder y, aprovechando la situación, un imbécil no tan imbécil quiso llevarlo a un lugar más privado, yo viendo lo tierno y vulnerable que era, simplemente no podía quedarme sin hacer nada así que me hice pasar por su novio y lo llevé conmigo a casa donde durmió esa noche. Al día siguiente y después del susto que se llevó al darse cuenta de que había dormido en casa de un extraño, y de explicarle por completo la situación, desayunamos juntos e intercambiamos números. A partir de ahí nos volvimos inseparables, aunque él solía estar más ocupado porque, entre su trabajo, la escuela y su novio actual, apenas tenía tiempo para respirar, sin embargo yo sabía que cuando pidiera su ayuda él estaría ahí para mí a pesar de todo, y cada día, en especial en momentos como ese donde me sentía de alguna manera roto, lo terminaba de comprobar.
— ¡Hyung! — escuché decir desde la calle —. ¿Puedes abrir? — Jimin no solía tocar el timbre —. ¡Date prisa, hace frío aquí afuera!
— ¡Ya voy! — grité desde mi ventana —. ¡Toca el timbre al menos una vez, tonto! — lo vi sonreír feliz mientras sus ojos se hacían pequeños
Cerré de nuevo la ventana para que no se colara el aire frío que comenzaba a sentirse al ocultarse el sol, rápidamente bajé y abrí la puerta para encontrarme con mi amigo quien de inmediato se lanzó sobre mí y metió sus manos frías debajo de mi camiseta para poder molestarme.
— ¡Oye!
— ¿Te rompieron el corazón de nuevo o por qué la urgencia? — mi mente se quedó en blanco al escucharlo decir aquello —. Ya caigo, ¿Taehyung de nuevo, verdad?
— No — me miró con sorpresa —. No me rompie-eron el corazón — tartamudeé en mis últimas palabras y ni siquiera yo entendía el por qué
Fin del POV.
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Seamos más que amigos
FanficUn corazón roto no es fácil de sanar, pero ¿qué tan difícil sería sanar dos corazones rotos? Namjoon y SeokJin han sufrido una decepción amorosa tan grande que sólo entre ellos dos podrán ayudarse mutuamente.