05.

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— ¿Cuántos años tienes? —preguntó, acariciando su mano.

— 23 —susurró. Últimamente, hablaba bastante bajo también. Él y Jungkook hablaban un poco más afuera, y Taehyung pensaba que hablando así no volvería a decir en voz alta algo que no debía—. ¿Y tú?

— 19.

— ¿19? —el otro asintió—. ¿Y cuánto tienes aquí?

— Oh, con ellos estoy desde que era niño. Tal vez... ¿11? No recuerdo, en realidad —rió, sus manos estaban entrelazadas, le gustaba sentir que ahora estaba mucho más confiado que antes, que ya no parecía tenerle miedo—. Uh, obviamente, no trabajaba a esa edad. Ellos... yo solo estaba aquí. No tiene mucho tiempo que comencé a trabajar; ya no soy un niño, así que tengo que ganarme mi lugar, mis cosas y mi comida —contó, Taehyung solo le miraba.

— ¿Ellos te obligaron a esto? —Jungkook negó con su cabeza.

— Yo me ofrecí. Dijeron que podían darme algún otro trabajo más simple, que podían encontrar algo para lo que fuera útil, pero yo creí que sería bueno en esto —se levantó cuando visualizó finalmente a Namjoon por el pasillo, haciendo a Taehyung levantarse también—. Y lo soy.

— ¿No lo habías hecho antes de esto?

— No. Ellos dijeron que iban a probarme y les gustó mi trabajo, así que lo hago desde entonces —Taehyung solo asintió, guardando silencio después. A Namjoon le molestaba verles hablando, así que evitaba hacerlo frente a él.

Y también le molestaba que estuvieran siempre de la mano y algunas otras conductas, pero no les impedía hacerlo. Jungkook era más eficiente ahora. Es cierto que no tendría por qué soportar inconvenientes, pero Jungkook era especial y, como había mencionado antes, tal vez todos ahí estaban algo encariñados con él, a pesar de todo.

Lo conocían desde niño, todos lo habían visto crecer. Lo habían visto convertirse en lo que ahora era. Y, aunque hace años no habían visto su rostro, claro que lo recordaban. Sabían quién era él, su historia y la forma tan desastrosa en que terminó en un lugar como ese.

Tal vez todos se sentían responsables de cuidarle.

El trabajo era algo más tranquilo ahora, al menos para Taehyung; ya no se sentía tan abrumado por lo que tenía que ver. Había estado ya más de dos meses ahí, teniendo que hacerlo, por lo que tal vez ya se había acostumbrando a esa rutina.

A fin de cuentas, todos los tipos que estaban ahí, lo estaban por algo; había una razón, nadie ahí era inocente, así que posiblemente Taehyung había aprendido a dejar de pensar demasiado en eso. Ya podía dormir un poco mejor que antes, ya no se quedaba tan perturbado por las escenas tan grotescas de las que tenía que ser testigo.

Aunque claro, la cantidad de billetes que Jungkook le entregaba después de cada trabajo eran un buen incentivo para intentar hacer las cosas un poco mejor. De todas formas, ya sabía que no podría salir nunca de ahí.

— Detente —pidió Namjoon, y Jungkook solo tenía que mirar a Taehyung, quien se mantenía a unos pasos de él; no tan cerca, pero tampoco tan lejos como los demás. Tan solo le miraba y eso era suficiente para poder detenerse.

Y claro que Namjoon ya había intentado volver a deshacerse de Taehyung cuando vio que ya no tenía que abrazarle, pero Jungkook necesitaba verle ahí, era él quien le devolvía a la realidad, le ayudaba a detener sus impulsos cuando tenía que hacerlo.

Una vez terminaron, Taehyung se acercó. Jungkook se quitó los guantes y los entregó junto a su arma a su nuevo ayudante, después extendió su mano, Taehyung la tomó y salieron juntos de ahí.

Soothing 태국 Taekook •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora