Hace unos años...

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La chica por la que preguntaba Adora, solo era una amiga. La historia remontaba dos años y medio tras la ruptura con Adora.

Le había visto por los pasillos. Su caminar era presuroso y usaba ese uniforme feo característico de los médicos clínicos no intervencionistas. Eso significaba que su área de especialidad era solo consulta. Nunca nos veríamos en el piso de cirugía y agradecía eso. Rotar en cirugía como residente tras un millón de experiencias traumáticas respecto al intercambio de fluidos entre residentes e internos, me habían dejado con un mal sabor de boca.

No tenía tampoco tiempo para ver a alguien de manera romántica. Era complicado tener tiempo para mí, no se lo daría a alguien más.

La segunda vez que nos vimos, fue la cosa más estúpida. Me puse nerviosa y terminé tropezando justo de frente. Se detuvo amablemente para ayudarme.

-¿Estas bien? –Su rostro inexpresivo y joven me decía que no le importaba, solo intentaba ser amable. -¿Te dolió?

Claro que me había dolido, no estaba a discusión.

-No, estaré bien.

-Excelente, nos vemos –Dio unas palmadas en mi hombro, se levantó y continuó su camino.

Ni siquiera me ayudó a levantarme.

Después pregunté sobre su paradero.

-Ahh, es psiquiatra. Es residente de último año de psiquiatría. Ni te le acerques, todos están locos en esa área. Creo que se apellida Monetti, desconozco su nombre.

Esa información era casi nula. Al menos con el apellido podía preguntar si tenía paciente. Y si, tenía paciente en post operatorio. Un tipo que intentó suicidarse tragando figuritas de acción. Metió una por su ano y terminó en cirugía para extirparlo. Eso le tocó a Hawk.

-Quizá es un poco presuroso –Llegaba Mermista a sacarme del trance. –No te enamoras de un psiquiatra de la noche a la mañana y menos, saliendo de una relación tan fea como la que tuviste. La tipa fue una desgraciada.

Mi ex realmente lo era. Me dejó en el aniversario de año por otra residente con la que se acostaba cuando me decía que tenía guardia. Nada novedoso.

Mermista Dostyan era una de las pocas amigas que había hecho hasta ahora en la residencia. Una chica alta de piel morena y ascendencia persa. Tenía una tremenda facilidad para mandarte al diablo en 3 segundos cuando eras médico y en 1.5 cuando eras paciente. Mantenía contacto con Lonnie y Scorpia, pero los trabajos distintos y ocupaciones de viva adulta, hacía complicado vernos.

-Llegó paciente, Dostyan y Applesauce. Entra por urgencias, necesito que lo estabilicen.

Netossa nos sacaba de la plática y enviaba a trabajar.

Como si el universo conspirara a mi favor, nos topábamos seguido en los pasillos. Nunca se giraba a verme y no me dirigía la palabra. Era una persona muy extraña. No me gusta juzgar a las personas, pero ese cabello desaliñado en colores varios y el uniforme una talla más grande te obligaban a abrazarle. Sentías ternura al verle, era cómico. Su paciente había sido dado de alta y era de suponerse que ya no tendría nada que ver en el piso de cirugía. Después de todo, su departamento estaba muy alejado del mío.

Hasta que un día me dejó un plátano en la mesa del almuerzo. Supuse que era un buen regalo y lo devoré. Tenía 6 meses de ya no vivir con Entrapta y entre el hospital y mi desastrosa vida, mi dieta balanceada constaba de fruta de la cafetería, café muy cargado, sándwiches y Modafinilo. Residente de segundo año con mala alimentación y dependiente de drogas para soportar los turnos larguísimos.

Sugar. Parte IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora